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Era cuestión de tiempo. Tras varios días de agitación e idas y venidas, el 'exchange' de criptomonedas FTX se ha declarado en bancarrota bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Esta notificación ante las autoridades ha venido acompañada de la dimisión de su consejero delegado, Sam Bankman-Fried, que será reemplazado por John J. Ray III.

Con todo, FTX ha señalado que Bankman-Fried permanecerá en la compañía para ayudar a llevar a cabo una "transición ordenada". Según la compañía, muchos de los empleados del grupo radicados en distintos países mantendrán sus empleos y “ayudarán a D. Ray y a profesionales independientes en sus operaciones durante los procedimientos del Capítulo 11”.

A través de un comunicado de prensa publicado en el de Twitter de FTX, el nuevo consejero delegado del 'exchange' ha declarado que "el alivio inmediato del Capítulo 11 es apropiado para brindar al grupo FTX la oportunidad de evaluar su situación y desarrollar un proceso para maximizar las recuperaciones para las partes interesadas".

"El grupo FTX tiene activos valiosos que solo pueden administrarse de manera efectiva en un proceso organizado y conjunto. Quiero asegurarme de que cada empleado, cliente, acreedor, parte contractual, accionista, inversionista, autoridad gubernamental y otras partes interesadas que vamos a llevar a cabo este esfuerzo con diligencia, minuciosidad y transparencia", ha indicado Ray.

Asimismo, las filiales de FTX Ledger X LLC, FTX Digital Markets Ltd., FTX Australia Pty Ltd. Y FTX Express Pay Ltd. no estarán bajo el paraguas de los procedimientos que ampara el Capítulo 11.

"LA MAYOR DESTRUCCIÓN DE RIQUEZA DE LAS 'CRIPTOS'"

Naeem Aslam, analista jefe de mercados de AvaTrade, cree que la quiebra de FTX es la peor noticia que podía haber recibido el mercado de las criptomonedas. “La mayor destrucción de riqueza ha ocurrido hoy en la historia de las criptomonedas, ya que FTX se ha declarado en bancarrota, dejando a sus clientes en la cuerda floja”, lamenta este experto, quien cree que este “es el mejor momento para que los reguladores vengan y empiecen a estrechar el cerco”.

“No podemos permitirnos el lujo de tener diferentes privilegios para los criptointercambios y todo el espacio debe ser supervisado por los reguladores”, critica Aslam.

En cuanto al bitcoin (BTC), el rey de las criptomonedas podría sufrir “otro gran retroceso” y la quiebra de FTX “está causando presión en el precio”, con alta probabilidad de verlo probar los 13.000 dólares, como ya pronosticó JP Morgan. “Los próximos días van a ser importantes, ya que la caída de FTX va a crear un efecto dominó, y todo esto significa que más empresas tendrán que vender su bitcoin para apuntalar los fondos. Pero el bitcoin es el tipo de bestia que nunca se rinde y puede volver aún más fuerte cada vez que un proyecto falso estalla”, sentencia Aslam.

Por su parte, Sheena Shah, analista de Morgan Stanley, cree que “estamos en medio de otro evento de desapalancamiento en el ecosistema de las criptomonedas” que, hasta ahora, “está teniendo un trasvase limitado a los mercados de valores más amplios más allá del sentimiento, ya que las compañías de criptomonedas se prestaron entre sí”.

Esperamos otra ronda de cripto QT (lo que la firma ha descrito previamente como el “equivalente criptográfico del ajuste cuantitativo”) con exposiciones de acreedores reveladas en las próximas semanas. Estos, están vendiendo en estos momentos sus criptoactivos para cubrirse las espaldas, añadiendo más volatilidad al mercado”, explica.

¿CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ?

Hay que remontarse hasta el pasado 2 de noviembre para conocer el inicio de esta historia. Según un informe financiero al que tuvo acceso el medio ‘CoinDesk’, las cuentas de Alameda Research, compañía hermana de FTX fundada por Bankman-Fried, mostraron que poseían una gran cantidad de FTT, ‘token’ nativo de FTX. Los propietarios de FTT podían utilizar el ‘token’ como garantía para las operaciones apalancadas en el ‘exchange’ y se beneficiaban de ciertos esquemas de incentivos en FTX, como los descuentos en las operaciones.

El problema radica en que la deuda de Alameda Research representaba alrededor del 54% de sus activos valorados en 14.600 millones de dólares a 30 de junio de 2022, y, de esos activos, 3.600 millones de dólares eran en FTT desbloqueado y otros 2.160 millones en FTT colateral. Asimismo, las cuentas mostraban otros 292 millones en FTT bloqueado.

“El valor del ‘token’ FTT se deriva de la percepción del mercado sobre las perspectivas de negocio de FTX. No da derechos de propiedad, lo que lo diferencia de las acciones tradicionales de las empresas. Los estados financieros filtrados llamaron la atención del mercado sobre los posibles riesgos de liquidez y solvencia de Alameda en caso de que el valor del token de FTX cayera. Los rumores, especialmente en Twitter, de que Alameda también estaba utilizando tokens FTT como garantía de parte de sus pasivos exacerbaron las preocupaciones de solvencia de la empresa comercial”, explican desde S&P Global.

