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El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.Paulo Lopes/ZUMA Wire/dpa

La campaña electoral ha arrancado en Brasil. Los votantes elegirán a su presidente, vicepresidente y nuevo Congreso Nacional el próximo 2 de octubre. A menos que un candidato obtenga inesperadamente la mayoría absoluta, la votación irá a una segunda ronda el 30 de octubre.

El ex presidente y candidato de izquierdas, Luiz Inácio Lula da Silva, parte como favorito en las encuestas (44%) frente al actual presidente de derechas, Jair Bolsonaro (37%), y los expertos advierten de que, debido a la volatilidad que se espera antes de los comicios, lo preferible es evitar la exposición al país.

"Dada la volatilidad esperada en torno a los activos brasileños en el periodo previo a las elecciones, creemos que ahora es tácticamente prudente sacar provecho de nuestra exposición. Por lo tanto, hemos vendido nuestra posición en deuda pública brasileña para obtener un beneficio del 5%. Buscaremos nuevas oportunidades una vez que haya pasado el actual periodo de tensión política", comenta Stéphane Monier, director de inversiones de Lombard Odier Private Bank.

Subraya Monier que, antes de las elecciones de octubre, los altos costes de capital, la inflación y el gasto fiscal podrían combinarse en un aumento de la volatilidad de los activos. Asimismo, destaca que la agenda económica será clave en estos comicios.

"Mientras la duodécima economía del mundo por producto interior bruto (PIB) se ha ralentizado bajo un rápido ciclo de subidas de los tipos de interés para luchar contra la inflación, el gobierno está ofreciendo distintas ayudas a los hogares", destaca.

Tanto Bolsonaro como Lula han prometido dejar en marcha un aumento del 50% en el gasto en bienestar, que asciende a 70.000 millones de reales (13.500 millones de dólares) al año. Esta medida, que terminará a finales de 2022, infringiría el límite de gasto del país y requeriría una exención por parte del Congreso. Bolsonaro dice que incrementará los salarios de los trabajadores del gobierno y ajustará los impuestos sobre la renta. Lula quiere eliminar el límite de gasto que tiene el país desde hace dos décadas, sustituyéndolo por un mecanismo fiscal que permita un salario mínimo más alto, y aumentar el gasto en bienestar e infraestructuras. Lula ha elegido como vicepresidente a Geraldo Alckmin, ex gobernador de Sao Paulo, considerado simpatizante de las empresas y los mercados, contra el que ganó la segunda ronda de la carrera presidencial de 2006.

TIPOS Y GASTO FISCAL

Desde marzo de 2021, el banco central, Banco do Brasil (BCB), ha aumentado 12 veces el tipo de interés del país, conocido como Selic, desde el 2%. El 3 de agosto, su tipo de referencia alcanzó el 13,75%, acercándose a su máximo previsto del 14% en septiembre. El BCB podría empezar a bajar los costes de endeudamiento, en tramos de 25 puntos básicos, a partir del segundo trimestre de 2023, prevén desde Lombard Odier Private Bank.

"El BCB está lejos de cumplir su objetivo de inflación anual del 3,5% (con unos márgenes del 1,5%) para 2022. Aunque la inflación ha mantenido los salarios reales relativamente bajos, el desempleo ha disminuido y en el segundo trimestre se situó por debajo de los niveles anteriores a la crisis, en un 9,3%", destaca Stéphane Monier.

Casi todos los ingresos fiscales de los gobiernos locales y una quinta parte de los ingresos fiscales federales de Brasil dependen de los precios mundiales de las materias primas y del tipo de cambio. El aumento de la demanda mundial de productos agrícolas y petróleo, las principales exportaciones del país, hizo que la balanza de pagos de Brasil alcanzara un superávit récord en 2021. "Se prevé que esta tendencia continúe a medida que la economía mundial demande más productos básicos y a granel. Sin embargo, a medida que las cadenas de suministro y los precios de las materias primas se estabilizan, esperamos que estos ingresos disminuyan, reduciendo los presupuestos disponibles de apoyo a los hogares", añade Monier.

TENSO ENFRENTAMIENTO

Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva protagonizaron este pasado domingo el enfrentamiento más tenso en el primer debate televisado de la campaña electoral brasileña.

El presidente Bolsonaro hizo hincapié en la corrupción al dirigirse a Lula. "Su gobierno estuvo marcado por la cleptocracia, fue un gobierno basado en robos, y estos fueron invertidos para ganar apoyo en el Congreso, no solo para enriquecerse el presidente Lula, fue para ganar apoyo dentro del Congreso. Por lo tanto, nada justifica las mentiras que ponga como respuesta sobre el asunto. Sin duda, su gobierno fue el más corrupto de la historia de Brasil", afirmó.

Bolsonaro llamó a Lula da Silva "expresidiario", mientras que éste recortó que el juicio al que fue sometido y por el cual estuvo 585 días en al cárcel solo sirvió para sacarlo de los comicios de 2018, lo que permitió que la ultraderecha llegara al poder.

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