boris johnson donald trump

Boris Johnson parece dispuesto a dinamitar cualquier esperanza de acercamiento entre Londres y Bruselas en la recta final de las negociaciones del Brexit. Su estrategia al 'estilo Trump', con su órdago exigiendo un acuerdo sobre la futura relación comercial antes del 15 de octubre y con las noticias de que prepara una legislación que podría anular algunas partes del Acuerdo de Retirada con la Unión Europea (UE), concretamente las relacionadas con la frontera irlandesa, ha hecho saltar las alarmas. El miedo a una salida dura se ha disparado.

"Los acontecimientos desvían los riesgos de un acuerdo total o parcial hacia una salida dura", alertan los expertos de Berenberg, que afirman que ahora, "más que antes, tenemos que vigilar el riesgo de un Brexit desordenado a finales de año", una vez acabe el periodo de transición. El problema es que todo esto ha ocurrido a las puertas de una nueva ronda de negociaciones entre Reino Unido y Bruselas, y las cosas se están poniendo cada vez más difíciles para el acuerdo.

En opinión de los analistas de la firma alemana, "no está claro si se trata de una estrategia de negociación al 'estilo Trump' para subir la apuesta con la esperanza de que la UE parpadee mientras el reloj avanza o de un enfoque consciente de Reino Unido para socavar las negociaciones en curso sobre la relación futura y conformarse con la salida más difícil posible del mercado único, en lugar de un acuerdo".

Lo que está claro es que en Bruselas no están nada contentos con los últimos acontecimientos. El negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, dijo hace unos días que la fecha límite oficial para el acuerdo era finales de octubre, y tras conocer las intenciones de Londres sobre la frontera irlandesa (prepara, según FT, una legislación que presentará al Parlamento el miércoles y que podría anular la obligación de los británicos de controlar las aduanas en Irlanda del Norte, como se había acordado con la UE) ha dicho que "todo lo que se ha firmado debe ser respetado". Habrá que ver cómo afecta eso a su encuentro de este martes con el negociador británico, David Frost.

En cualquier caso, en Berenberg ven "extraño, cuanto menos, que Reino Unido esté a punto de socavar sus compromisos con Irlanda con la próxima legislación después de haber tomado medidas en los últimos meses para preparar la frontera de Irlanda del Norte para el día de salida". En su opinión, esto sugiere que Johnson trata de "aumentar la presión para conseguir un acuerdo más a su gusto, en lugar de ir por una salida dura", aunque no se puede descartar nada a estas alturas.

La estrategia del 'premier' no aumenta la posibilidad de un buen resultado en las negociaciones, sino que añade problemas a la ya de por sí delicada situación que atraviesa la economía británica. Y es que, dice Berenberg, el coste de un Brexit duro caería con más fuerza sobre Reino Unido. "Esta estrategia podría dañar a Reino Unido más que a la UE, que es mucho más grande", enfatizan los expertos de la firma alemana.

Asimismo, apuntan que una salida desordenada sin acuerdo en áreas clave como el comercio de bienes y los servicios financieros "podría hacer que Reino Unido volviera a entrar en recesión a principios de 2021 y ralentizar temporalmente la recuperación de la UE", aunque "la persistente amenaza de una segunda ola importante de Covid-19 y el posible regreso de los cierres se suman al cóctel de riesgos para la economía británica".

"JOHNSON NO PODRÁ RESISTIRSE AL ACUERDO"

En Goldman Sachs también creen que este órdago del primer ministro británico no es más que una forma de intentar equilibrar la balanza a su favor de cara a las negociaciones, para que Bruselas ceda. "Reino Unido podría decidir en última instancia que el acceso mínimo al mercado común es un precio que vale la pena pagar por la máxima autonomía regulatoria", que es lo que ocurriría con una salida desordenada, ha escrito el economista de la firma Adrian Paul en un informe, según recoge Bloomberg. "Desde una perspectiva política, sin embargo, el atractivo de un acuerdo del Brexit antes del final de un año complicado será difícil de resistir", añade.

Y es que un Brexit duro dejaría a Johnson enfrentando una "triple amenaza" a su liderazgo: primero, porque el Partido Nacional Escocés está cada vez más fuerte y eso favorece la independencia de la región; segundo, porque el líder del Partido Laborista está ganando popularidad; y tercero, sería "una prueba crucial de competencia en la recuperación de la crisis del coronavirus", concluye Goldman.

Noticias relacionadas

contador