ep 14 march 2020 spain malaga a man wearing a face mask as a precaution against the spread of
Jesus Merida/SOPA Images via ZUM / DPA

Este viernes los bares y restaurantes de Cataluña cerraron, y así permanecerán durante las próximas dos semanas. Es una de las últimas medidas que se han tomado para intentar frenar la segunda ola de contagios de coronavirus que asola Europa. Pero no es la única, ya que Francia ha decidido imponer un toque de queda en las grandes ciudades a partir de este sábado, y Londres también ha tomado medidas más estrictas. Todas ellas van en la misma dirección: ahora se ha optado por restringir la diversión y no el trabajo.

Es la conclusión a la que han llegado todos los expertos, que ya definen esto como "la economía del toque de queda". Los gobiernos del Viejo Continente han buscado una forma de combatir las nuevas infecciones de Covid-19 sin golpear tanto la economía como ocurrió con el cierre total de marzo.

Esta vez se ha optado por imponer el cierre de bares y restaurantes a una hora determinada (es lo que ha pasado en Madrid, donde además se ha restringido la movilidad, y lo que ha dictaminado también Boris Johnson en Londres), o se ha hecho como en Cataluña, que ha decidido obligar al cierre total de estos establecimientos, de forma que durante 15 días solo podrán servir comida para llevar o a domicilio.

Asimismo, en muchos países europeos se han adoptado medidas para restringir las reuniones en lugares privados a un máximo de seis personas, y se están imponiendo toques de queda como el aprobado por Francia para París y otras ciudades entre las 21.00 y las 06.00 horas.

"Las nuevas restricciones difieren mucho de los anteriores cierres generales con duras órdenes de quedarse en casa. Los toques de queda, los cierres de bares y restaurantes, los límites en el número de personas que pueden reunirse y las restricciones de movilidad afectan a nuestra capacidad de salir y divertirnos, en lugar de hacerlo a nuestra capacidad de trabajar, comprar y enviar a los niños a la escuela", destaca Berenberg.

Y es que ahora, opinan los expertos de esta firma, los gobiernos europeos pueden optar por estas medidas porque "afortunadamente, la capacidad sanitaria está bajo mucha menos tensión que en el punto álgido de la primera oleada en abril". Eso sin olvidar que "las sociedades han aprendido mucho sobre las medidas que pueden ayudar a contener la propagación del virus".

SE MANTIENE LA CALMA PORQUE NO HAY CRISIS SANITARIA

Por su parte, desde Julius Baer destacan que la segunda ola de coronavirus en Europa "no se ha convertido aún en otra crisis sanitaria, lo que permite a las autoridades mantener la calma". Al menos por ahora. "Los casos de Covid-19 siguen aumentando en Europa", pero "los gobiernos se han abstenido de imponer medidas drásticas de contención, recurriendo en cambio a cierres locales selectivos" para contener los contagios.

No obstante, alerta el banco suizo, "la situación está aumentando la presión sobre el problemático sector servicios", y aunque los mercados "aún no han entrado en pánico, ya que las tasas de hospitalización siguen siendo bajas, están ansiosos porque esto podría cambiar más rápidamente de lo que se teme".

En cualquier caso, señala Berenberg, el golpe será menor porque en marzo y abril "la actividad económica se desplomó hasta un 30% en pocas semanas", mientras que esta vez "los subsectores más afectados por las nuevas medidas, como el alojamiento y los servicios de alimentación, las artes, el entretenimiento, la recreación, los viajes de larga distancia y las ferias de comercio, representan alrededor del 5% del PIB en la Eurozona y el Reino Unido".

Es más, la firma alemana de análisis cree que el golpe a la confianza de los consumidores será menor. Aunque sí que cabe esperar un "comportamiento más cauteloso" por parte de los consumidores y una caída de la confianza, que "pesarán probablemente sobre la demanda agregada en mayor medida de lo que lo harán las nuevas restricciones que limitarán la oferta en los próximos meses", lo cierto es que "al igual que el golpe a la oferta, el choque de confianza debería ser mucho menor que en marzo y abril".

Berenberg cree, de hecho, que "la segunda ola es una sorpresa mucho menos desagradable que la primera" y que con el "telón de fondo de los progresos médicos en curso", es decir, los avances con la vacuna contra el Covid-19, y la "experiencia de que la primera ola se controló finalmente, los consumidores probablemente verán menos necesidad de restringir sus gastos ahora que hace unos meses".

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