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Un pensionista descansa en un banco de un parque de MadridEduardo Parra - Europa Press - Archivo

El año 2020 comienza con un cambio político que no se va a traducir en un cambio de modelo de las pensiones de los españoles. La Seguridad Social está en quiebra y el anunciado aumento de los impuestos no va a ser suficiente para mantener el sistema actual. Mientras aquí prima el inmovilismo, la Unión Europea planea una estrategia bien distinta: dar a los pensionista más ventajas fiscales.

Otra iniciativa del regulador ha sido el lanzamiento de los planes de pensiones de empleo europeos, que nos permitirá acceder a fondos europeos, promover la competencia para reducir los costes y provocará una verdadera revolución en el mundo de las pensiones. El problema es que la falta de Gobierno en España va a retrasar la llegada de estos productos financieros, tan necesarios para los ahorradores, hasta 2022.

Con la media de ahorro que tenemos los españoles en fondos de pensiones, que no llega a los 13.000 euros, es imposible pensar que pueda suponer un complemento suficiente para ayudarnos a pagar las facturas. El Gobierno en funciones, que no ha dado a los trabajadores españoles información de cuánto cobrarán una vez alcancen la edad de jubilación, tal y como exigen desde Europa, prefiere mirar hacia otro lado antes que ofrecer datos reales que podrían perjudicarle por antipopulares.

El nuevo Gobierno debería mejorar la fiscalidad para las pensiones porque, visto lo visto, no lo vemos convocando una nueva reunión del Pacto de Toledo. Un consenso necesario entre todas las fuerzas políticas, imposible de alcanzar en los tiempos que corren, está descartado.

Con tanta incertidumbre reiteramos nuestra recomendación: el ahorrador tiene que hacer un cálculo de lo que necesita para jubilarse y hacer aportaciones a planes de pensiones privados en función de esa necesidad. Pero debe hacerlo desde enero, para que entienda que ese ahorro le va a dar una ventaja final cuando acabe su etapa laboral.

Aquellos que esperan a diciembre para aportar a sus planes de pensiones pierden de media un 1,5% anual. Con los tipos a cero renunciar a esa rentabilidad no tiene sentido. Realizar aportaciones periódicas, mes a mes, es la fórmula correcta para mejorar nuestra calidad de vida futura.

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