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PSOE

La noticia de que ERC se abstendrá en la investidura de Pedro Sánchez (aunque puesta en cuarentena por el propio partido) confirma que tendremos Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos. Un escenario que, aunque esperado, ha puesto en alerta al mundo del dinero, que teme una salida de inversores de nuestro país como la que hemos sufrido en otros momentos de inestabilidad. Las subidas de impuestos y la anulación de la reforma laboral son las medidas que más preocupan. El reparto de poder econçomico entre los dos vicepresidentes, Nadia Calviño y Pablo Iglesias, será clave para la gravedad del movimiento.

"Muchos inversores internacionales están pensando salir de España si finalmente Podemos entra en el Gobierno", sostiene una conocida firma de inversión nacional. "Y aunque no se vayan, lo que es seguro que se va a producir es que mucha gente que estaba consideran invertir aquí va a congelar su decisión o a mirar otros destinos con mejores perspectivas políticas", añade.

Esta opinión es compartida por numerosos directivos y empresarios, que temen que un Gobierno muy escorado a la izquierda por culpa de la presencia de Unidas Podemos espante a los inversores, con el consiguiente impacto en el crecimiento y el empleo.

IMPUESTOS Y REFORMA LABORAL, LO MÁS TEMIDO

Los dos campos que dan más miedo son el fiscal y el laboral. En el primer caso, parece claro que se impondrán las tres tasas que llevaba Sánchez en su proyecto de presupuestos que no fue aprobado: las tasas Google (beneficios de las tecnológicas), Tobin (transacciones financieras) y diésel (combustibles fósiles).

Pero también hay temor a un impuesto a las grandes fortunas -que probablemente se imponga a patrimonios no tan grandes para que tenga relevancia recaudatoria-, un empeoramiento aún mayor de la fiscalidad de sicav y planes de pensiones, e incluso un impuesto a la banca (que irá más por eliminar deducciones para elevar el tipo efectivo en sociedades que por una tasa a los depósitos, como adelantó Bolsamanía).

El segundo elemento es la posible derogación total de la reforma laboral de Rajoy que Podemos exige a Sánchez, según algunos medios. Esta medida devolvería la rigidez al mercado de trabajo y se traduciría en un freno a las contrataciones y en un nuevo auge de la economía sumergida, según las fuentes consultadas.

CALVIÑO CONTRA IGLESIAS

A esto hay que sumar la incertidumbre sobre Bankia (Iglesias quiere renacionalizarla al 100%), la imposición de topes a los alquileres de viviendas y una subida de las pensiones que haría más insostenible todavía el sistema. "Pero en eso casi da igual el color del Gobierno, porque ninguno se atreve a asumir la realidad y tomar medidas", se resigna una de estas fuentes.

La clave de la magnitud del daño que el nuevo Gobierno puede hacer a la economía reside en la batalla de poder entre los dos vicepresidentes 'in pectore': Nadia Calviño y Pablo Iglesias. La primera pretende mantener una línea lo más ortodoxa posible, que intente cumplir las exigencias de déficit y deuda de Bruselas, y que no asfixie a impuestos a empresas e inversores para que puedan crecer y crear empleo.

El segundo, en cambio, quiere incrementar el gasto público y financiarlo con más impuestos, en muchos casos de dudosa capacidad recaudatoria. Así como endurecer la regulación de numerosos gestores, y controlar sus ingresos. El nombramiento de Calviño -que Sánchez anunció en el debate electoral en TV- se interpretó como un guiño para tranquilizar al mercado, pero Podemos es imprescindible para que llegue a Moncloa. La cuestión es hasta dónde está dispuesto a tensar la cuerda para apoyarle.

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