• Todo lo que sea frenar el gasto público es positivo ante la desaceleración que viene
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Ante noticias como la cumbre del G7 o el frenazo de la economía europea, siempre suenen voces -normalmente no del ámbito económico- que insisten en la urgencia de tener Gobierno en España. En los últimos días, la negativa del Ejecutivo a transferir dinero a las autonomías (no puede hacerlo al estar en funciones) ha puesto a estas en pie de guerra porque les deja sin recursos. Pero, ¿de verdad la economía necesita un Gobierno con tanta urgencia? ¿Hace falta que las comunidades tengan más recursos? La respuesta es no.

El consenso en el mundillo financiero es que "es mejor no tener Gobierno a tener un Gobierno antimercado". Y el problema es que el único Ejecutivo que se puede formar sin ir a nuevas elecciones es el de PSOE+Unidas Podemos+nacionalistas y/o independentistas... que no es precisamente promercado. El documento propuesto la semana pasada por Pablo Iglesias para retomar las conversaciones con pedro Sánchez era un compendio de medidas intervencionistas, subidas de impuestos y más gasto público.

Por eso, ha sido bien recibido por los mercados el rechazo al mismo por parte del PSOE. La pregunta es si tener un Gobierno perennemente en funciones, aparte de evitar estas medidas, puede tener consecuencias que perjudiquen a la economía, como sostienen muchos opinadores (normalmente, deseosos de impulsar un pacto Sánchez-Iglesias por miedo a un triunfo de "las tres derechas" en una repetición electoral).

En principio, se volverán a prorrogar los Presupuestos de Mariano Rajoy que, sin ser precisamente restrictivos, al menos no son tan expansivos como los que exige Podemos al PSOE (por eso, el partido morado no aprobó los Presupuestos del año pasado y provocó la caída de Sánchez).

Y, con informe o sin informe de la Abogacía del Estado (en España siempre nos enredamos en lo irrelevante y perdemos de vista lo que de verdad importa), es cierto que no pueden transferir recursos a las autonomías... lo que impide que se los gasten, como están deseando hacer todos los recién nombrados presidentes regionales, bien para cumplir promesas que cuestan dinero, bien para bajar impuestos.

SIN RECURSOS ANTE UNA POSIBLE CRISIS

Porque el gran problema de España ante una posible nueva crisis es que, como siempre, no hemos hecho ninguna reforma estructural durante los años de crecimiento. Ni el segundo Gobierno de Rajoy ni el de Sánchez han recortado el gasto público, por lo que hemos incumplido los límites de déficit y deuda impuestos por Bruselas todos los años. Y en este ejercicio vamos por el mismo camino. Por supuesto, ni hablar de una reforma fiscal ni de las pensiones.

Entonces, si no se pueden adoptar los recortes imprescindibles (y hay mucho de donde recortar sin tocar ni privatizar servicios públicos esenciales), el 'impasse actual' por lo menos evita que agravemos nuestros desequilibrios y que nos quedemos sin margen de maniobra cuando lleguen las vacas flacas, en un momento en que el BCE también ha agotado toda su munición.

Además, sería muy positivo que la economía y las empresas españolas aprendan a seguir adelante haya o no Gobierno, como ocurre en Italia. En medio del caos en el país transalpino de las últimas dos semanas, su bolsa ha subido y la rentabilidad de su bono ha caído a mínimo histórico. Aquí, el Ibex ha dado unos cuantos bandazos con todos los acontecimientos internacionales de agosto, pero no ha sufrido ninguna caída dramática y sigue lejos del soporte crítico de los 8.300 puntos. Hay motivos para el optimismo.

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