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Toca preparar las carteras de renta variable para 2024, y las dudas acechan a los inversores. ¿Qué acciones son las mejores para incluir en cartera? ¿Cuáles son los factores a tener en cuenta y dónde estarán las oportunidades para ganar? Schroders ha contestado a estas preguntas, y apunta que lo que hay que hacer es no perder de vista estas tres ideas si lo que se quiere es elegir valores que podrían ser "altamente rentables".

Alex Tedder, responsable de Renta Variable Global de Schroders, comenta en un reciente informe que en el nuevo año habrá que estar muy pendientes de lo que denomina la "confluencia de factores vinculados a las 3D (demografía, descarbonización y desglobalización)" porque "están impulsando un cambio de paradigma muy importante".

"Los retos estructurales que ya se intuían antes de la pandemia entran ahora en una fase aguda", afirma, y por eso en 2024 es probable que los mercados de renta variable "sigan siendo volátiles". Sin embargo, pese a la incertidumbre, comenta este experto, en la gestora creen que "hay varias áreas que pueden resultar ser altamente rentables para los inversores en renta variable global en el año próximo".

2024 será el momento, explica Tedder, de "hacer lo contrario que hemos hecho en los últimos diez años". Y es que mientras que entre 2011 y 2021 los inversores solo tenían que comprar renta variable, invertir en valores de crecimiento (especialmente, tecnológicos), invertir sobre todo en EEUU, no preocuparse por las valoraciones y apalancarse (financiarse con deuda), ahora la situación es muy diferente.

"Estamos inmersos en el 3D Reset, y las implicaciones para los inversores son muy relevantes en buena parte de las clases de activos. La más obvia es que el efectivo ha dejado de ser un 'activo basura'", comenta el experto de Schroders. En su opinión, "los inversores en renta variable tienen que cambiar el chip" y marcarse nuevos objetivos:

1. Mayor diversificación entre regiones (menos EEUU y más resto del mundo)

La idea es buscar oportunidades más allá de la renta variable estadounidense, especialmente, apunta Tedder, en mercados que no gozan del favor de los inversores, como pueden ser Japón o el Reino Unido.

Es cierto que puede ser "difícil" apostar contra el S&P 500, que desde 2011 acumula una rentabilidad del 340%, frente al 95% que ha logrado la renta variable europea y el 20% de la bolsa de mercados emergentes. Pero aunque es probable que el índice "siga cotizando con una prima" sobre el resto de los mercados, también conviene recordar que la brecha de valoración entre Estados Unidos y el resto del mundo "está ahora en niveles extremos", y "es inevitable que se cierre en algún momento".

"No vemos el mercado estadounidense con perspectiva negativa. Si dejamos fuera el grupo de los '7 magníficos' y otros títulos de alto crecimiento, el S&P 500 cotiza ligeramente por encima de su media a largo plazo. No obstante, probablemente sea cada vez más un buen momento para buscar oportunidades en mercados a los que los inversores han dado la espalda hasta ahora", comenta el estratega.

Sobre el mercado japonés, comenta que "lleva rezagado desde que estalló su burbuja de precios en 1992", pero tras dos décadas sin inflación y con una divisa que se ha devaluado un 50% frente al dólar, la economía japonesa es ahora mismo "muy competitiva".

Reino Unido, por su parte, "históricamente" se ha considerado como un mercado de valores 'obsoleto' debido a la "concentración relativamente alta" de sectores tradicionales como la energía, la minería, los bienes de consumo básico y la banca. "Lleva los últimos 20 años consecutivos quedando por detrás de los índices globales", pero "tiene mucho que ofrecer".

"La gobernanza y la transparencia contable de sus empresas son, por lo general, excelentes. Las empresas del FTSE son sobre todo empresas globales muy expuestas a mercados de crecimiento", comenta Tedder. Y añade que "el punto más significativo sobre este mercado es que cotiza con un descuento sustancial, tanto frente al resto del mundo como frente a su propia serie histórica".

2. Mayor foco en las implicaciones que tienen los cambios estructurales

En el nuevo año también será conveniente pensar en temáticas estructurales a largo plazo. "Parece un momento idóneo para que los inversores sopesen invertir en la temática de la transición energética. Además, la tecnología es clave para dar respuesta a muchos de los desafíos estructurales a los que nos enfrentamos ahora mismo", apunta el analista de Schroders.

Bajo su punto de vista, la energía solar y la captación de carbono "son dos pilares básicos de la temática y las soluciones al reto demográfico pasan en gran medida por los avances médicos, la automatización y la inteligencia artificial (IA)".

"La lógica que hay detrás de la emoción del mercado por la IA es irrefutable. La automatización es una tendencia que lleva largo tiempo con nosotros y se ha expandido con rapidez desde algunos procesos industriales hasta el sector servicios en su conjunto". Y "la IA generativa, basada en modelos de lenguaje, sube mucho la apuesta", comenta.

3. Mayor atención a las valoraciones, la calidad y el riesgo

Por último, Tedder expone que hay que tener muy claro que "el precio es lo que se paga y el valor es lo que se obtiene". "En un entorno de tipos más altos, las valoraciones son mucho más importantes que cuando los tipos están cerca de cero", y los inversores deben tenerlo en cuenta.

Recuerda que la renta variable ha sido una "fantástica inversión a largo plazo", de forma que el S&P 500 ha generado rentabilidades reales (una vez descontada la inflación) superiores al 7% anual en los últimos 150 años, frente al 2% de los bonos del Tesoro de EEUU. "Ahora bien, todos sabemos que la renta variable es también una inversión altamente volátil, con 29 caídas por encima del 10% en los últimos 50 años".

Esa es razón de más para centrarse en las valoraciones. O, más concretamente, dice en la relación calidad-precio. "Mientras que en la última década todo giraba en torno al crecimiento (sobre todo el crecimiento de los ingresos), para la próxima probablemente sea mucho más importante encontrar empresas que ofrezcan verdadero valor", señala.

En Schroders, apunta, creen que los inversores "obtendrán buenos frutos si se centran en el largo plazo, identifican las áreas con un crecimiento estructural infravalorado y apuestan decididamente por aquellas empresas con una ventaja competitiva sostenida". "Los mercados globales de renta variable atesoran una gran cantidad de valor, en especial para los inversores pacientes", concluye.

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