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Ha llegado el momento. Los brasileños están llamados a las urnas este domingo para elegir a su nuevo presidente en medio de un clima más que complicado, tras haber atravesado varias crisis políticas y la peor recesión de su historia, y con un escenario económico por delante muy complicado dada la elevada deuda pública que arrastra el país. Hay dos candidatos que suenan con fuerza, aunque es posible que ninguno de los dos logre la mayoría suficiente para formar Gobierno. La segunda vuelta está prevista para el 28 de octubre.

El candidato a la cabeza es Jair Bolsonaro. El miembro del ultraderechista Partido Social Liberal (PSL) es conocido como 'el Trump brasileño', y desde que fuese apuñalado a principios de septiembre en el abdomen durante un mitin electoral no ha hecho más que subir en las encuestas. Actualmente se sitúa con un 32% de la intención de voto, muy distanciado de su rival más directo, el sucesor de Luiz Inácio Lula da Silva, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), que 'solo' logra un 23%.

Si uno de los candidatos recibe más del 50% de los votos, será declarado ganador de las elecciones y no hará falta ir a la segunda vuelta

Bolsonaro, antiguo capital del Ejército de Brasil, ha logrado hacer un sprint en la recta final de la campaña electoral brasileña y es actualmente el caro favorito, aunque los expertos dudan de que pueda alzarse con la victoria a la primera y apuntan a una más que probable segunda vuelta. El ultraderechista ha salido reforzado pese a las protestas organizadas por mujeres en su contra el pasado fin de semana, en las que se denunciaba su ideario machista, homófobo y racista. Muchos electores se mantienen fieles a Bolsonaro por dos razones: primero, porque ha logrado el apoyo del obispo Edir Macedo, líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios, lo que puede decidir el voto de millones de evangélicos; y segundo, porque cuenta con el respaldo del lobby del sector agrícola y ganadero, que es el pilar central de la economía brasileña.

Hadadd se mantiene en la carrera electoral, aunque no sin esfuerzo. El que fuese alcalde de São Paulo se alzó como candidato en sustitución de Lula da Silva, que se encuentra en prisión tras ser condenado a 12 años por corrupción. La izquierda está preocupada, y no es para menos, ante los problemas con los que se está encontrando el candidato del PT para convencer a los 147 millones de votantes brasileños, a los que promete volver a los viejos (y buenos) tiempos de auge económico que el país disfrutó bajo el mandado de Lula da Silva, que ocupó la presidencia de 2003 a 2011.

LOS OTROS

Hay más, muchos más, candidatos en liza, aunque parecen haber quedado muy atrás en los últimos días de campaña. Entre los más destacados están Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT) de centroizquierda, exgobernador del estado de Ceará y que también ha sido alcalde, diputado y dos veces ministro. Esta es la tercera vez que se presenta como candidato a la presidencia, aunque sus opciones, según las encuestas, son escasas. Tras la detención de Lula da Silva se le consideró como el único capaz de atraer el voto de izquierda, aunque la designación de Haddad dejó bastante tocadas sus expectativas.

Por su parte, Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ha defendido sus ideas de centroderecha con bastante discreción. El exgobernador de São Paulo apenas ha superado el 10% en las encuestas, y en los últimos días su base de votantes se ha ido erosionando en favor de Bolsonaro. Es la segunda vez que se presenta, tras acariciar la gloria en 2006, cuando intentó la aventura presidencial y fue derrotado en la segunda vuelta por Lula da Silva.

La última candidata en liza es Marina Silva (ambientalista), que superó una pobre y dura infancia en la Amazonia y que ha sido empleada doméstica. Trabajó por la causa ambiental antes de entrar en el mundo de la política, donde durante años fue senadora del PT y ministra de Medio Ambiente de Lula da Silva. Sin embargo, acabó rompiendo son su 'mentor' y vuelve a presentarse a las presidenciales (ya lo intentó en las elecciones de 2010 y 2014, en las que acabó en tercer lugar).

Los tres han intentado presentarse ante el electorado como centristas con la idea de unir al país, aunque no se espera que ninguno de ellos esté entre los más votados este domingo. En las últimas encuestas han ido perdiendo puntos de intención de voto en favor de los otros dos candidatos, y es que parece que parte de los votantes que les iban a apoyar han decidido decantarse por Bolsonaro y Haddad, que se perfilan como ganadores de la primera vuelta.

En las elecciones de este domingo, si uno de los candidatos recibe más del 50% de los votos, será declarado ganador de los comicios y no hará falta ir a una segunda vuelta. Pero si ninguno alcanza esa cifra, el próximo 28 de octubre los brasileños están de nuevo llamados a las urnas para elegir a su presidente entre los dos candidatos más votados en la primera vuelta, que se enfrentarán, ahora sí, cara a cara.

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