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¿Comienza a vislumbrar China una convivencia con el Covid-19? Todavía es pronto, pero podría decirse que se está avanzando en la dirección correcta. El gigante asiático ha dado, por primera vez en dos años, su brazo a torcer, aunque sea un poco, y ha relajado ligeramente las estrictas medidas anticovid que imperan en el país. Los mercados han celebrado estas noticias con el Hang Seng hongkonés repuntando casi un 8% este pasado viernes, una circunstancia que desde J. Safra Sarasin Sustainable AM creen que denota la impaciencia de los inversores. “El repunte pone de manifiesto que los mercados están desesperados por ver señales del fin de la política de ‘Covid cero’, sentencian.

No obstante, apuntan desde la firma suiza, el fin de esta política no será un “proceso rápido” para China, ya que la progresiva apertura “producirá un aumento de casos, al igual que en el resto de los países”.

“¿Qué harían las autoridades chinas? Un aumento de los contagios que empiece a desbordar el sistema sanitario podría llevar a las autoridades chinas a endurecer de nuevo las restricciones para limitar el número de muertes”, indica Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarsin Sustainable AM. Eso, añade, haría que el proceso de reapertura fuera “más prolongado y probablemente tardaría algunos meses”.

Para la experta de la gestora helvética, es “probable” que China “haga todo lo posible por evitar lo que ocurrió en Hong Kong” a principios de este año, cuando los casos se contaban por millares debido a un rebrote de la variante ómicron. Sin embargo, hay un problema: muy poca población está inmunizada. Hong Kong, indican desde JSS AM, es un “importante caso de estudio para China”, ya que “la población recibe vacunas similares y la proporción de ancianos es solo ligeramente superior a la de China”.

China carece de vacunas y opciones de tratamiento efectivas, tiene una tasa de vacunación peligrosamente baja para las poblaciones de mayor edad y un sistema de atención médica muy estresado”, explicó el pasado octubre Xi Chen, profesor asociado de política y economía de la salud en la Escuela de Salud Pública de Yale.

Según datos de ‘Bloomberg’, menos del 86 por ciento de la población mayor de 60 años ha sido vacunada del todo y únicamente el 68% ha recibido dosis de refuerzo. Asimismo, la campaña de vacunación ha decaído en los últimos meses, ya que los esfuerzos se han desviado a los cribados masivos recurrentes.

“Habría que aumentar mucho más la tasa de refuerzo entre las personas mayores para contener el número de muertes. La nueva vacuna de refuerzo inhalable (Cansino) podría cambiar las cosas. En cualquier caso, China no podría evitar un aumento de contagios que amenazara con desbordar el sistema sanitario durante un tiempo”, apunta Chivakul.

Y es que la vacunación supone una diferencia radical en la reapertura. En Hong Kong, la tasa de mortalidad entre personas de la tercera edad se elevó al 0,14% per cápita. Según datos de la firma helvética, Taiwán, una población mucho más vacunada, que tuvo su brote durante la reapertura en la pasada primavera y la tasa de mortalidad fue del 0,054% durante los períodos más duros. “Las muertes en números absolutos son similares entre Taiwán y Hong Kong, pero la población de Taiwán es tres veces superior”, indica Chivakul.

Asimismo, la experta de la gestora suiza señala que no prevén que China espere a fabricar sus propias vacunas de ARNm para comenzar su proceso de reapertura, aunque esta no se producirá antes de mediados de 2023 según sus estimaciones. “Según un estudio de la Universidad de Hong Kong, la vacuna contra el Covid-19 de Sinovac proporciona un 98% de protección contra la muerte o la enfermedad grave”, explica.

Pero tan importante es prevenir, como estar bien preparado para el aumento de casos. Incluso con tasas de refuerzo más altas, sería imposible, por una mera cuestión biológica, que China no experimente un aumento de casos, hospitalizaciones y muertes una vez que se levanten las restricciones. “Si tomamos la tasa de mortalidad de Taiwán y la aplicamos a la población de China, todavía se traducirá en casi 800.000 muertes”, detalla Chivakul.

Sin embargo, hay una diferencia radical: Taiwán tiene muchas más camas de hospital disponibles. Los datos de J. Safra Sarasin Sustainable AM reflejan el estado insular cuenta con 7,1 camas de hospital por cada 1.000 personas, mientras que la cifra de China, según el Banco Mundial, es de 4,3 camas por cada 1,000 personas en 2017, último año en el que organismo recogió estos datos. “Para reducir la tasa de mortalidad, tendríamos que ver algunas señales de que China empieza a priorizar el gasto en instalaciones sanitarias”, afirman desde la firma helvética.

Sin más camas de hospital, explica Chivakul, es probable que veamos un período en el que las restricciones “van y vienen en diferentes partes del país”, ya que la política contra el Covid-19 es aplicada por los gobiernos de cada región china. “Todavía se tardaría hasta el cuarto trimestre de 2023 en poder reabrir completamente. Durante ese periodo, todavía esperamos mucha incertidumbre en la actividad real, aunque los mercados financieros podrían ver a través de eso y valorar la reapertura completa más rápidamente”, sentencian.

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