"Las crisis conducen a rescates y esta vez el rescate ha sido extremo al tratarse de una crisis sanitaria. Como resultado, la inevitable crisis crediticia podría verse truncada esta vez, lo que nos hace ser compradores en las caídas". Es la valoración sobre el escenario actual de las bolsas que realizan los analistas de Morgan Stanley y que difiere de la realizada por otros expertos como los de HSBC.
Cuando un activo tan importante para el mundo como es el petróleo se mueve a golpe de tuit, de amenazas, de venganzas irracionales y de promesas imposibles, lo único cierto es que se ha perdido el norte. Cuando, encima, todo este caos lleva al crudo a caer un 40% un día o subir un 30% otro, la única verdad es que estamos ante un mercado que ahora mismo está roto. El que decida invertir en petróleo a día de hoy, o le gustan las emociones fuertes o está dispuesto a perderlo todo en el tiempo que tarda en pestañear. Los analistas no saben si va a cotizar a 40 dólares o a 15 a corto-medio plazo. Intentar predecir algo en este contexto es absolutamente imposible.
Wall Street ha bajado de media un 1,5% (Dow Jones: -1,69%; S&P 500: -1,51%; Nasdaq: -1,53%) tras los datos de paro en EEUU. El desempleo en el país ha subido hasta el 4,4% en marzo (máximos de 2017) desde el 3,5% en febrero, seis décimas más de lo esperado. Hay que recordar que la tasa de paro se encontraba hasta el mes pasado en mínimos de los últimos 50 años.
Las acciones de Tesla se han disparado más de un 5%. Los de Elon Musk vienen de rubricar su primer mejor trimestre de la historia en ventas. Las cifras han sido tan buenas que han estado a punto de cumplir incluso las expectativas más optimistas de los analistas.
