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‘I got you babe’. El tema de Sony and Cher que sonaba una y otra vez en la mítica película que se tradujo como ‘Atrapado en el tiempo’ pero que acuñó para la posteridad el término ‘día de la marmota’, para explicar una situación que se repite una y otra vez, es también la banda sonora del Brexit. ‘I got you Babe’ parecía decirle Boris Johnson, ‘BoJo’, a Reino Unido cuando asumió el cargo de primer ministro el 24 de julio y prometió cumplir el mandato del referéndum de 2016, aunque no hubiera acuerdo con la Unión Europea. Pero volvió a tropezar con la misma piedra que su antecesora: el Parlamento británico, que se ha encargado de desbaratar sus planes esta semana y ‘BoJo’ no ha tenido más remedio que dejar caer el divorcio sin acuerdo.

Este viernes, la nueva legislación aprobada por la Cámara de los Comunes recibirá la ratificación de la Cámara de los Lores después de que Johnson haya abandonado cualquier intento de bloquear la normativa. El texto, que recibirá la sanción de la Reina Isabel II el 9 de septiembre, fuerza al Gobierno británico a pedir una ampliación de la extensión del Artículo 50 del Tratado de Lisboa -que regula el Brexit- si no hay acuerdo antes de mediados de octubre. ‘BoJo’ está exactamente donde se hallaba la ‘expremier’, Theresa May, a finales de marzo, cuando logró el primer aplazamiento y, luego, en abril, cuando pactó el tiempo extra que vence a finales del próximo mes.

La férrea negativa de Bruselas a renegociar ni una coma del pacto alcanzado con May y el empecinamiento del primer ministro de eliminar la cláusula del backstop (la frontera con Irlanda del Norte) colisionarán en las próximas semanas y, al final, obligarán a ‘BoJo’ a presentarse en Bruselas con el rabo entre las piernas y pedir más tiempo hasta el 31 de enero. El calendario apunta a que la reunión del Consejo Europeo del 17 de octubre en la que se deberían revisar los flecos de la salida como el momento en que se solicite la ‘gracia’ comunitaria.

Poco más margen de maniobra tiene ya el jefe de Gobierno británico. El Parlamento permanecerá cerrado hasta el 14 de octubre, según la propia maniobra del ‘premier’, que pretendía evitar lo que finalmente ha acabado pasando. El partido laborista de Jeremy Corbyn y los considerados ‘rebeldes’ entre las filas conservadoras han aunado fuerzas para vencer al ‘premier’ hasta en tres votaciones entre el martes y el miércoles y evitar así el Brexit desordenado. Además, los socialdemócratas tampoco han secundado los planes del primer ministro para convocar elecciones anticipadas el 15 de octubre.

Sin embargo, en el Número 10 de Downing Street no se dan por vencidos. Una vez que esa ley del veto al divorcio por las bravas reciba la firma real, Johnson presentará una moción este lunes en la que se indique que, "a pesar de la ley electoral", el Gobierno quiere adelantar los comicios a una fecha determinada, para lo que entonces Johnson solo necesitaría una mayoría simple. El miércoles precisaba del apoyo de dos tercios de la Cámara Baja, que no acumuló por la abstención de los laboristas, pero “el precio que exige el partido de Corbyn es que se extienda la prórroga”, opinan desde Goldman Sachs.

Esto devuelve el juego al punto de partida en el que se hallaba el 31 de marzo y la pelota al tejado de la Unión Europea (UE). No se lo van a poner fácil a Johnson. Cualquier extensión necesitará la aprobación unánime de los líderes de los 27 estados miembros restantes de la UE, y el gobierno británico deberá proporcionar una razón válida para que el bloque comunitario ceda.

El primer ministro finlandés, Antti Rinne, cuyo país ocupa actualmente la presidencia rotativa de la UE, dijo el miércoles que no hay suficiente apoyo entre los líderes comunitarios para otorgar una tercera extensión. Tanto en Bruselas como en ‘Los Veintisiete’ la frustración crece a marchas forzadas por el proceso estancado y se aceleran las preparaciones para un escenario sin acuerdo. Pero el club europeo también busca evitar la probable catástrofe económica que vendría con la salida del Reino Unido sin un acuerdo.

Es muy probable, por lo tanto, que se trate de hallar el equilibrio entre todas estas variables. Además, en el imaginario bruselense marzo de 2020 sigue figurando como el mes límite para ir echando la pelota hacia adelante. Ya en la anterior prórroga esta fecha figuraba en los documentos de los estamentos comunitarios, cuando preveían otorgar a May un año de margen, y podría volver a ponerse sobre la mesa, aunque Reino Unido ya ha fijado el 31 de enero a fuego en su propuesta.

Una prórroga larga era la propuesta del anterior presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Una corta, la del presidente francés, Emmanuel Macron y May. Pero mucho ha cambiado en el tablero de juego comunitario. El equilibrio de poderes en la UE se decanta ahora hacia Francia, ante la estrella en declive de Angela Merkel y todos los responsables comunitarios se estrenarán en el drama del Brexit. La alemana Ursula Von der Leyen sustituye a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión Europea y el belga Charles Michel, a Tusk -aunque los antiguos líderes siguen con sus cargos en funciones hasta el 1 de noviembre-. Del lado británico, no queda ni un alma del equipo de May.

Lo que es más importante, ninguno de los que se sentarán a negociar quiere ahora otra ampliación. "Prefiero estar muerto en una zanja antes que pedir una prórroga, que no serviría para nada y no tendría ningún sentido", ha enfatizado 'BoJo' en una comparecencia este jueves. El deseo de todos es dejar de echar el balón hacia adelante y resolver el drama de los últimos tres años de una vez por todas. Pero no hay que llamarse a engaño, el Brexit no se acabará cuando se ratifique el divorcio. La salida es sólo el primer paso de los años de negociaciones que están por venir, haya o no acuerdo.

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