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"Decisión inusual", "la medida más polémica adoptada en décadas" o "trauma constitucional sostenido". Estos son algunos de los calificativos con los que los analistas han definido el movimiento del primer ministro británico, Boris Johnson, que ha logrado que la Reina Isabel II apruebe la suspensión del Parlamento hasta poco antes de la fecha límite del Brexit. Todos coinciden en que esta jugada, que impide a la oposición rearmarse para bloquear un divorcio a las bravas, pone a Reino Unido en una situación delicada, pero no se ponen de acuerdo en si hará que la Unión Europea se replantee su postura.

La visión de los expertos es que, ahora más que nunca, Reino Unido camina hacia el precipicio después de un verano relativamente tranquilo. El Brexit está cada vez más cerca pero, en vez de encontrar una solución, cada vez hay más trabas en el camino. Johnson sigue presionando para renegociar el Acuerdo de Retirada y modificar la salvaguarda de la frontera con Irlanda, o dice que de lo contrario el 31 de octubre los británicos abandonarán la UE de forma desordenada. Y aunque Bruselas está dispuesta a escuchar planes "realistas", no está claro que vaya a ceder. Ni si quiera después del movimiento del 'premier', que deja menos tiempo para que Westminster intente detenerle, ya sea con una moción de censura o aprobando una ley que impida el Brexit duro.

Así lo creen los expertos de Berenberg, que apuntan que el cierre del Parlamento británico desde el 11 de septiembre al 14 de octubre hará que Johnson presuma de mayor fuerza negociadora frente a la UE, pero señalan que eso no quiere decir que Bruselas esté más dispuesta a ceder para deshacerse de la controvertida barrera de contención irlandesa o 'backstop'. Aunque así lo crea el primer ministro.

Primero, dicen desde esta firma alemana, porque "la UE ya se está tomando en serio el riesgo del Brexit duro"; segundo, porque "incluso si Johnson intenta aumentar la presión, la UE, mucho más grande, seguiría creyendo que Reino Unido tiene mucho más que perder con un Brexit duro que ella"; y tercero, porque esta medida "refuerza las sospechas de la UE de que el objetivo principal de Johnson es ganar unas elecciones después del Brexit, y no llegar a un acuerdo". Eso sin mencionar que Irlanda es quien tiene la última palabra, porque tendría que aceptar cualquier acuerdo sobre la frontera.

Sin embargo, otros expertos creen que el movimiento de Johnson es inteligente, en tanto que le permitirá presionar a la UE para renegociar los términos de la retirada de Reino Unido. Así lo apuntan desde TD Securities. "La UE es ahora más proclive a ceder con el 'backstop'", remarcan los analistas de esta firma canadiense, que creen que Bruselas está buscando tres condiciones antes de considerar la posibilidad de introducir cambios en el mecanismo de protección de la frontera irlandesa: que el Parlamento británico pueda aprobar el acuerdo resultante; que Boris Johnson se tome en serio la renegociación; y que el Parlamento no pueda evitar el Brexit duro.

Como dicen, todas las miradas de la UE se iban a centrar en lo que ocurriese en las dos primeras semanas de septiembre, ya que esperaban que Westminster actuase para impedir que Johnson propiciase un Brexit sin acuerdo. "La probabilidad de que esto ocurra ha disminuido considerablemente, y parece cada vez más probable que el Parlamento haya sido eliminado de la ecuación" por lo que, "irónicamente, se cumple una de las tres condiciones de la UE para renegociar el 'backstop'".

A eso hay que añadir, dice TD Securities, que las exigencias del primer ministro sobre el Acuerdo de Retirada "se han simplificado", de forma que ahora solo quiere cambiar la salvaguarda irlandesa y el resto del acuerdo "parece aceptable para su gobierno". De esta forma, solo queda una condición sobre la mesa: que el Parlamento británico apruebe el acuerdo resultante. "El cierre del Parlamento ayudará a centrar algunas de las objeciones existentes", de forma que si el acuerdo se somete a votación a finales de octubre, sin tiempo para legislar una prórroga, "algunos diputados conservadores rebeldes y diputados laboristas podrían votar a favor en vez de ver al Reino Unido marcharse de la UE a las bravas", remarcan estos analistas.

TODO APUNTA A ELECCIONES

Asimismo, desde Monex Europe apuntan que con el Parlamento fuera de juego, se incrementan las probabilidades de un Brexit sin acuerdo para el 31 de octubre, y "al mostrar un camino libre de obstáculos hacia el Brexit unilateral, Reino Unido endurece su postura negociadora frente a la UE, forzando a Bruselas a conceder demandas claves para el acuerdo como último recurso para evitar un divorcio caótico". Aunque, por otra parte, estos expertos señalan también que el bloqueo parlamentario "podría generar una crisis constitucional, incrementando la presión para la celebración de elecciones".

Y es que la mayoría de los analistas siguen teniendo como caso base la repetición electoral. "Es cada vez más evidente que todo apunta a unas elecciones generales en algún momento de las próximas semanas", indican desde CMC Markets. Los expertos de Allianz Global Investors creen, por su parte, que "unas elecciones generales, o quizá un segundo referéndum, parecen ser la única forma de salir del impasse político" en Reino Unido.

En Berenberg aseguran que aún con la suspensión "sigue siendo posible que el Parlamento evite un Brexit duro si la oposición y los moderados conservadores se ponen de acuerdo". "Lo que parece olvidado es que los diputados todavía tienen dos grandes palancas de las que pueden tirar para evitar que suceda un Brexit sin acuerdo: una es la moción de censura, y la otra es la revocación del Artículo 50 que los legisladores parecen curiosamente reacios a utilizar", concluyen los expertos de CMC Markets.

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