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ERC ha cumplido su amenaza y ha elevado su órdago al Gobierno de Pedro Sánchez hasta el punto de estar dispuesto a jugárselo todo a doble o nada en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Su enmienda a la totalidad de las cuentas socialistas puede finiquitar la legislatura y colocar en Moncloa un tripartito a la andaluza. Pero los republicanos creen que el sacrificio vale la pena con el fin de consolidar una estrategia a largo plazo con la Generalitat como último objetivo.

Fuentes parlamentarias explican que el escenario que baraja esta fuerza pasa por cerrar un acuerdo de mínimos con el socialismo para luego vendérselo a los suyos "como el logro de que han arrancado un diálogo efectivo para hablar de la autodeterminación de Cataluña con el Gobierno del Estado". Con este movimiento esperan obtener réditos electorales con la mirada puesta en unas elecciones a la Generalitat de Cataluña que se convocarían después del juicio en el Supremo a los presos soberanistas que empieza la próxima semana.

"Veremos si la sentencia es condenatoria o absolutoria, pero todo apunta a que en cuanto esta se conozca, el president de la Generalitat, Quim Torra, llamará a las urnas", explican fuentes próximas a estos partidos a Bolsamanía. En tal caso, mucho dependerá "del estado de sus relaciones en ese momento", prosiguen las mismas fuentes, que ahora son "realmente malas entre los socios del Govern". Actualmente, "hay una ruptura de la coalición de Junts x Cataluña y ERC, que estallará después de las municipales del 26 de mayo", explican las mismas fuentes.

El debate de los Presupuestos ha enrarecido aún más el ambiente entre republicanos y postconvergentes que viene caldeado por las disputas entre el líder de este partido, Oriol Junqueras, y el del PDeCAT, Carles Puigdemont. A esta 'mala sangre' hay que añadir la negativa de los republicanos a unir fuerzas en una lista unitaria para la alcaldía de Barcelona y los resultados en las últimas encuestas electorales. El CIS de enero otorgaba un 22,7% de porcentaje de voto en Cataluña al partido de Junqueras, mientras que los apoyos a los de Puigdemont caían hasta el 7%. El barómetro del CEO del mes de noviembre daba la victoria a los republicanos en unas hipotéticas elecciones que obtendrían entre 13 y 16 escaños más que sus actuales socios.

Con el objetivo de reafirmar estos apoyos entre los catalanes independentistas, ERC se ha avanzado al PDeCAT a la hora de fijar sus condiciones para justificar un apoyo a Pedro Sánchez que no se entenderá entre los sectores más radicales del soberanismo. Por este motivo, también han sido más osados que sus socios de Gobierno en la escenificación de la presión al Ejecutivo, ya que necesitan explicar muy bien por qué permitirán que los PGE sobrevivan más allá del 13 de febrero. Un desenlace en el que confían desde el PSC, por lo que están dispuestos a plegarse a algunas de sus condiciones.

El lunes anunciaron una enmienda a la totalidad de las cuentas que se votará el 13 de febrero, junto a las presentadas por PP y Ciudadanos. El martes registraron en el Congreso dicha enmienda y, en los dos actos, han ofrecido sendas ruedas de prensa dejando muy claras sus condiciones. Piden una mesa de diálogo político en Cataluña con un mediador en la que se aborde la autodeterminación de la región y la convocatoria de un referéndum. Además, piden al Gobierno que inste a la Fiscalía a retirar las acusaciones contra los políticos presos por el proceso independentista

El PDeCAT ha ido a remolque de las acciones de los republicanos, inmerso en una pugna interna entre partidarios y detractores de respaldar al PSOE en el debate presupuestario de la próxima semana en la Cámara Baja. Su tibieza ha quedado demostrada al sumarse, sin más, a lo exigido por los republicanos y a amenazar con una enmienda a la totalidad propia que registrarán el viernes -cuando acaba el plazo-.

EL 'RELATOR' NO CONVENCE

Por ahora, los socialistas están dispuestos a ceder en la mediación, pero republicanos y convergentes siguen sin aclarar si retirarán 'in extremis' su veto. De hecho, ERC sigue jugando a medir los tempos y ha insistido en su pulso: ha reclamado que en los espacios de diálogo entre el Gobierno y el Govern de la Generalitat se incluya la mediación internacional y ha asegurado que su grupo parlamentario en el Congreso no se plantea retirar la enmienda a los Presupuestos Generales del Estado (PGE): "La enmienda a la totalidad ha venido para quedarse". Lo ha dicho el portavoz de los republicanos en el Parlament, Sergi Sabrià.

El PDeCAT, en cambio, ha optado por volver a exhibir sus diferencias. Fuentes internas explican a Bolsamanía que la claudicación del Sánchez contenta al sector más moderado de los postconvergentes, que ven suficiente el gesto del Gobierno. Inmersos en una guerra interna entre partidarios y detractores de apoyar las cuentas del Estado, la consellera de Presidència, Elsa Artadi, ha salido al paso de la polémica y ha pedido a ERC que ponga condiciones "realistas" para retirar su veto y permitir que las cuentas se tramiten.

Las mismas fuentes cuentan que si se sigue concretando el papel de este mediador, es muy probable que se dé un giro de guión en el último momento.

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