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Un auténtico descenso a los infiernos bursátiles. Así puede describirse el comportamiento de las acciones de DIA desde que Mikhail Fridman elevó su participación hasta el 15% el pasado mes de enero, mediante la compra del 5% del capital a 4,60 euros por título. Desde esa operación, se han desplomado hasta 0,41 euros tras tocar este martes un mínimo intradía en 0,33 euros.

Un hundimiento que ha reducido su capitalización bursátil hasta 256 millones de euros, lo que ha hecho saltar todas las alarmas sobre la viabilidad del grupo, pese a contar con el respaldo del inversor ruso.

Sin ir más lejos, la cadena de supermercados tuvo que desmentir este martes, tras el cierre de mercado, que hubiera solicitado una quita sobre su deuda de 1.400 millones de euros, tal y como había publicado El Confidencial. Sus titulos llegaron a desplomarse un 35%, aunque finalmente cerraron la sesión con una caída del 19%.

"En relación con las afirmaciones y supuestas noticias aparecidas en algún medio de comunicación, DIA quiere confirmar que en ningún momento ha propuesto a sus bancos acreedores ninguna quita o cualquier otra alternativa que no sea la del pleno reconocimiento y abono de las cantidades adeudadas a ellos y al resto de acreedores financieros", explicó en un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

La compañía añadió que "se encuentra en conversaciones muy avanzadas con sus bancos acreedores de referencia con el fin de alcanzar un acuerdo para refinanciar la deuda bancaria".

Banco Sabadell recuerda que la deuda se situó en 1.422 millones de euros al final del tercer trimestre, y que "actualmente está renegociando dos créditos sindicados por importe conjunto de 525 millones (vencimientos 2020 y 2022), un préstamo a plazo fijo de 140 millones (es el primero a renegociar en febrero 2019) y dos préstamos bilaterales de otros 245 millones.

Por si todo esto fuera poco, Bolsamanía publicó este martes que Goldman Sachs había vuelto a reaparecer en el capital del grupo para prestar casi un 2% a los inversores bajistas. Goldman ha sido el intermediario que ha permitido a Fridman hacerse con el control del 29%, a través de varias operaciones financieras con instrumentos derivados.

Además, Fridman y su fondo, Letterone Investment, han realizado las operaciones a través de L1 Retail, una filial de Letterone gestionada precisamente por otro ex de Goldman Sachs hasta 2017, Michael Casey, según publicó Finect. Un complicado laberinto de relaciones financieras que ha provocado una sangría bursátil en toda regla.

"A día de hoy Fridman ha perdido el 90% de su inversión en DIA. El mercado da por descontado que habrá una quita, puesto que los bonos, que expiran en seis meses, cotizan con un descuento del 31% sobre su valor nominal. Los bonos que expiran en 2021 y 2023 cotizan entre el 55% y el 49% de su valor nominal", explican desde Bankinter.

Una situación totalmente rocambolesca, que se ha llevado por delante a la anterior cúpula directiva, ha provocado grandísimas pérdidas a los inversores minoristas y ha dejado en una situación totalmente incierta la viabilidad de la empresa.

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