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Ryanair esquiva, por el momento, los daños colaterales causados por las huelgas de sus tripulantes y pilotos el año pasado. El precio del carburante y la conflictividad laboral ya pasan factura a sus resultados de este ejercicio, pero la aerolínea tiene que despejar todavía del horizonte el potencial pago de indemnizaciones por las cancelaciones derivadas de los paros. Solo en España, la factura ascendería a unos 50 millones de euros, según los cálculos que realizaron de las plataformas de defensa de consumidores y de gestión de reclamaciones.

La normativa europea establece indemnizaciones, en función de la distancia del vuelo, de entre 250 y 600 euros para los casos en que se deniegue el embarque, se cancele o se retrase más de tres horas un vuelo. Las aerolíneas sólo quedan eximidas de estas compensaciones en caso de circunstancias extraordinarias como las climatológicas.

El pasado verano los trabajadores -pilotos y tripulantes- de Ryanair realizaron diversos paros en España, Portugal, Italia, Alemania, Bélgica, Irlanda, Reino Unido y Holanda, provocando la cancelación de centenares de vuelos. La aerolínea irlandesa defendía que las huelgas internas eran una causa que les exime de las compensaciones y varios tribunales en toda Europa le están dando la razón.

Los últimos han sido un tribunal en Colonia (Alemania) y otro en Catania (Italia). Ambos fallos, indica la irlandesa, confirman que “la compensación del reglamento europeo no se aplica en los casos afectados por retrasos o cancelaciones derivadas de la huelga interna al estar fuera del control de la compañía”.

Los derechos de los pasajeros incluyen la reubicación en otro vuelo y el pago de gastos derivados de cancelaciones y retrasos dentro de unas condiciones, y los jueces alemanes e italianos han confirmado que la aerolínea “reubicó o reembolsó a todos los clientes afectados” por los paros que tuvieron lugar en estos países.

Estas sentencias “confirman que las compensaciones no se aplican a aquellos pasajeros afectados por un retraso o cancelación derivados de una huelga ya que está fuera del control de la aerolínea”, indica Kenny Jacobs, portavoz de Ryanair. Desde las plataformas de consumo y reclamación defienden que, conociendo la fecha de las huelgas con antelación suficiente, la aerolínea debe responder por el perjuicio causado a los clientes.

GOTEO DE SENTENCIAS

La aerolínea se jacta de estas victorias y recuerda que el caso de Colonia y Catania no son los únicos. Desde el pasado octubre, cuando un juzgado mercantil de Barcelona le dio la razón y reconoció los paros de los tripulantes como “circunstancias extraordinarias”, la ‘low cost’ ha tenido éxito también en Orense, Badajoz, Pontevedra y Dublín. “Ryanair cumple plenamente con la legislación y procesa todas las reclamaciones en un tiempo récord”, defiende.

Pero no todos los tribunales le dan la razón. Uno de los fallos en su contra también se ha producido en España. Un juzgado mercantil de San Sebastián condenó a la compañía a pagar casi 1.900 euros a dos pasajeros a los que canceló su vuelo durante una de las jornadas de huelga en julio.

Según la sentencia, en este caso la aerolínea no demostró que había utilizado todos los medios y personal disponible para evitar las circunstancias extraordinarias que llevaron a la cancelación del vuelo. Además, el juez indicó que la huelga, lejos de ser algo excepcional, es algo frecuente en las dinámicas de las empresas. Con más de 100.000 pasajeros afectados solo con los dos días de huelga del pasado julio, el goteo de sentencias durará un tiempo.

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