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El Banco Mundial ha recortado drásticamente su previsión sobre el Producto Interior Bruto (PIB) para 2023. Ahora cree que la economía mundial solo crecerá un 1,7%, frente a la estimación del 3% de hace seis meses. Ha tomado esta decisión al considerar que ha habido un empeoramiento generalizado de las condiciones económicas. De hecho, alerta de que el planeta está "peligrosamente cerca" de la recesión.

De cumplirse las proyecciones del Banco Mundial, esto supondría "el tercer ritmo de crecimiento más débil en casi tres décadas, eclipsado únicamente por las recesiones mundiales causadas por la pandemia y la crisis financiera mundial", ha explicado la propia entidad en su último informe de perspectivas.

Como dice, el crecimiento mundial se está desacelerando "bruscamente" ante la elevada inflación, las tasas de interés más altas, la reducción de la inversión y las perturbaciones causadas por la invasión rusa de Ucrania.

"Dadas las frágiles condiciones económicas, cualquier nuevo acontecimiento adverso -como una inflación más alta de lo previsto, subidas bruscas de los tipos de interés para contenerla, un rebrote de la pandemia del Covid-19 o una escalada de las tensiones geopolíticas- podría empujar a la economía mundial a la recesión. Sería la primera vez en más de 80 años que se producen dos recesiones mundiales en la misma década", apunta el Banco Mundial.

Prevé que la brusca desaceleración del crecimiento sea generalizada, con previsiones revisadas a la baja en 2023 para el 95% de las economías avanzadas y casi el 70% de las economías de mercado emergentes y en desarrollo. De hecho, señala que el crecimiento de las economías avanzadas se ralentizará del 2,5% en 2022 al 0,5% en 2023. "En las dos últimas décadas, desaceleraciones de esta magnitud han presagiado una recesión mundial", destaca la entidad.

Para Estados Unidos, espera que el crecimiento caiga al 0,5% en 2023, 1,9 puntos porcentuales por debajo de las previsiones anteriores (2,4%) y "el resultado más débil fuera de las recesiones oficiales desde 1970". De hecho, el ajuste de sus proyecciones mundiales se debe en su mayoría a la rebaja significativa de la economía estadounidense.

Asimismo, el crecimiento de la zona euro será del 0%, una revisión a la baja de 1,9 puntos porcentuales. Y las proyecciones para China apuntan a un crecimiento del 4,3% en 2023, es decir, 0,9 puntos porcentuales por debajo de las previsiones anteriores (5,2%). En el caso de Japón, las estimaciones han bajado del 1,3% al 1%.

Excluida China, espera que el crecimiento de las economías de mercado emergentes y en desarrollo se desacelere del 3,8% en 2022 al 2,7% en 2023, "como reflejo de una demanda externa significativamente más débil, agravada por la elevada inflación, la depreciación de la moneda, el endurecimiento de las condiciones de financiación y otros factores internos adversos".

"La crisis que afronta el desarrollo se está intensificando a medida que se deterioran las perspectivas de crecimiento mundial", ha dicho el presidente del Grupo del Banco Mundial, David Malpass.

Asimismo, ha explicado que "los países emergentes y en desarrollo se enfrentan a un periodo plurianual de crecimiento lento impulsado por la pesada carga de la deuda y la debilidad de la inversión, ya que el capital mundial es absorbido por las economías avanzadas, que se enfrentan a niveles de deuda pública extremadamente elevados y a tipos de interés crecientes". Según el dirigente, "la debilidad del crecimiento y de la inversión empresarial agravará los ya devastadores retrocesos en educación, sanidad, pobreza e infraestructuras y las crecientes exigencias del cambio climático".

De cara a 2024, el Banco Mundial también ha ajustado a la baja sus proyecciones, de forma que ahora espera un crecimiento económico del 2,7%, frente al 3% anterior.

LA CULPA, DE LAS SUBIDAS DE TIPOS

"El crecimiento mundial se ha ralentizado hasta el punto de que la economía mundial está peligrosamente cerca de caer en recesión", ha dicho el Banco Mundial, que atribuye el lento crecimiento a un endurecimiento "inesperadamente rápido y sincrónico" de la política monetaria mundial.

De hecho, la institución afirma que las políticas monetarias más estrictas de los bancos centrales de todo el mundo pueden haber sido necesarias para controlar la inflación, pero han "contribuido a un empeoramiento significativo de las condiciones financieras mundiales, que está ejerciendo un lastre sustancial sobre la actividad".

"Estados Unidos, la zona del euro y China están atravesando un periodo de debilidad pronunciada, y las repercusiones resultantes están exacerbando otros vientos en contra a los que se enfrentan las economías de mercado emergentes y en desarrollo", ha apuntado.

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