Avanzamos cuatro días en el calendario. Es 6 de noviembre y el consejero delegado de Binance, Changpeng Zhao, anunciaba que la compañía iba a vender todo el FTT que tenían en cartera, valorado en alrededor de 580 millones de dólares, tras conocerse las últimas informaciones.

“Binance siempre fomenta la colaboración entre los actores del sector. En cuanto a cualquier especulación sobre si esto es un movimiento contra un competidor, no lo es. Nuestra industria está en sus inicios y cada vez que un proyecto fracasa públicamente perjudica a todos los usuarios y a todas las plataformas. Normalmente mantenemos los ‘tokens’ a largo plazo. Y hemos mantenido este token durante todo este tiempo. Somos transparentes con nuestras acciones”, explicó entonces el empresario chino-canadiense.

Nos vamos hasta el 8 de noviembre. Binance acuerda adquirir FTX y consolidar su posición como principal ‘exchange’ de criptoactivos del mercado. "Esta tarde, FTX ha pedido nuestra ayuda. Hay un problema significativo de liquidez. Para proteger a los usuarios hemos firmado una carta de intención no vinculante para adquirir FTX al completo y ayudar a cubrir la falta de liquidez", indicó Zhao en Twitter.

Con todo, el CEO de Binance lanzaba un dardo envenenado a Bankman-Fried asegurando que esta sucesión de eventos dejaba dos lecciones para el mercado. "Uno: nunca uses un 'token' que has creado como garantía. Y dos: no pidas préstamos si diriges un negocio de criptomonedas', no utilices el capital de "forma eficiente" y ten una gran reserva". "Binance nunca ha utilizado BNB como garantía y nunca hemos todado deuda", añadía. Pese a este roce, todo parecía indicar que la historia iba a tener final feliz… o no.

Un día después, Binance da marcha atrás y dice que no completará la operación de adquisición. “Como resultado de la debida diligencia corporativa, así como los últimos informes de noticias sobre el mal manejo de los fondos de los clientes y las supuestas investigaciones de la agencia estadounidense, hemos decidido que no perseguiremos la posible adquisición de FTX.com", señaló la compañía a través de un comunicado público.

“Al principio, nuestra esperanza era poder apoyar a los clientes de FTX para proporcionar liquidez, pero los problemas están fuera de nuestro control o capacidad de ayudar”, sentenció Binance. Zhao, por su parte, aseguró en su twitter que era “un día triste” y que “lo hemos intentado, pero…” acompañado de un emoticono de una cara llorando, aunque recordaba más a unas lágrimas de cocodrilo. Sea como fuere, el mercado de las ‘criptos’ ya estaba sumido en el caos.

El jueves 10 de noviembre, el bitcoin alcanza mínimos de 2020 y ‘Bloomberg’ informa que Bankman-Fried reconoce ante sus inversores que pintan bastos: la plataforma se enfrenta a un déficit de hasta 8.000 millones de dólares y necesita 4.000 millones para seguir siendo solvente. Por si fuera poco, los inversores ponen pies en polvorosa y se conoce que la SEC, el Departamento de Justicia y más organismos reguladores estadounidenses están investigando a FTX, ya que temen que la gestión de los activos de los consumidores no haya sido la adecuada. “Se está acabando la pista de aterrizaje para estas plataformas”, reconoció Gary Gensler, presidente de la SEC, al ser preguntado por este asunto.

Ese mismo jueves por la tarde, el criptomillonario aparece en redes sociales a hacer acto de contrición y asegurar que él y sus socios estaban haciendo todo lo posible para conseguir liquidez para los usuarios de la plataforma. “La he jodido”, repitió Bankman-Fried una y otra vez, al tiempo que aseguraba que la parte estadounidense del negocio era 100% solvente.

Y así llegamos a este viernes 11 de noviembre, día en el que se han confirmado los peores temores del mercado de las criptomonedas. Horas antes de que FTX se declarase en bancarrota, la Comisión de Valores de Bahamas, país en el que está radicada la compañía, ordenó la congelación de todos los activos de la compañía y alertó de que “basándonos en la información que manejamos, cualquier acción de este tipo habría sido contraria a la gobernanza normal, sin consentimiento del cliente y potencialmente ilegal”.

¿Cuáles serán los próximos acontecimientos en torno a esta historia? Es imposible saberlo. Hace una semana, FTX era un gigante del espacio de las criptomonedas que hoy se ha extinguido como una cerilla en un vendaval. El 'crash' de la plataforma de Sam Bankman-Fried recuerda peligrosamente a la caída de Terra y ha generado una reacción prácticamente unánime en el sector: la regulación es más necesaria que nunca.

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