• La divisa europea, que esperaba en los 1,225 dólares, se aprecia hasta los 1,235
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El nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell

Ben Bernanke cuenta en sus memorias que, al poco de alcanzar la presidencia de la Reserva Federal (Fed) en 2006, coincidió con el financiero y entonces alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, en una cena. Y que le pidió un consejo. Bloomberg fue de lo más sincero. "No la jodas", le recomendó. Bernanke tomó nota. Y parece que el recién nombrado presidente del banco central de EEUU, Jerome Powell, también.

Porque este miércoles saldó su primera reunión al frente de la Fed, tras relevar a Janet Yellen en la presidencia en febrero, con toda la intención de dejar claro que no quiere sorpresas. Ni darlas ni, en la medida de lo posible, que se las den.

Sobre todo con respecto a los tipos de interés, puesto que hizo suya la hoja de ruta que ya había dibujado su predecesora y que consta de dos variables. La primera, que los planes de la Fed siguen pasando por tres subidas de los tipos de interés en 2018, y no por las cuatro que temía el mercado, un riesgo que si bien no ha desaparecido por completo, sí ha quedado aparcado. Es decir, al incremento ejecutado este miércoles, con el que situó el precio del dinero en el 1,50-1,75%, le seguirían dos más, que se producirían en junio y en septiembre o diciembre. Es cierto que 7 de los 15 miembros de la Fed contemplan en sus pronósticos esa cuarta subida en 2018, pero la media de los componentes mantiene los tres aumentos que ya estaban sobre la mesa en diciembre.

El mercado descuenta que el próximo aumento se producirá en junio, al que seguirá otro en septiembre o diciembre

Y la segunda, que el ciclo de subidas de los intereses continuará siendo "gradual", la palabra que Yellen había introducido como salvoconducto para dejar claro que el endurecimiento de las condiciones monetarias no sería agresivo en ningún caso. Powell, evocando aquel consejo de Bloomberg, ha optado por no prescindir de esa referencia para no 'fastidiar'.

Y aún hubo más, porque Powell ratificó que la Fed no pretende aumentar los tipos "demasiado rápido" ni "demasiado lento". Consciente de que lo primero arruinaría la recuperación y de que lo segundo alentaría los excesos financieros, la Fed busca "un término medio", reconoció el nuevo presidente de la entidad. "El enfoque cauteloso de Yellen sigue vivo", asegura Ranko Berich, responsable de análisis de mercado de Monex Europe. "La Fed debe evitar cualquier cosa que pueda afectar a los mercados financieros o al desempeño económico", exponen desde Berenberg Capital Markets.

POCAS PRISAS

Ni siquiera las nuevas, y mejores, previsiones económicas de la Fed envalentonaron a su nuevo presidente. El banco central elevó su previsión de crecimiento del 2,5% al 2,7% para este año y del 2,1% al 2,4% para el próximo. También rebajó su estimación de paro del 3,9% al 3,8% en 2018 y del 3,9% al 3,6% en 2019, en tanto que la de la inflación la dejó en el 1,9% en 2018 y la elevó del 2% al 2,1% en 2019. Pero es que había más: las cifras de 2020. Y para ese año la Fed no intuye mayor crecimiento, puesto que mantiene el 2% que ya publicó en diciembre.

Para lo que sí sirvieron estas previsiones fue para sumar una tercera subida de los tipos para el próximo año. En diciembre, la Fed contemplaba dos incrementos de los tipos en 2019; ahora espera tres, con lo que el precio del dinero, que este año acabaría en el 2-2,25%, despediría 2019 en el 2,75%-3%. Para otorgar perspectiva a estos niveles, el anterior ciclo de subidas de los tipos de interés en EEUU, que se prolongó de junio de 2004 a junio de 2006, terminó con el precio del dinero en el 5,25%.

LAS SORPRESAS, PARA EL BCE

Powell, por tanto, no hizo nada que no se esperara. Es más, incluso hizo menos de lo que se temía, de ahí algunas de las reacciones vistas en el mercado. En especial una, la del cruce entre el euro y el dólar. Ante la posibilidad de que el nuevo 'jefe' de la institución mostrara un plumaje de corte más 'halcón' -duro- que el de Yellen, la 'moneda única' se había debilitado en las últimas sesiones. Justo antes de conocer el veredicto y las intenciones de la Fed, se cambiaba a 1,225 dólares. En cuanto conoció esas intenciones e interpretó que el plumaje de Powell por ahora es semejante al de Yellen -'paloma'-, el euro volvió sobre sus pasos y se apreció hasta los 1,234 dólares.

El riesgo de precipitarse o quedarse corto es evidente. Powell -y Trump- difícilmente querrá correrlo, de ahí que el hipotético cuarto aumento de los tipos en 2018, si bien no está totalmente descartado, sí parece enfriarse

Así, en cuestión de minutos, la divisa europea se encontró ante un escenario similar al que le llevó a fortalecerse en 2017. Por un lado, con una Fed nada dispuesta a apartarse del guión previsto por mucho que haya cambiado de presidente. Y por otro, con un Banco Central Europeo (BCE) que, a diferencia de su homólogo estadounidense, sí puede ofrecer sorpresas en 2018. O lo que es lo mismo, una asimetría con potencial suficiente como para nutrir otro tirón alcista del euro, al que este mismo año ya se le ha visto por encima de los 1,25 dólares. "La subida de los tipos en EEUU no está destinada a abrir un nuevo curso para el dólar, y todavía vemos al euro entre los 1,21 y los 1,26 dólares a corto plazo", apuntan desde Danske Bank.

La Fed, al fin y al cabo, 'sólo' tiene que mantener la velocidad a la que ya le dijo al mercado que iría retirando los estímulos -tres subidas de los tipos en 2018 y una reducción del balance de 20.000 millones de dólares al mes en el primer trimestre, 30.000 millones en el segundo, 40.000 millones en el tercero y 50.000 millones en el cuarto-, pero en el caso del BCE los detalles de su 'operación retorno' todavía suponen una incógnita. Y con el euro en los niveles actuales, y por tanto ejerciendo una influencia desinflacionista adicional, la presión sobre el presidente del BCE, Mario Draghi, se agranda, porque un paso en falso, alentado por la facción más dura de la entidad, impulsaría a la 'moneda única'.

Con el agravante de que este riesgo se produce en un contexto delicado, marcado por la 'guerra comercial' que EEUU puede desatar con sus aranceles, en el que los tipos de cambio de las divisas pueden desempeñar un papel aún más protagonista y en el que a la mayor economía del mundo no le vendría mal un 'billete verde' menos fuerte y una pausada subida de los tipos. Sin ir más lejos, Draghi ya aludió este mismo mes a la cuestión comercial, así como a la desregulación financiera pretendida igualmente por el presidente estadounidense, Donald Trump, como los "mayores riesgos económicos" que encuentra en el mundo actual.

En sus primeros pasos como presidente de la Fed, Powell ha hecho suyo el consejo que Bloomberg le dio a Bernanke. No tiene intención de 'estropear' nada. Pero al que puede acabar 'jodiendo' es a Draghi.

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