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Francisco González y Carlos TorresBBVA

El BBVA no ha tenido más remedio que pedir a Francisco González que se aparte "temporalmente" de la presidencia de honor mientras se resuelve la investigación sobre Villarejo, ante la presión del BCE para no dilatar más el escándalo y ante las dificultades para negar las escuchas encargadas al excomisario José Manuel Villarejo, según fuentes conocedoras de la situación. Unas escuchas que pueden implicar pena de prisión para el histórico presidente del banco, un escenario que preocupa muchísimo a su sucesor, Carlos Torres, y a todo el consejo de administración.

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La estrategia de Torres hasta ahora había sido la de dilatar todo lo posible una medida que él no puede imponer a quien le colocó en el cargo. Para ello, había contratado a distintas firmas de primer nivel (Garrigues, PwC y Uría) para que realizaran una amplia investigación 'forensic' que iba a tardar varios meses, después de que el banco no encontrara ninguna prueba de las escuchas ilegales durante el intento de asalto a BBVA por parte de Sacyr en 2004.

Pero la entidad no ha podido resistir más la presión en vísperas de una junta de accionistas en la que los accionistas de las familias históricas del Bilbao y el Vizcaya iban a cobrarse su venganza contra FG. Y en la que los minoritarios iban a atacar a Torres por el hundimiento de la reputación del banco, y los trabajadores iban a hacer lo mismo por el papelón que tienen que hacer de cara a los clientes.

Según las fuentes, la presión definitiva es la que ha ejercido el BCE, que desde que comenzaron las revelaciones de las escuchas el 9 de enero ha estado exigiendo medidas sin que el BBVA le hiciera caso hasta ahora. La dilación interminable de las investigaciones ha colmado el vaso de la paciencia de un supervisor cuyo vicepresidente, no lo olvidemos, es Luis de Guindos, enemigo íntimo de FG por los desplantes del banquero cuando era ministro de Economía.

"La salida de FG solo se explica si el BBVA ha visto que está en un callejón sin salida y que no puede negar las informaciones sobre Villarejo; si pudiera hacerlo, habría aguantado hasta el infinito", según una de estas fuentes. "Si, como todo indica, las escuchas son ciertas, FG puede enfrentarse hasta a cinco años de cárcel. Y el BBVA no puede tener como presidente de honor a alguien con esa espada de Damocles sobre su cabeza", añade.

SE APARTA "TEMPORALMENTE" POR EL BIEN DEL BANCO

Como ya informó Bolsamanía, si FG no tenía más remedio que salir, se presentaría como una dimisión "por el bien del banco" para no perjudicar a su reputación, pero sin reconocer ninguno de los hechos (y remitiéndose a la investigación). Pero Torres ni siquiera ha podido arrancarle esa dimisión, sino solo que se aparte "temporalmente" de sus cargos. Algo que choca con la versión oficial del banco de que sus cargos son meramente honoríficos y no tienen ningún poder. Entonces, ¿por qué no puede dejarlos del todo y acabar con el problema?

La razón por la que FG no lo ha hecho es que el expresidente considera que dimitir implicaría reconocer que ha cometido estos delitos, y él defiende su inocencia. Pero, las evidencias son abrumadoras en su contra y, además, esa estrategia salió mal en las tarjetas 'black' de Bankia: los que reconocieron su culpa y devolvieron el dinero lograron condenas menores que los que se negaron a reintegrar lo gastado para defender su inocencia. Pero parece que ni González ni BBVA creen que deben empezar a aplicar una estrategia de defensa penal.

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