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El acuerdo alcanzado en la Fase 1 de la negociación entre Estados Unidos y China con el fin de una tregua en la guerra comercial, produjo lo que era fácil de esperar: un mayor fortalecimiento de la euforia que sigue acompañando esa larga fase de negociaciones, que dura desde más de un año.

Todo esto a pesar de que la comunicación de los resultados fue una vez muy contradictoria y confusa, hasta el punto de que muchos detalles al día de hoy son muy vagos y los contenidos emitidos por las dos partes en cuestión difieren en tono y defectos. Quizás no sea proprio esto que quiere el mercado.

Los puntos establecidos de forma clara son los siguientes:

Suspensión por un período indefinido de los aranceles recíprocos que deberían haber entrado en vigencia el domingo 15 de diciembre.

• El compromiso genérico de China de reequilibrar ligeramente la balanza comercial con más compras de productos estadunidense por 200 mil millones en los próximos dos años. No hay un compromiso específico sobre las compras de productos agrícolas, como Trump anunció.

• Declaraciones de intención de idear un sistema de solución de controversias, aumentar la protección de la propiedad intelectual en China y abstenerse de las devaluaciones competitivas.

• Solo 30 días después de la firma, que debería tener lugar en las primeras semanas del año nuevo, los aranceles se reducirán del 15% al 7,5%, estimados en 120 mil millones de productos chinos. Objetivamente, es una reducción poco más que simbólica, ya que la mayor parte de los aranceles permanecen.

Todavía permanecen puntos sin gran claridad. La declaración estadounidense subraya las prescripciones contra China, mientras que China enfatiza la promesa estadounidense de continuar una reducción gradual de los aranceles después de la primera, un compromiso que no aparece en el comunicado de prensa estadounidense. ¿Qué pasa?

Estas diferencias dejan en claro que el acuerdo en principio aún no está bien estructurado, por lo que se debe mantener cierta precaución y no se deben excluir por completo sorpresas negativas. Los puntos comunicados no coinciden con cuanto declarado anteriormente, ya que había inducido a los mercados a subir de forma vertical el jueves pasado.

Sin embargo, si los estadounidenses no se han demostrado ser tan efectivos en tener concesiones de los chinos, han sido mucho más eficaz en generar expectativas para los mercados y vender ese acuerdo como algo extraordinario, lo que en realidad es poco más que una tregua. De hecho, lo que Trump señaló, además de la complacencia, fue la intención, inmediatamente después de la firma de la Fase 1, de reanudar inmediatamente las negociaciones sobre la Fase 2. El objetivo obvio es elevar aún más las expectativas de los mercados y la opinión pública estadounidense para obtener ventajas electorales, desviando la atención del impeachment y inflar aún más Wall Street.

Los mercados siguen un gran orador como Trump y ya han comenzado a perseguir el sueño de la Fase 2.

El índice S&P500 ha alcanzado el umbral psicológico de los 3.200 puntos (más del 27 % desde el comienzo de 2019). Los mercados están al alza y es evidente a todos los inversores.

Ahora es necesario plantear la hipótesis de cuáles pueden ser los objetivos del movimiento en curso en el mercado estadounidense y, más precisamente, sobre el índice SP500.

El impulso alcista a corto plazo encuentra una zona de resistencia entre los 3230-3280, donde el mercado de opciones nos dice que hay una buena probabilidad que no vamos más allá de ese punto por ahora. La zona 3122-3102 es la de no perder para mantener la actual tensión alcista. Algo cambiaria solo si perdemos los 3061. Y obviamente si desde esos 3200 empieza un fuerte sell off.

¿El rally de navidad será suficiente para dar más impulsos al mercado, sin más noticias positivas? Hasta que la mano fuerte no decida el contrario no podemos hacer otra cosa que seguir el precio y esperar claras señales de que algo está cambiando.

¡Buena semana de trading a todos!

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