Desglobalización, descarbonización y demografía: las claves de 2024 para Schroders

La gestora británica aconseja "mirar más allá" de Estados Unidos y apuesta por Reino Unido y Japón

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El mundo está volviendo poco a poco a la normalidad tras varios años muy accidentados. No obstante, el regreso a la "antigua normalidad" no será sencillo, ya que la economía mundial tiene numerosos retos por delante, en buena parte debido a la alta inflación y al ciclo de subida de los tipos de interés para tratar de controlarla. En este escenario, Schroders cree que las principales oportunidades para la inversión se encuentran en su denominado "enfoque 3D": descarbonización, desglobalización y demografía.

La gestora británica cree que estas tres tendencias "conducirán, probablemente, a otras tres "D" con importantes consecuencias para la inversión en renta fija: déficit, deuda e impagos (default)". Aunque esto no suene "especialmente positivo" para los mercados, estos estrategas ven "algunas oportunidades de inversión atractivas en el futuro".

OPORTUNIDADES EN RENTA FIJA

Los analistas de Schroders creen que 2024 puede ser un gran año para la renta fija. La firma británica destaca que los rendimientos, tanto reales como nominales, de los bonos de mayor calidad se sitúan ahora en sus niveles más altos de los últimos 15 años. Esto, apuntan, no solo hace que parezcan baratos en términos absolutos, sino también en comparación con otras clases de activos, en particular la renta variable.

"Además, con la ralentización del crecimiento y la inflación, y la mayoría de los bancos centrales desarrollados al final o cerca del final de su ciclo de subidas, históricamente ha sido cuando la inversión en bonos ha sido más rentable", indican. Además, si bien es cierto que persisten algunos de los retos que han llevado a tres malos años consecutivos para la renta fija, "las decepcionantes rentabilidades de los tres últimos años ya forman parte de los libros de historia".

En cuanto a las valoraciones, apuntan, tanto en términos absolutos como en relación con otras clases de activos, los bonos cotizan tan baratos como lo han hecho en la última década y en el cuartil superior en términos de su atractivo en los últimos 20 años. "Esto no significa que una subida sea necesariamente inminente, pero los rendimientos más altos ofrecen un colchón significativo en términos de ingresos para compensar cualquier caída adicional de los precios", apuntan.

Asimismo, los estrategas de Schroders apuntan que habrá un "mayor nivel de divergencia" entre mercados, ya que las tendencias fiscales regionales difieren. Por ejemplo, prefieren la renta fija europea a la estadounidense, ya que la narrativa fiscal de la primera es de "consolidación". En cuanto a la segunda, dado su alto endeudamiento, "sería bastante optimista suponer que no habrá consecuencias imprevistas".

"Hay indicios de que la preocupación de los inversores se alejará de la subida de tipos y se dirigirá hacia el deterioro de los fundamentales y el riesgo de crédito en 2024. En cuanto a la asignación en el universo de renta fija, recomendamos un enfoque más selectivo y oportunista, teniendo en cuenta los niveles de rendimiento actuales en los distintos sectores. Nuestro enfoque de inversión sigue centrado en sectores de alta calidad, como los bonos del Tesoro y los títulos respaldados por hipotecas de agencias (MBS), así como en empresas con vencimientos cortos e intermedios", explican desde la firma británica.

De igual modo, estos analistas señalan que el impago es el "mayor riesgo" para los inversores en renta fija en 2024. Para los activos cíclicos, subrayan, es "probable" que el entorno macroeconómico sea el más relevante y, si bien otorgan alta probabilidad a un "aterrizaje suave" económico, reconocen que es "difícil" ignorar las señales de advertencia en torno a un posible "aterrizaje duro" a medida que se endurezcan las condiciones financieras.

"Dado que los bancos centrales prácticamente han dejado de subir los tipos de interés, el inicio de un ciclo de recorte de tipos en 2024 supondría un verdadero apoyo para los bonos. Es probable que aumenten las tasas de impago de las empresas, aunque con unos balances relativamente sólidos, no esperamos que se disparen de forma significativa. No obstante, la transición a unos costes de financiación más elevados puede ser mucho más rápida en algunas economías que en otras. La repercusión de la subida de los tipos de interés se deja sentir mucho más rápidamente en Europa, donde los préstamos bancarios son mucho más frecuentes que la financiación en los mercados de capitales, que se ve favorecida en Estados Unidos", señalan.

