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Alberto Sánchez

La tensión alrededor de Ucrania no hace más que acrecentarse. Mientras desde EEUU se avisa que se responderá con severidad si Rusia entra de forma agresiva en Ucrania y en Reino Unido se alerta de la posibilidad de una "guerra relámpago" por la acumulación de tropas rusas, Moscú se prepara para responder ante lo que denomina 'gran provocación' de Occidente. Todo esto a la vez que las fronteras del país se militarizan y se ordena la evacuación del personal estadounidense y británico. Sin embargo, el conflicto viene de mucho antes.

Para conocer a fondo este asunto hay que remontarse a varias décadas atrás, pero el conflicto actual nace algo más cercano en el tiempo. En concreto, en la década pasada.

LAS ELECCIONES DE 2010

En 2010 se celebraron elecciones presidenciales en el país, que ganó Víktor Yanukóvich, líder del Partido de las Regiones. Estos comicios dividieron a la nación en dos partes bien diferenciadas. Por un lado, el este y el sur, que apoyó al presidente 'pro ruso', mientras que el norte y el oeste se decantó por la candidata pro-europea Yulia Timoshenko.

Yanukóvich, candidato bien visto desde el Kremlin, era un defensor de la descentralización del país y del reconocimiento de la cultura rusa. De hecho, durante su mandato impulsó las leyes que reconocieron la lengua rusa como la segunda del país.

Tras las elecciones, Timoshenko tardó en reconocer los resultados y utilizó todos los recursos que tuvo en su mano para recurrirlos. Aún así, Yanukóvich salió victorioso.

El mandato estuvo marcado por los continuos baches que tuvo que sortear, hasta que llegó 2014. En este año, la población salió a la calle a manifestarse a favor del Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea que el presidente pretendía suspender. Es el conocido como Euromaidán.

Es en ese momento cuando las protestas se recrudecen y consiguen tomar las principales instituciones de Kiev, mientras Yanukóvich huye del país. La Rada Suprema asume en ese momento el control de Ucrania y destituye al entonces presidente, que tildó este movimiento de golpe de Estado. Es entonces cuando Aleksandr Turchínov, del partido europeísta Batkivshchyna y miembro del Bloque Yulia Timoshenko, asume la coordinación de Gobierno.

LA INDEPENDENCIA DE CRIMEA

Tras ello, la tensión en las regiones pro-rusas no hacía más que acrecentarse, como en el caso de Crimea. Tras la caída de Yanukóvich, las protestas en Sebastópol acabaron por destituir al alcalde, que era designado por el parlamento de Kiev, y se puso al frente un dirigente a favor de Moscú. Es entonces cuando los movimientos a favor de la independencia empiezan a sonar con más fuerza, puesto que se convoca un referéndum.

Mientras las protestas comienzan a extenderse por toda la región, las medidas del nuevo Gobierno ucraniano contra esta revuelta provocaron que las votaciones se adelantaran a marzo. Los resultados, tras una alta participación, dieron un impulso a las aspiraciones independentistas, dado que la opción de integrarse en Rusia ganó con un 96% de los votos.

LA GUERRA EN DONBÁS

A la vez, en Kiev se adelantaron las elecciones presidenciales, previstas para 2015, y ganó Petró Oleksiyóvich Poroshenk, candidato independiente que formó parte del Gobierno de Yanukóvich.

Asimismo, la situación en otra región de mayoría étnica rusa, Donbás, fue a peor. Allí las protestas desencadenaron en un conflicto armado entre quienes, como en Crimea, estaban a favor de la independencia y anexión con Rusia y los militares ucranianos, que reprimieron las manifestaciones con contundencia. Por un lado se intentaba rebajar la tensión en la región mediante los Acuerdos de Ginebra, en los que estuvieron presentes la Unión Europea, EEUU y Rusia, pero éstos fueron incumplidos.

Aún así, las protestas y la represión contra la etnia rusa siguió sucediendo a lo largo y ancho del país, mientras las tensiones internacionales iban a más, entre las peticiones de Occidente de que Rusia no entrara en el país y las de Moscú pidiéndole a la OTAN lo mismo.

LA OTAN

Desde entonces, la división del país en dos mitades a favor de dos posturas radicalmente opuestas han provocado la situación, en la que ahora Kiev había hecho movimientos para unirse tanto a la OTAN como a la Unión Europea, algo que es visto por parte de Vladímir Putin, presidente ruso, como una amenaza.

