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Las aguas parecen haber vuelto a su cauce en las relaciones de la Unión Europa (UE) con las farmacéuticas, en especial AstraZeneca, después del conflicto que estalló la semana pasada entre el bloque comunitario y el laboratorio anglo-sueco por la drástica reducción de entrega de las dosis prometidas. Después de asistir a cruces de declaraciones, acusaciones, amenazas y exigencias, la calma vuelve a reinar tras el nuevo acuerdo de mínimos alcanzado con el laboratorio que fabrica el inmunizante desarrollado junto a la Universidad de Oxford y las bolsas dejan notar el alivio de que la campaña de vacunación en los Veintisiete vuelva encarrilarse. Y de que el desencuentro no haya desembocado en un conato de euroescepticismo.

El comportamiento de los mercados en enero ha dejado notar la incertidumbre ante este asunto, pese a que las cosas podrían haber sido mucho peores si se hubiera descontado “un riesgo significativamente mayor de que la UE se quedara rezagada en la tarea de inmunizar a toda la población”, indican los expertos de Danske Bank. Así lo sugiere tanto el comportamiento de la renta variable como otros indicadores, explican. Y, según señalan, pese a que las bolsas han cerrado enero cerca de los mínimos de diciembre en parqués como París o Milán, para los analistas del banco danés “no parecen haber tenido demasiado en cuenta el retraso de las entregas”.

“Una de las razones podría ser que hasta ahora se ha hablado poco entre los Gobiernos de los Estados miembros de que la Comisión Europea es la culpable de los retrasos, lo que limita el riesgo de que el euroescepticismo aumente a corto plazo”, explican. En general, “las noticias sobre las vacunas siguen siendo positivas”, subrayan, “pero seguimos vigilando las conclusiones sobre la eficacia de las vacunas frente a las nuevas variantes, que parece ser el mayor riesgo para la narrativa de consenso de que podemos dejar atrás la pandemia este año”.

De hecho, entre el domingo y el lunes varios de estos titulares alentadores han contribuido a relajar los ánimos tras el revuelo de hace pocos días. El viernes, la UE aprobó la vacuna de AstraZeneca para los adultos de más de 18 años “incluidos los de más de 65 años, a pesar de la falta de datos”, puntualizan desde el banco danés, que horas antes había recibido el visto bueno técnico de parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) . Y la empresa ha acordado suministrar 40 millones de dosis a la UE en el primer trimestre, “aunque sigue siendo la mitad de la cantidad a la que AstraZeneca se había comprometido inicialmente hasta marzo”, pese a que comenzará las entregas una semana antes de lo previsto.

También el viernes, Johnson & Johnson dio a conocer los resultados provisionales de la fase 3, que mostraban una alta eficacia, especialmente en los Estados Unidos (72% frente al 57% en Sudáfrica, probablemente debido a la variante sudafricana). “Tanto la vacuna Moderna como la Pfizer parecen ser eficaces contra las mutaciones británicas y sudafricanas”, comentan los analistas de Danske Bank que destacan, además, que “hasta ahora no se han producido casos graves en ningún ensayo de la vacuna”. En Israel, un nuevo estudio muestra que sólo el 0,04% de los israelíes que recibieron las dos inyecciones de Pfizer han contraído la COVID-19 una semana después de la segunda inyección, con una eficacia calculada en un 92%.

MÁS DOSIS DE PFIZER BIONTECH, MENOS DE ASTRAZENECA

De vuelta a Europa, la reunión el domingo entre Bruselas, AstraZeneca, BioNTech, Pfizer, Johnson & Johnson, Sanofi, Moderna y Curevac, ha tenido otros buenos resultados. Pfizer y BioNTech han adelantado al segundo trimestre la entrega de 75 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus tras optimizar sus procesos de producción. Ambos laboratorios tienen previsto fabricar 2.000 millones de dosis de su vacuna, en lugar de los 1.300 inicialmente previstos para este año, según ha anunciado BioNTech en un comunicado horas antes de una reunión prevista entre el Gobierno alemán y los fabricantes de las vacunas.

La compañía ha terminado las obras para aumentar la producción en la planta de Puurs (Bélgica), que provee a toda Europa. A mediados de enero, Pfizer anunció una reducción temporal del ritmo de producción para acometer esas obras, que ha provocado que los Estados hayan recibido menos dosis de las previstas. Con la mejora, BioNTech asegura que podrá entregar a la UE 75 millones de dosis más de las comprometidas en el segundo trimestre del año y que las cantidades acordadas para el primero se cumplirán.

Un panorama muy distinto presenta AstraZeneca, que pese al incremento anunciado el domingo, queda muy lejos del contrato. La Unión Europea se reservó en agosto el acceso a 300 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca y Oxford (y la posibilidad de adquirir otros 100 millones más), pero la sociedad, que anunció hace dos semanas que sólo podría entregar un cuarto de las dosis prometidas para el primer trimestre por problemas de producción.

Las explicaciones que la compañía ha dado desde entonces no habían convencido al Ejecutivo comunitario, que ha exigido se respete lo acordado, por ejemplo, enviado vacunas desde las plantas que el laboratorio tiene en Reino Unido. Además, Bruselas sospecha que AstraZeneca ha vendido a terceros países dosis producidas en la UE y el pasado viernes puso en marcha un sistema de vigilancia de exportaciones con el que podría bloquear las entregas de dosis fuera de la UE si una farmacéutica no cumple con sus obligaciones de suministro.

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