Como resultado, Schroders espera que haya una mayor dispersión del mercado, no sólo a escala regional, sino también a nivel de emisor, ya que los inversores querrán ser compensados por asignar a empresas más apalancadas. "Aunque los mayores ingresos ofrecidos por ciertos activos cíclicos proporcionan un colchón contra las pérdidas, dados los riesgos en torno a una desaceleración potencialmente más aguda, preferimos ir relativamente a lo seguro. Una preferencia por el grado de inversión frente al alto rendimiento, con una asignación a bonos cubiertos, deuda pública y deuda titulizada, sigue siendo una forma de añadir rendimiento a una cartera de alta calidad y menor beta", recalcan.

MÁS ALLÁ DE LA RENTA VARIABLE DE EEUU

De cara al mercado de la renta variable, Schroders destaca que, con el "reajuste 3D" en marcha, hay muchas implicaciones en juego para los inversores en renta variable. "Lo más obvio es que el efectivo ya no es basura: el dinero en el banco puede proporcionar rendimientos respetables", subrayan. Por ello, apuntan, los inversores en renta variable necesitan cambiar de mentalidad.

En primer lugar, la firma británica recomienda diversificar y "mirar más allá de Estados Unidos". Si bien el sector empresarial estadounidense "sigue estando, en conjunto, mejor gestionado y es más innovador que prácticamente cualquier otro" y el S&P 500 sigue cotizando con una prima sustancial respecto a otros mercados, con áreas de alto crecimiento representando una proporción mucho mayor que la de sus homólogos, la diferencia de valoración entre EEUU y el resto del mundo se encuentra actualmente en niveles "extremos".

"Para ponerlo en contexto, la capitalización bursátil del grupo de "Los 7 Magníficos" (responsable de la mayor parte de la rentabilidad de la renta variable mundial este año) es ahora mayor que la del Reino Unido, Francia, China y Japón juntos. Históricamente, aunque tal polarización ha persistido a menudo durante largos periodos, inevitablemente en algún momento la brecha se cierra", apunta Aelx Tedder, director de renta variable y temática de Schroders.

Sin embargo, si se excluye a este grupo y a otros valores de alto crecimiento, el S&P 500 cotiza solo "ligeramente por encima" de su media a largo plazo. De hecho, apuntan desde Schroders, los valores estadounidenses de pequeña y mediana capitalización parecen muy bien valorados en muchos casos. Por ello, tras años de rendimientos "decepcionantes", desde la firma británica creen que "probablemente" sea un buen momento para invertir en mercados "poco apreciados" como Japón y el Reino Unido.

Por un lado, tras dos décadas sin inflación y una moneda que se ha depreciado un 50% frente al dólar estadounidense, la economía japonesa es ahora "muy competitiva". Además, apuntan, más de la mitad de las empresas que cotizan en bolsa lo hacen por debajo del valor de sus activos (es decir, tienen un valor contable inferior a 1) a finales de mayo de 2023. "A finales de 2022, se emitió una directiva para "animar" a las empresas japonesas a devolver efectivo a los accionistas, ya sea mediante recompras o mayores repartos de dividendos. El sector empresarial ya ha empezado a reaccionar con fuerza, y esperamos que siga haciéndolo", destacan.

Por otro, tras otro tanto tiempo de rendimiento inferior al índice mundial y con el Brexit ahondando en los problemas de su mercado, Reino Unido "tiene mucho que ofrecer ahora". Tedder indica que el mercado británico cotiza con un "importante" descuento, tanto con respecto al resto del mundo como con respecto a su propia historia. "Con el FTSE All-Share valorado en sólo diez veces los beneficios del próximo año y con una rentabilidad por dividendo superior al 4%, el mercado parece atractivo", sentencia.

