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Celia Villalobos, presidenta de la comisión del Pacto de ToledoGRUPO POPULAR CONGRESO

No es que hubiera muchas esperanzas, pero la existencia del Pacto de Toledo mantenía viva la posibilidad de que nuestros políticos se tomaran alguna vez en serio el asunto de las pensiones. Con la ruptura provocada por Podemos, ya ni eso. Y encima, lo único que intentan salvar son los aumentos de gasto. El problema es que la táctica de la patada a seguir y pagar las pensiones actuales con deuda tiene muy poco recorrido y, más temprano que tarde, el sistema se vendrá abajo. Porque es insostenible.

No es una cuestión política o ideológica, sino puramente demográfica. Cada vez nacen menos niños y las generaciones que se incorporan al mercado laboral son mucho menos numerosas que las que se jubilan. Añádase que cada vez vivimos más porque aumenta la esperanza de vida y que las pensiones son más altas porque se jubila gente que ha cotizado toda su vida. Da igual quién gobierne: con un sistema de reparto como el actual (no se 'guarda' lo que cotiza cada uno para cuando se jubile, sino que se entrega a los jubilados actuales), no habrá recursos para pagar las pensiones. Así de simple.

De hecho, ya no los hay. Después de esquilmar la hucha de las pensiones -el fondo de reserva de la Seguridad Social-, el Estado ya no tiene dinero ni para las pagas extras, y tiene que emitir deuda para hacerlo. Una aberración económica en toda regla: pagar pensiones con deuda (que son impuestos futuros). Ya estamos ahí. Y el futuro pinta cada vez más negro.

Pero como los pensionistas son muchos y votan, nadie se atreve a coger el toro por los cuernos. Todos los políticos, sean del partido que sean, repiten el mantra de que "las pensiones están garantizadas". Así anestesian a la población, y el que venga detrás, que arree. Aunque ayer Celia Villalobos, presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo, tuvo un ataque de sinceridad y matizó que están garantizadas "las pensiones actuales". Algo que solo se puede permitir ahora que deja la política.

HUIR DE LA DEMAGOGIA Y TOMÁRSELO EN SERIO

Solo Mariano Rajoy se atrevió a tomar unas tímidas medidas en 2013 (el factor de sostenibilidad y el índice de revalorización desligado del IPC)... que tumbó Pedro Sánchez al llegar a la Moncloa. Vuelta a la casilla de salida. Y luego, todos los partidos firmaron subir las pensiones todos los años -y para siempre, ojo- el IPC, incluido el PP, que dio una vergonzante marcha atrás por temor a que los demás le acusaran de empobrecer a unos pensionistas que en ese momento se habían echado a la calle.

Pero todo esto no hace sino postergar lo inevitable. Es urgente huir de la demagogia y decir claramente a los ciudadanos que ya no hay dinero para pagar las pensiones y que en el futuro va a haber todavía menos. Y, sobre esa base, buscar soluciones que no son fáciles. Ya hay propuestas interesantes como ligar la edad de jubilación a la esperanza de vida o acabar con el chollo que tienen las empresas con las prejubilaciones. Y habrá que asumir que las pensiones futuras tendrán que ser menos generosas que las actuales por fuerza, lo que hace necesario el ahorro individual.

Pero nadie le va a poner ese cascabel al gato en vísperas de elecciones. Y cuanto más tardemos en tomar medidas, más dolorosas serán.

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