• Los analistas ya anticipan un choque frontal entre Italia y la Unión Europea
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Italia no es Grecia, ni Reino Unido, pero a efectos de la Eurozona esta semana se ha visto como podría ser el enésimo detonante de la largamente anunciada (y nunca materializada) crisis del euro que desembocaría en un desmembramiento total de la moneda única. El primer gobierno xenófobo y antieuropeísta del país transalpino hace anticipar a inversores y analistas un enfrentamiento entre Italia y la Unión Europea (UE). Y a pesar de que se han evitado unas nuevas elecciones que, según los expertos de Berenberg, hubieran sido un "referéndum de facto" sobre la UE, el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) y la Liga darán guerra a Bruselas.

Los dos partidos recuperaron el jueves sus planes de formar coalición y salvaron, por el momento, el peor de los escenarios que apuntaba a la quiebra del país. La forma en que se disparó el rendimiento de la deuda -el bono a dos años escaló 150 puntos básicos el 29 de mayo- hizo sonar todas las alarmas y, en pocas horas, se abandonaron los planes de que Carlo Cottarelli ocupara el Palacio Chigi. El presidente Sergio Mattarella volvió a proponer a Giuseppe Conte para el cargo de primer ministro, con Luigi di Maio y Matteo Salvini como vicepresidentes y ministros de Trabajo y Desarrollo Económico e Interior, respectivamente.

Las dos fuerzas antisistema se han repartido los ministerios y han tratado de enviar un mensaje de estabilidad asegurando que esperan agotar la legislatura de cinco años. Con el acto de traspaso de carteras celebrado en el Quirinale este viernes, el país cierra una grave crisis política, a la espera de que el Parlamento dé luz verde al Ejecutivo, algo que se da por garantizado ya que las dos formaciones cuentan con una cómoda mayoría en las dos cámaras.

Pero sigue la incertidumbre. Ambos partidos han criticado ferozmente la moneda única e incluso llegaron a contemplar la salida del sistema monetario en los borradores del programa común. Sin embargo, tanto la Liga como el M5E -con excepción de su fundador, el cómico Beppe Grillo- descartaron una salida unilateral y proponen más bien negociar los tratados tema por tema. Y esta situación no gusta a los mercados, aunque la prima de riesgo se ha relajado hasta los 229 puntos, después de haber rozado la barrera de los 300 puntos.

¿ITALEXIT?

No es la primera vez que Italia provoca sudores fríos entre sus socios. El ‘Italexit’ empezó a sonar con fuerza cuando, a mediados de 2016, el entonces primer ministro, Matteo Renzi, comenzó a perder apoyo político tras su desafortunado referéndum constitucional. Pero los acontecimientos de los últimos cinco días han renovado estos temores.

Una concatenación de hechos que han dejado la escena política en Italia “inmensamente desordenada”, en palabras del analista de Think Markets, Naeem Aslam. Los mercados reaccionaron con violencia en todas las plazas del Viejo Continente y con ventas en los bonos italianos y en el euro porque “el temor a otro Brexit sacudió la confianza del inversor”, asegura este experto. “Nadie quiere ver a la tercera economía de la Eurozona convertirse en otra Grecia o adoptar la misma postura que Reino Unido”, agrega.

Julius Baer también ha rebajado su sesgo negativo. La firma suiza no espera que Italia abandone el euro, y a pesar de que "el drama político" seguirá generando ruido en los mercados durante meses, a medio plazo apuntan una mayor relajación en la deuda pública italiana.

“Si bien los países con estrechos vínculos con Italia se verán severamente afectados durante un tiempo, seguirá siendo una crisis italiana en lugar de una crisis del euro”

Pero para los expertos de Berenberg, si el nuevo gobierno instalado en Roma se radizaliza “Italia se sumirá en un período de profunda inestabilidad con significativos efectos secundarios financieros y económicos para sus vecinos”. No obstante, a la pregunta de si la región transalpina podría desencadenar una nueva crisis del euro, su respuesta es concisa: “Probablemente no”.

“Si bien los países con estrechos vínculos con Italia se verían severamente afectados durante un tiempo, sería una crisis italiana en lugar de una del euro”, argumentan. “En el peor de los casos, Italia puede llegar a declararse en quiebra, abandonar la moneda comunitaria y enfrentarse a un período prolongado de caos”, prosiguen. Pero garantizan que “más allá de perder a la gran Italia, el euro en sí mismo no estaría en riesgo”.

¿PUEDE HABER CONTAGIO?

Al igual que el Brexit fortaleció el sentimiento favorable a la UE en el resto de miembros, “un hipotético ‘Italexit’ desordenado surtiría el mismo efecto y generaría que el resto de países renovaran su confianza en el proyecto comunitario”, aducen desde el banco de inversión germano.

Subrayan también que la diferencia entre una crisis regional dentro de la Eurozona, como las vividas en Grecia y una verdadera hecatombe en el euro, como la acaecida entre la primavera de 2011 y verano de 2012 es un “contagio”. En este sentido mandan un mensaje de calma porque actualmente la Eurozona cuenta con las herramientas necesarias para contener este riesgo, en particular el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y las operaciones de compra de activos del Banco Central Europeo (BCE).

Además, “la Unión Europea puede agregar instrumentos adicionales en la cumbre del 28 y 29 de junio y aclarar en qué condiciones el MEDE puede ser el respaldo de los sistemas de resolución de los bancos nacionales”, redondean los analistas alemanes. Además, resaltan el papel del BCE, que podría usar sus herramientas estándar de política monetaria, inyectando liquidez y ajustando su orientación de tasa de interés para reducir los rendimientos de los bonos de la Eurozona, si las turbulencias italianas impactaran significativamente las perspectivas para el PIB y la inflación de los países del euro.

EL TAMAÑO IMPORTA

Pero también reconocen que aunque “un contagio desenfrenado parece altamente improbable”, un ‘Italexit’ abrupto dejaría una pronunciada huella en la UE. El país representa actualmente el 15,4% del producto interior bruto total de los integrantes del euro y el el 23,4% de la deuda pública del bloque. A modo de comparación, Grecia contribuía con un 2,6% al PIB de la zona euro al comienzo de su crisis de 2009 y hoy representa el 3,3% de la deuda pública de la Eurozona. El 2% del PIB alemán se genera exclusivamente por las exportaciones a Italia, mientras que los vínculos a través del sistema bancario ligan fuertemente al país con sus socios europeos.

Por lo tanto, “una gran debacle italiana distaría de las crisis griegas de 2010, 2011 y 2015, que dejaron al resto de la Eurozona casi intacta”, afirman desde Berenberg. Así, en el improbable caso de un ‘Italexit’ desordenado, el crecimiento comunitario -fuera del país- puede estancarse durante un par de trimestres mientras las autoridades despliegan sus herramientas para contener los riesgos de contagio y apuntalar los bancos más afectados, si es necesario”. “A partir de entonces, es probable que el crecimiento se recupere a un ritmo saludable, al menos fuera de Italia”, concluyen los analistas.

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