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Emilio SarachoMAXIMO GARCIA DE LA PAZ

Ni sólido, no líquido. Popular era “gaseoso”, según su último presidente en la era independiente del banco, Emilio Saracho. El sucesor de Ángel Ron ha explicado que la entidad pasó diez años sin conseguir “velocidad de escape”, es decir, “sin tener que estar continuamente dándole palmaditas”.

En esta situación, el banco solo fue capaz de sobrevivir en su última década gracias a una herramienta: la “prestidigitación” de la regulación. “En el año inicial de la crisis, Popular no era sólido, no era líquido, era gaseoso. Y, sin embargo, la prestidigitación reguladora supervisora ha permitido que el señor Ron pudiera llevar ese banco una década”, ha aseverado Saracho.

El último presidente de Popular antes de la resolución del banco había sido llamado a comparecer este jueves ante la comisión del Congreso que investiga la crisis financiera, el programa de asistencia y la quiebra de las cajas de ahorro. Lo ha hecho a continuación de su predecesor en el banco, Ángel Ron.

Sobre él, Saracho ha dicho que es, cuando menos, “provocador” que diga que se marcha con el deber cumplido después de que durante su etapa como presidente el banco perdiera el 98% de su valor en Bolsa. Ha añadido que, en cualquier compañía, cuando la acción cae un 30% se cambia al presidente y al consejo.

“No tengo ninguna satisfacción del deber cumplido, como tuvo Ángel”, ha dicho. “No estoy, como dice Ángel, perplejo. Estoy lejos de perplejo, aunque puedo estar enfadado”, ha añadido. En todo caso, ha defendido que para lo que él hizo con el banco “no hay nadie preparado”. “Lo que he hecho y llevar un banco comercial se parecen como un huevo a una castaña”, ha resumido Saracho.

Saracho ha explicado que la primera vez que le ofrecieron presidir el banco, el 2 de diciembre de 2016, lo rechazó. Le pusieron sobre la mesa llevar las riendas de "una empresa del Ibex 35", sin decirle cuál, pero cuando se enteró de que era un banco se negó. "Era evidente cuál era", ha recordado.

Además, "todo el mundo sabía que Popular era el mayor problema en banca que había en Europa", excluyendo Deutsche Bank, según Saracho. "Me llega una pelota rebotada, es evidente que esta pelota no era mía", ha añadido en referencia a Popular.

SU DISCURSO NO FUE "TERRORÍFICO"

Saracho ha defendido que su discurso en la junta de accionistas de abril de 2017, en la que anunció que el banco estaba abocado a realizar una ampliación de capital o a su venta, que a algunos les pareció "terrorífico", estuvo "muy pensado". "Me sigue gustando en aquellas circunstancias", ha dicho.

Por ello, ha defendido que ese discurso no fue el responsable de la caída del precio de la acción. En su opinión, se debió a las circunstancias, como la reexpresión de las cuentas de Popular de 2016 y la precipitada salida del entonces consejero delegado de Popular, Pedro Larena. La situación de Popular era la que Saracho ha resumido con crudeza: "El banco era lo que todos sabíamos: una caca".

De hecho, el banco "valía cerca de cero". "Si alguien es el campeón de bajada de precio de la acción era Ángel (Ron). Le bajaba porque no podía hacerla subir y a mí me bajaba porque era lo natural: este banco valía cerca de cero", ha dicho Saracho, que ha defendido que su papel no era gestionar ni la acción ni la comunicación para la acción.

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