• Los bancos son los más castigados por las medidas... y sin bancos no hay subida
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Toda la industria de inversión y de gestión de activos empezaba a sacar la cabeza después de la masacre de Navidad, con un inicio de año muy prometedor. Pero Mario Draghi puede echar por tierra sus expectativas y convertir 2019 en otra pesadilla para los inversores. La nueva inyección de liquidez y la rebaja de previsiones económicas pillaron ayer por sorpresa a todo el mundo y provocaron fuertes caídas, en especial en los bancos. ¿De verdad es para tanto o es solo un susto?

Esa es la gran pregunta que se hacen ahora mismo gestores y banqueros privados. Y la respuesta es muy complicada. De hecho, casi ninguno de los análisis de urgencia publicados ayer se mojaba. Porque el mensaje del propio BCE es ambiguo: rebaja sus previsiones de crecimiento pero mantiene las de inflación y descarta una recesión. Entonces, ¿por qué hay que aprobar más provisión de liquidez para la banca y retrasar todavía más el inicio de las subidas de tipos?

"Si anuncia un cambio tan radical de política, es que Draghi lo tiene que ver muy mal, mucho peor de lo que reconoce oficialmente", opina un operador de mercado. "Si no, no tiene sentido tomar estas medidas". El Danske Bank ve similitudes con los estímulos de política monetaria del Banco de Japón durante la pasada década... que tuvieron resultados bastante discretos.

Con tanta incertidumbre, lo mejor siempre es tomar la reacción del mercado, que es donde la gente se juega el dinero. Y ahí vimos mucha volatilidad y caídas moderadas en bolsa. No parece demasiado preocupante... salvo por el hecho de que el giro a la baja se produce justo cuando parecía que los índices, por fin, iban a romper las resistencias que han frenado el 'rally' inicial del año. También tuvimos fuertes caídas en la rentabilidad de una deuda pública que estaba ya en mínimos. Está más que comprobado que ese entorno no es el más propicio para las alzas en bolsa.

Pero si hay algo innegable es que los grandes perdedores de los anuncios de Draghi son los bancos: de ahí el fuerte batacazo que sufrieron ayer (otra vez) en nuestro mercado. La continuidad de los tipos bajos les condena a más tiempo todavía con los márgenes en mínimos, y la nueva barra libre de liquidez (el TLTRO 3), que evita una subida de los costes de financiación, no es suficiente para aliviar esta situación.

Y sin los bancos no hay paraíso, por lo menos en el Ibex. Un importante banquero privado reconocía recientemente que "nadie quiere bolsa española por el excesivo peso de la banca, porque el escenario no es precisamente el mejor para el sector". Después de lo de ayer, es mucho peor todavía.

Así que no cabe demasiado optimismo sobre la continuidad alcista, al menos a corto plazo. Que se retome la subida después de la previsible corrección es vital para los bonus e incluso los empleos de miles de empleados de un sector que no resistiría dos años consecutivos como 2018.

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