nuevas inversiones

En un entorno de tipos bajos, la pandemia del Covid-19 ha acelerado la apuesta por los activos alternativos a los del puro ciclo como vía para complementar las carteras con propuestas rentables e innovadoras, según señalan los analistas de Banca March.

En su opinión, el escenario actual viene marcado por un interés negativo en términos reales (descontando el efecto de una “tasa de inflación que va normalizándose rápidamente”) y por una mayor preocupación por el impacto social y medioambiental de nuestras actuaciones.

Bajo estas premisas, los citados expertos han elaborado un decálogo de principios básicos que, dese su experiencia, describen al operador que quiera “guiarse con éxito en las decisiones sobre dónde depositar su dinero”.

LAS DIEZ RECOMENDACIONES:

1.- La liquidez cuesta dinero. Su consejo en este punto pasa por reducir al mínimo necesario la liquidez, “ya que seguirá penalizada doblemente por unos tipos negativos y una inflación al alza”.

2.- Diversificar al máximo las carteras. “No es una cuestión de número de productos, sino de realizar apuestas verdaderamente distintas, lo que implica invertir en todo tipo de estrategias y mercados”, explican.

3.- Gestión activa. Los gestores de Banca March argumentan que los mercados reaccionan con mucha rapidez a los cambios o a la expectativa de que sucedan. “Estamos asistiendo a procesos violentos de rotación geográfica, sectorial o incluso de estilo que exigen una adaptación continua de las carteras”.

4.- Invertir a largo plazo y planificar adecuadamente el uso de la liquidez inmediata. A este respecto, los citados analistas remarcan que, para aquella parte del ahorro que no exige una disponibilidad inmediata, existen inversiones a muy largo plazo en las que obtener una prima atractiva.

5.- Apostar por los mercados privados. “El capital riesgo, la deuda no cotizada, las infraestructuras o el inmobiliario, frente a las opciones que otorgan una liquidez inmediata, mejoran la diversificación, impiden la decisión precipitada y, con ello, mejoran la relación riesgo/rentabilidad”, esgrimen desde Banca March.

6.- Hacerlo bien y hacer el bien. Añadir el análisis de aspectos no financieros a la toma de decisiones, como los sociales o los medioambientales, no solo no penaliza la rentabilidad, en su opinión, sino que contribuye a mitigar algunos riesgos.

7.- Incorporar estrategias alternativas, no tradicionales, que, según detallan, “aportan un rendimiento asimétrico, menos expuesto a la dirección de los mercados y más a la pericia de los gestores para aprovechar las divergencias en el comportamiento de activos, regiones, sectores o estilos”.

8.- Usar cuidadosamente el apalancamiento. En un entorno de tipos reales negativos, “puede ser una manera interesante de mejorar la rentabilidad, pero con ciertos límites que no estrangulen la inversión en el momento más inoportuno”.

9.- Apoyarse en asesores financieros cualificados. “Los cambios introducidos por la directiva comunitaria MiFID II ha traído distintos beneficios a los inversores, mejorando la transparencia, eliminando el conflicto de intereses y exigiendo una cualificación certificada a los asesores financieros”, destacan desde Banca March.

10.- Delegar en profesionales las decisiones de carácter más táctico. Según estos expertos, “solo un gestor profesional pensaba qué hacer con su dinero en mitad de marzo del 2020 y disponía de los medios para sacarle partido a la crisis”.

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