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May 26, 2020 i- Washington, DC, United States: President Donald Trump speaks during an event on Protecting Seniors with Diabetes in the Rose Garden of the White House. (Contacto)Contacto

La pandemia del Covid-19 ha ocupado toda la atención de los mercados en los últimos meses, hasta el punto de que los inversores han aparcado otras referencias que, en condiciones normales, ya estarían centrando su atención. La más importante, con permiso del Brexit, son las elecciones presidenciales de EEUU del 3 de noviembre, donde el actual presidente, Donald Trump, se juega su reelección.

La recesión de la economía estadounidense, la hipotética segunda oleada del virus en octubre y los disturbios raciales han ensombrecido un camino que a inicios de año no presentaba obstáculos. Y es que, si 2020 ha sido malo para todos, para el republicano se ha convertido en una auténtica pesadilla, ya que en enero lo tenía todo hecho para repetir en la Casa Blanca, pero a tan sólo cuatro meses vista, sus opciones no son nada claras. No obstante, el magnate guarda algunos ases en la manga que pondrá en juego desde este verano.

La velocidad y rapidez de la recesión derivada de la pandemia ha puesto palos en las ruedas a la campaña que preveía desplegar Trump, basada en una economía muy fuerte. Desafortunadamente para Trump, ningún inquilino del despacho presidencial —excepto Calvin Coolidge en 1924— ha salido reelegido cuando hubo una recesión en los 24 meses anteriores al día de la votación. "Además, si la presidencia cambia de manos, también hay probabilidades de que el Senado cambie, lo que daría a los Demócratas el control del poder ejecutivo y legislativo", señala Aditya Khowala, gestor de fondos de renta variable estadounidense de Fidelity.

Pero el presidente de EEUU va a desplegar una estrategia con dos vertientes para intentar superar los pronósticos: en primer lugar, "reactivar la guerra comercial y cargar las tintas contra China para presentarla como el chivo expiatorio de la recesión"; y, en segundo lugar, "regar de liquidez la economía para asegurarse de que está a plena marcha antes de noviembre", explica el analista.

REACTIVAR LA GUERRA COMERCIAL

Muchos inversores se plantaron en 2020 creyendo que los grandes problemas entre EE.UU. y China habían quedado atrás después de que se firmara la fase 1 del acuerdo comercial el año pasado. Sin embargo, "la recesión provocada por el virus ha trastocado ese cálculo", señala Khowala. Los últimos sondeos de opinión muestran claramente que la mayoría de los estadounidenses culpa a China por la pandemia, "lo que ha dado a la administración Trump un chivo expiatorio perfecto", prosigue.

Se pueden encontrar pruebas de este planteamiento en las reiteradas alusiones de Trump al brote como la “plaga china”, o en las manifestaciones del representante del Departamento de Comercio Robert Lighthizer instando a las empresas estadounidenses a retirar sus cadenas de suministro de países como China, a los que acusa de competencia desleal. Por lo tanto, "las relaciones entre las dos economías más grandes del mundo parece que van a empeorar a medio plazo", sostiene.

LLUVIA DE MILLONES A LA ECONOMÍA

Trump sabe que simplemente echarle la culpa a China no bastará para que consiga la reelección y que también necesita que la economía registre un fuerte rebote antes de noviembre. "Ese es el motivo principal por el que su gobierno ha optado por reabrir grandes secciones de la economía sin esperar a que hubiera señales más claras de que el brote se estaba conteniendo de forma efectiva", subraya el gestor de Fidelity.

Esta decisión supone que la economía estadounidense se recuperará más rápido a corto plazo, pero con ello también aumenta el riesgo de una segunda o tercera oleada de contagios. Por otra parte, el presidente está recibiendo un enorme apoyo por parte de la Fed, que básicamente se ha comprometido a desarrollar políticas no convencionales como el “helicóptero del dinero” y la “relajación cuantitativa ilimitada” con el fin de monetizar la deuda.

"La tríada formada por la reapertura temprana, la política monetaria ultraexpansiva y el generoso gasto público han dado un empujón extraordinario a la demanda de consumo y a la recuperación", apunta el experto. Las previsiones apuntan a que el PIB real podría aumentar más del 20% en el tercer trimestre gracias a la respuesta sin precedentes de las autoridades. "También debemos recordar que alrededor de tres cuartas partes de los empleos destruidos hasta ahora se consideran temporales y, por lo tanto, podrían recuperarse rápidamente", redondea Khowala, lo que aún dará más fuerza a la idea de recuperación que quiere vender Trump para mantenerse otros cuatro años en el Despacho Oval.

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