De igual modo, estos expertos recomiendan no descartar a China, aunque se enfrente a un crecimiento más lento en la próxima década o a tensiones geopolíticas más intensas con Estados Unidos. "China se enfrenta a la "trampa de la renta media". Con el aumento de los costes salariales, China ha perdido competitividad en la fabricación de gama baja y necesita seguir ascendiendo en la cadena de valor. Sin embargo, es una economía de 18 billones de dólares con un mercado interno muy grande y la escala necesaria para apoyar su propia política industrial. Si algún país puede salir de la trampa de la renta media, es China", afirman con rotundidad desde Schroders.

En este sentido, estos analistas debido a su elevada integración en la economía mundial, la diversificación de la cadena de suministro tardará "años" en producirse. Además, el país es "innovador" y uno de los principales beneficiarios potenciales de la descarbonización, ya que fabrica el 80% de los paneles solares del mundo, vendió dos tercios de los vehículos eléctricos del mundo en 2022, controla el 75% de la capacidad mundial de producción de células de baterías y domina grandes partes de la cadena de suministro de energías renovables.

Asimismo, India será el contrapunto del gigante asiático debido a que parte desde muy abajo. "La urbanización es baja y representa una importante oportunidad de productividad a medio plazo. Los beneficios de la inversión en infraestructuras son elevados. La demografía es favorable y la mano de obra abundante y barata. Las políticas gubernamentales para mejorar la eficiencia fiscal, aumentar la inversión en infraestructuras, reducir las fricciones comerciales entre los estados indios e impulsar la sustitución de importaciones han mejorado las perspectivas de crecimiento", explican. A su vez, Corea del Sur y Taiwán son otros dos mercados emergentes en los que fijarse, especialmente en el plano tecnológico, al igual que Oriente Medio, donde se presentarán oportunidades interesantes derivadas de la gran atención que prestan sus gobiernos a la diversificación y transición energética.

PENSAR A LARGO PLAZO

Por otro lado, Tedder vuelve a incidir en que la descarbonización será una de las grandes temáticas que continuará dominando la narrativa del mercado en 2024 y en los años venideros ya que los efectos climáticos extremos "son cada vez más evidentes". " Los argumentos a favor de la descarbonización son abrumadores. Dado que ya se han superado muchas de las presiones pospandémicas sobre los costes y el exceso de capacidad en algunas partes del espacio de las energías renovables, ahora parece ser un momento excelente para que los inversores consideren el tema de la transición energética", apunta.

En este sentido, señala el experto de Schroders, parece claro que la tecnología es clave para abordar muchos de los retos estructurales a los que nos enfrentamos actualmente. La energía solar y la captura de carbono son fundamentales en el tema de la transición energética, por ejemplo. Del mismo modo, añade, el reto demográfico se resolverá en gran medida gracias a los descubrimientos médicos, la automatización y la inteligencia artificial (IA).

"La IA ha cautivado la imaginación de los inversores, aunque, por supuesto, existe un riesgo considerable de que se exagere. Sin embargo, la lógica que subyace al entusiasmo del mercado es irrefutable. La automatización es una tendencia que viene de lejos y que se ha extendido rápidamente desde procesos industriales limitados a franjas enteras del sector servicios. La IA generativa, basada en modelos lingüísticos, eleva materialmente la apuesta", afirma Tedder.

Este estratega señala que en el mundo hay más de mil millones de trabajadores del conocimiento, es decir, trabajadores que aplican conocimientos teóricos o analíticos a tareas específicas. Aumentar, mejorar y tal vez sustituir una parte de este trabajo dará lugar a cambios inmensos y creará oportunidades significativas para los inversores, no sólo en el sector tecnológico, sino en casi todos los sectores de la economía.

En este sentido, PwC cifra el valor económico potencial de la IA en 17 billones de dólares anuales para 2030. En comparación con el PIB mundial actual, que ronda los 110 billones de dólares, Tedder destaca que se trata de "una suma extraordinaria" y, por tanto "es probable que las oportunidades en el ámbito de la automatización resulten inmensas".

"Creemos que a los inversores les compensará centrarse en el largo plazo, identificar las áreas con un crecimiento estructural infravalorado y apostar decididamente por aquellas empresas con una ventaja competitiva sostenida. Como todo, el precio que se paga por un valor es el precio que se paga. El valor es lo que se obtiene. Hay mucho valor en los mercados mundiales de renta variable, especialmente para el inversor paciente", concluye.

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