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J.Collboni junto a M.Iceta en el consell de la federación del PSC de BarcelonaEUROPA PRESS

El PSOE trabaja en sus quinielas para las municipales y autonómicas con la mirada puesta en la investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. Además de los posibles acuerdos en importantes plazas como Castilla-La Mancha, Extremadura o Murcia con Ciudadanos o Podemos, la batalla por Barcelona puede decantar la balanza de los partidos independentistas del lado de la abstención. Pero el PSC ya ha dicho que con la Ciudad Condal no se juega.

Los socialistas descartan un pacto con ERC, ya que "no entra en sus planes", según aseguran fuentes del partido, y esto incluye también el regateo de una coalición en el Ayuntamiento de la capital catalana, después del 26 de mayo. El socialista Jaume Collboni, la alcaldesa Ada Colau y el republicano Ernest Maragall parten como favoritos y del futuro acuerdo que surja en entre estas fuerzas dependerá en gran medida el papel del grupo parlamentario liderado por Gabriel Rufián en el Congreso.

Sin embargo, Colau ha visto cómo los resultados del 28-A han girado las tornas y han reducido sus opciones de revalidar el cargo de primera edil. Si hace unos meses la posición se disputaba entre la líder de Barcelona en Comú (BComú) y el candidato de ERC, la reciente victoria de socialistas y republicanos en las urnas la ha relegado a una tercera posición, mientras la alcaldía se pelea entre estas dos fuerzas.

Colau, consciente de que este matrimonio es una opción muy plausible, ha puesto el tripartito sobre la mesa. "Cuando las izquierdas nos hemos puesto de acuerdo, hemos hecho grandes cosas", ha dicho durante el debate en la cadena Ser de esta semana. Maragall, por su parte, le ha hecho ascos al PSC y ha colocado como socios a Junts per Catalunya y BComú.

El tono de la precampaña barcelonesa no hace presagiar que haya entendimiento. Colau reniega de Joaquim Forn y Elsa Artadi, número uno y dos del espacio postconvergente, ya que son la antítesis de lo que la exactivista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) defiende. De hecho, ella le robó la alcaldía a la antigua Convergència de Xavier Trias.

Por otra parte, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ahuyenta el fantasma de una coalición con Maragall o de un tripartito y asegura, en declaraciones a los medios, que su formación no apoyará al candidato de ERC como alcalde de Barcelona. En varias intervenciones, ha criticado que, a su juicio, ERC y Ada Colau ya tienen pactado un acuerdo: "Se han repartido el pastel, incluso antes de ir a comprar".

El líder de los socialistas catalanes ha recalcado que los votos al PSC en las municipales de Barcelona no irán a parar a una investidura de un dirigente independentista, en referencia de Maragall. A su juicio, "la mayoría de barceloneses piensan que Colau ha fracasado como alcaldesa y están buscando un nuevo alcalde. Será independentista o federalista del PSC".

COLLBONI QUIERE CAPITALIZAR EL 'EFECTO 28-A'

Maragall, por su parte, ha recogido el guante ninguneando a Collboni. El hermano del exalcalde socialista Pascual Maragall ha rechazado el cara a cara que le ha propuesto el alcaldable de centroizquierda y ha tratado de impulsar a Colau señalándola como su principal rival. El candidato socialista, por su parte, ha abandonado la idea de hacer frente contra los independentistas y la izquierda con la plataforma de Manuel Valls y el PP y busca un peso suficiente que le permita liderar los futuros pactos.

Su campaña se centrará en exprimir el 'efecto Pedro Sánchez', por lo que se ha comprometido que en los 100 primeros días del mandato pactará con jefe del Ejecutivo una 'Agenda Barcelona' encaminada a desbloquear las obras ferroviarias pendientes y a dar un impulso a la co-capitalidad cultural de la ciudad.

Eso, si el secretario general del PSOE llega a la La Moncloa, para lo que deberá correr su propia 'carrera de pactos'. La aritmética del Congreso les aboca a negociar una abstención de los republicanos, de Junts per Catalunya o buscar la complicidad de Bildu. O bien, el 26 de mayo arrojará un escenario en el que Ciudadanos se convierta en la muleta de los barones socialistas y de Collboni, de la mano de Valls.

Si el grupo de Albert Rivera no vota 'no' en la investidura y brinda su apoyo en otras medidas como los Presupuestos de 2020, Sánchez hallaría la estabilidad que necesita el nuevo Gobierno, según la mayoría de casas de análisis consultadas.

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