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Santiago Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera en la concentración de Colón.Ricardo Rubio - Europa Press

Pues parece que, salvo sorpresa nada descartable conociendo al personaje, Pedro Sánchez está abocado a convocar elecciones anticipadas tras perder el apoyo de los independentistas catalanes que le llevaron a Moncloa. Aunque las encuestas no son nada fiables en España, como sabemos por experiencia, todo apunta a que Ciudadanos tendrá la llave del nuevo Gobierno. La clave será si pacta con el PSOE o si forma un bloque de derechas con PP y Vox.

Después de la concentración del domingo en Colón, la mayoría de analistas políticos dan por hecho que Ciudadanos se ha apuntado definitivamente a un bloque de derechas ("las derechas" como dicen ahora PSOE y Podemos) con PP y Vox de cara a las próximas elecciones. Incluso tragó con la famosa foto de los tres líderes. No tan deprisa. El partido de Albert Rivera tiene razones de peso para separarse de estos dos compañeros y acercarse al PSOE. Es más, muchos en las filas socialistas -incluyendo barones de gran fuste- tienen todas sus esperanzas puestas en este pacto, a la vista de la descomposición de Podemos.

En primer lugar, Ciudadanos nació con vocación de centrista, formado por desencantados tanto del PP como del PSOE. Por tanto, aparecer siempre escorado a la derecha solo beneficia a quien quiere ocupar el centro-izquierda, es decir, los socialistas. En segundo, aparecer siempre de la mano del PP lleva a que mucha gente considere que ambos ofrecen lo mismo y que, o bien no les vote porque no se considera de derechas, o bien vote al PP por considerarlo el "voto útil". Y en tercero, ir de la mano de Vox puede ser suicida para ellos, aparte de que genera un enorme rechazo entre sus correligionarios en Europa, que se presentan como la alternativa a los populismos de derechas (Macron es el ejemplo más claro).

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Albert Rivera en Colón con la bandera LGTB detrás.
Ricardo Rubio - Europa Press

Por tanto, aunque parezca la opción más 'natural' y, sin duda, la preferida de los mercados -a los inversores les da miedo Podemos, no Vox-, no se puede dar por segura. Y Rivera está empezando a hacer gestos para distanciarse de sus incómodos aliados, como las famosas banderas LGTB en Colón o su comparecencia de ayer, en la que recordó que Rajoy salió del Gobierno por ser condenado por corrupción y que tiene la culpa de que triunfara la moción de censura al no convocar elecciones.

¿ES POSIBLE UN PACTO PSOE-CIUDADANOS?

Pero claro, pactar con el PSOE tampoco es algo sencillo para Ciudadanos. Para empezar, acaban de dejarle tirado en Andalucía para irse con el PP y Vox. Sería extraño hacer eso en Andalucía y lo contrario en el Gobierno nacional; aunque bueno, mientras en esa comunidad apoyaba a Susana Díaz, en Madrid sostenía a Cristina Cifuentes. Por eso Santiago Abascal los llama "la veleta naranja".

Pero, sobre todo, la furia de Rivera contra la política de Sánchez en Cataluña (la tierra natal de Ciudadanos), que ha desembocado en el desastre de los presupuestos, hace muy difícil recomponer los lazos con el PSOE. Los barones citados y el 'viejo PSOE' de González y Guerra remarán en esa dirección, pero es muy dudoso que sea suficiente.

Su gran esperanza es que la suma de sus escaños y los de Casado baste para gobernar sin necesitar a Vox, lo cual depende de si de aquí a las elecciones se ha desinflado el 'suflé verde' que está desangrando al PP por la derecha. Si no es así, tendrá que tomar una decisión muy dolorosa. Y de la que dependerá nuestro futuro.

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