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Charles McQuillan/Pool image/Getty Images

La primera ministra Theresa May no ha tenido más remedio que ceder y aceptar un posible retraso del Brexit, previsto para el 29 de marzo, si no consigue que el Parlamento británico apruebe el Acuerdo de Retirada. Este martes ha anunciado en la Cámara de los Comunes que convocará una votación para que los legisladores decidan sobre esta cuestión, y acatará su decisión, en caso de no lograr el visto bueno a su plan.

La prórroga del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que es el que recoge los plazos para la salida de un país de la Unión Europea, era el menor de los males entre los que ha tenido que elegir May. La 'premier' era partidaria de aguantar para poder presionar a Bruselas en las negociaciones con la posibilidad de un Brexit 'duro' si no accedía a cambiar algunos puntos del acuerdo, pero al final la decisión de los laboristas de apoyar la celebración de un segundo referéndum, unido a las voces dentro de los 'tories' que reclamaban una prórroga, han terminado por aplacar a la primera ministra.

La decisión de May de convocar esta votación supone, al menos por el momento, que se aleja la posibilidad de que haya un Brexit sin acuerdo. Aunque al final dependerá de lo que decida la Comisión Europea -podría ceder a los requerimientos de Reino Unido, aunque de momento no lo ha hecho y en Bruselas son más partidarios de la prórroga- y, en última instancia, el Parlamento si se produce una votación sobre el retraso de la fecha del Brexit.

En su intervención en la Cámara la 'premier' ha asegurado que las negociaciones con la UE avanzan "a buen ritmo" y no ha descartado que se pueda alcanzar un consenso en el asunto de la frontera con Irlanda, que es el punto más polémico del Acuerdo de Retirada y el que le ha generado verdaderos problemas a la hora de intentar aprobarlo en el Parlamento. May ha asegurado que su Gobierno está "trabajando duro" para lograr lo que los legisladores reclaman para apoyar el plan de retirada, por lo que no descarta que, en última instancia, pueda aprobarse.

Si no lo consigue, es cuando convocará la mencionada votación para retrasar el Bexit, y aunque ha dicho que acatará lo que decidan los legisladores británicos, ha insistido en que cree que no es una buena idea extender la fecha de la salida de Reino Unido de la UE. Tal y como ha explicado, no quiere una prórroga del Artículo 50 porque no cambiará nada. "Las opciones a las que nos enfrentamos no cambiarán: irse con acuerdo, irse sin acuerdo, o que no haya Brexit", ha remarcado May.

Asimismo, la primera ministra explicado cuáles serían las condiciones de la extensión que se pondrían encima de la mesa. "Sería una breve prórroga, no más allá de finales de junio, y tendría que ser de una sola vez", ha señalado May, que ha remarcado que extender el Artículo 50 "creará un borde de acantilado mucho más afilado en unos meses", dando a entender que la 'caída' sería peor en caso de que, tras la extensión del Brexit, las cosas no cambiasen y el Parlamento siguiese sin llegar a un acuerdo.

Lo que ha dejado claro May es que la prórroga, si se aprueba, no eliminaría la posibilidad de que se produzca un Brexit sin acuerdo, y que, pase lo que pase, no se podrá repetir. La 'premier' se ha comprometido con el siguiente calendario: una votación significativa sobre el Acuerdo de Retirada el 12 de marzo como muy tarde, y si el Gobierno no logra que el plan del Brexit se apruebe, presentará una moción que se debatirá el 13 de marzo en el Parlamento para ver si se apoya la opción de una retirada sin acuerdo. Y si la Cámara de los Comunes rechaza tanto el acuerdo como la posibilidad de un Brexit 'duro', para el 14 de marzo May presentará una moción en busca de una "corta y limitada extensión" del Artículo 50.

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