• "Los banqueros no gestionan para hacerse ricos", según Ron
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Ángel Ron y Emilio Saracho, expresidentes de PopularIrakli Tavberidze

La batalla librada el jueves en el Congreso durante 11 horas entre Ángel Ron y Emilio Saracho nos dejó dos versiones como la noche y el día de la crisis del Banco Popular. En lo único en que están de acuerdo ambos es en que la resolución supuso la confiscación del dinero de los accionistas. Y también dejó noticias como que Saracho renunció a una indemnización de 4 millones mientras que Ron cobrará los 23 de su plan de pensiones si vive lo suficiente.

El último presidente del Popular como entidad independiente reveló que presentó la dimisión el mismo 7 de junio del año pasado, tras acordarse la resolución del banco y su venta al Santander por un euro. Esa dimisión tenía una consecuencia muy importante para su bolsillo: estaba renunciando a una indemnización de entre 3,5 y 4 millones que tenía firmada porque "yo no había venido para esto". "Tengo más vergüenza de la que muchos piensan", espetó a los diputados.

Esta renuncia contrasta con el fondo de pensiones vitalicio de su antecesor, valorado en 23 millones. Ángel Ron defiende que es una previsión estatutaria del banco desde 1979 de la que han disfrutado sus antecesores y que su comprador, el Santander, considera que es un sistema "legal, transparente, fácil de calcular, bien contabilizado y no afecta a los intereses de los inversores". Explicó que "se cobra mensualmente, no me he llevado ese dinero, y tengo que vivir los suficientes años para cobrarlo íntegramente".

"IMPRESENTABLE" Y PAGO DE FAVORES

El fuego cruzado entre ambos llegó, como no podía ser de otra manera, a estas cantidades. Saracho considera que el fondo de Ron "podría ser normal en 1979, pero en el Siglo XXI es impresentable". Ron, por su parte, acusó a su sucesor de tener un plan de pensiones millonario acordado con JP Morgan que le exigía cumplir 65 años mientras trabajaba en el banco norteamericano, pero Saracho pidió permiso para que se lo mantuviera sin cumplir esa condición. Según Ron, "JP Morgan no es una ONG", lo que explicaría que Saracho contratara a su antigua casa para la venta del Popular. Este negó cualquier indemnización o plan de pensiones de JP Morgan.

De forma llamativa, Ron aseguró que se sentía satisfecho del deber cumplido, cosa que Saracho criticó duramente: "Cuando desaparece el 98% del valor del banco, decir que te vas con el deber cumplido es provocador". Este añadió que él no podía sentirse "satisfecho ni orgulloso" por una resolución con tantos damnificados. Según el primero, "los presidentes de banco no gestionan para hacerse ricos". En la junta de accionistas de febrero de 2017 en que se aprobó el nombramiento de Saracho, un pequeño accionista le deseó que "se gaste todo el plan de pensiones en farmacia".

"EXPROPIACIÓN DE QUEDA CORTO"

Los dos se echaron la culpa mutuamente del hundimiento del banco -Saracho convenció más a sus señorías que Ron-, aunque coincidieron en un punto: la resolución supuso un expolio del dinero de los accionistas y bonistas del Popular. "El término expropiación se queda corto. Fue una confiscación. En una expropiación tienes derecho a reclamar, negociar y cobrar un justiprecio. Aquí no ha habido nada de eso", según Saracho.

Ron, por su parte, señaló que "entiendo que los accionistas estén perplejos porque yo estoy perplejo. Se valora el Popular como si estuviera en liquidación pero no se le liquida. Entiendo las reclamaciones contra la JUR porque fue un procedimiento inadecuado y hubo un desplazamiento del patrimonio de los accionistas, e incluso algunos hablan de enriquecimiento injusto del Santander. Espero que se les compense".

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