• Con el recorte de dividendo, Telefónica se ahorra 2.700 millones entre 2016 y 2017
josé maría álvarez-pallete, presidente de telefónica.

La operadora Telefónica está pisando el acelerador para afrontar sus problemas de deuda, que roza los 50.000 millones de euros, con una estrategia arriesgada que mezcla una subida de tarifas a su actual base de clientes y un recorte de la paga que daba a sus accionistas, un tema intocable para el ex presidente César Alierta hasta que fue relevado en marzo por José María Álvarez-Pallete, que no ha dudado en coger al toro por los cuernos.

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Y este morlaco tiene precio: son los 49.400 millones de euros de deuda financiera que la compañía arrastraba hasta el tercer trimestre del año y que le lleva a acumular una caída en bolsa del 14% en 2016 y del orden del 50% en la última década. Pero Pallete, que cuenta con el respaldo de BBVA y Caixa, los dos mayores accionistas de la operadora, quiere devolver el equilibrio al imperio de las telecomunicaciones.

Para ello ha tenido que pasarse al lado oscuro y poner en pie de guerra a cientos de miles de clientes y millones de accionistas minoritarios. A los primeros con una progresiva subida de tarifas que les está enviando en brazos de la competencia. A los segundos, con un recorte de la remuneración en forma de dividendo que ya es de sobra conocida desde finales de octubre, cuando Telefónica anunció una rebaja del pago por acción de 0,75 a 0,55 euros para este ejercicio y hasta 0,4 euros para el que viene. En total, el grupo retendrá en caja 2.770 millones de euros.

Tras esta medida, el grupo rebajó en octubre su deuda de 52.500 a 49.400 millones, una gigantesca carga que ensombrece su valor en bolsa, de apenas 44.000 millones. A este ajuste de cinturón se ha llegado por los sucesivos tropezones en varias operaciones estratégicas que Telefónica pretendía llevar adelante para recaudar hasta 15.000 millones y se cayeron por el camino. Primero, la venta de O2 a Hutchinson, su filial británica, que recibió el veto de la Comisión Europea por el excesivo dominio que adquiriría el nuevo operador. En segundo lugar, el fracaso del plan B para el negocio británico, para el que se contemplaba una segunda venta a fondos de capital riesgo e, incluso, una salida a bolsa.

PÉRDIDA DE CUOTA

Pero el inesperado voto del Reino Unido para salir de la UE en junio (Brexit) enterró esta posibilidad y Telefónica optó por reincorporar en su perímetro de negocio a O2. La operadora, acorralada por las amenazas de rebaja de rating por parte de Moody’s -que finalmente se confirmó a finales de noviembre-, reactivó por dos veces la venta acelerada en bolsa de Telxius, una filial de 4.000 millones creada a partir de sus activos de infraestructuras que los inversores valoraron a la baja, dando al traste con su OPV.

Tras todos estos reveses, la operadora tenía como objetivo reducir su ratio de deuda/Oibda a 2,35 veces a finales de 2017 desde las 3,2 veces de junio de 2016. Al final, la solución adoptada por Álvarez-Pallege ha sido la más dolorosa: recortar el dividendo y subir los precios a sus millones de clientes en España en móvil, internet y televisión. También eligió eliminar el objetivo de deuda para dotarse de mayor flexibilidad a la hora de manejarse con su deuda.

Pero entre tanto, el peregrinaje de clientes desde Telefónica a otras operadoras no cesa. Una sangría de la que es consciente la operadora en su búsqueda de rentabilidad. La nueva estrategia de la compañía pasa por centrarse en tener menos clientes, pero más rentables. Por eso la subida de tarifas se ha centrado en España, su mercado más rentable en términos de margen sobre OIBDA (resultado bruto de explotación). Asciende al 41% frente a ratios inferiores al 30% en Alemania o Latinoamérica.

Pero en esta arriesgada travesía, Telefónica se está dejando poco a poco su cuota de mercado. En 2016, el ex monopolio público podría situarse por debajo del 50% en líneas fijas, muy lejos del 82% que controlaba hace diez años en vísperas de la crisis, según datos de la CNMC. En móviles, la tarta también se ha reducido de forma considerable en el mismo periodo, del 46% al 33% de 2015, mientras que en conexión a Internet (banda ancha) la merma de cuota es menor, pero se eleva a 13 puntos, del 56% al 43%.

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