De hecho, la posición del Kremlin ante esta situación es de cierto temor, porque de terminar fraguando esta unión, podría darse el caso de que hubiera una base militar Occidental, con posibilidad de instalar misiles, a 600 kilómetros de Moscú.

"Una de las cosas que más me llama la atención sobre esto es que las acciones de Rusia han precipitado exactamente lo que el presidente Putin dice que quiere evitar (…) Ciertamente, tendremos que fortalecer aún más la postura defensiva de la OTAN", aseguró en la última semana el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.

LA ACUMULACIÓN DE TROPAS

Rusia ha pedido a Estados Unidos tras la última reunión entre sus dirigentes que la OTAN frene su avance hacia el este, mientras que Putin está acumulando tropas en las fronteras. Según informan desde Kiev, se habla de entre 100.000 soldados y 150.000 soldados.

A la vez, desde el Kremlin hablan de una amenaza "imaginaria" debido a que insisten en que no van a invadir Ucrania, mientras que la inteligencia estadounidense y el Gobierno ucraniano apuntan a que los movimientos militares de los de Putin van en ese sentido. La región, por su situación, es importante a nivel estratégico, puesto que es la frontera natural entre la Unión Europea y Rusia.

Por el momento, la UE pide "no dramatizar" la situación ante los movimientos de Estados Unidos y Reino Unido, que han ordenado la salida de su personal diplomático ante el temor de una invasión rusa. De hecho, los movimientos militares de estas potencias pertenecientes a la OTAN, con el envío de aviones y fragatas a la zona, se ven como una amenaza por parte de Rusia.

"En el peor de los casos, Rusia atraviesa la brecha de Suwalki hasta Kaliningrado, dividiendo en dos a la UE y dejando cercados a tres miembros con minorías rusas", sostienen desde Danske Bank. Creen, asimismo, que las tropas rusas podrían acabar en Kaliningrado, dividiendo en dos a la UE y cercando a tres miembros con minorías rusas. Esto provocaría que millones de refugiados huyeran a Occidente, mientras que continuarían las amenazas contra EEUU por financiar la insurgencia ucraniana, como pasó en Afganistán.

"Rusia no quiere tener a la OTAN a sus puertas, lo que supondría la entrada de Ucrania en la organización. También hay una escuela de pensamiento que sostiene que un motor clave de las ambiciones políticas rusas durante muchos, muchos años ha sido asegurar el acceso a un puerto de aguas cálidas para sus fuerzas navales", comenta Chris Iggo, de Axa Investment Managers.

LA INFLUENCIA EN EL GAS

Este conflicto interesa a los mercados por varias razones. La primera y principal, el suministro de gas en Europa y su impacto en los precios. El Viejo Continente depende de Rusia para abastecerse de esta materia prima que está siendo esencial en los últimos meses para la producción de electricidad.

El Nord Stream 2 es el gasoducto que conecta Alemania con Rusia y que por el momento está pendiente de la certificación para entrar en funcionamiento. Esta infraestructura podrá doblar la capacidad de importación de gas puenteando el este de Europa.

"Los riesgos de inflación predominan con el repunte de los precios de la energía y los metales. Las tensiones políticas entre Rusia y Estados Unidos y los aliados europeos, por la situación en Ucrania, alimentan la subida del precio del gas en los mercados europeos", comenta Axel Botte, estratega global de Ostrum AM.

"Rusia tiene una fuerte carta que jugar en términos de suministro de gas natural a Europa y un mayor aumento de los precios podría hacer un daño real a las economías europeas, incluyendo el Reino Unido", afirma Chris Iggo, de Axa.

Por el momento, desde Estados Unidos los movimientos de cara a que la Unión Europea dependa menos del gas ruso van encaminados hacia la exportación de su GNL (gas natural licuado), obtenido del 'fracking'. De hecho, Washington pretende ser a finales de este año uno de los principales suministradores mundiales de esta materia prima.

Esta situación también impulsará la cotización del petróleo, debido a la disminución de la capacidad de producción y los recortes en las reservas, dirigiendo al Brent hasta los 120 dólares por barril a mediados de este año, según Bank of America.

Asimismo, las tensiones geopolíticas pueden alimentar la volatilidad en los mercados, así como incrementar la prima de riesgo de las bolsas. En Danske Bank sostienen que ni la Unión Europea ni Wall Street pueden evitar verse arrastrados por la situación.

SANCIONES ECONÓMICAS A RUSIA

Además, como medida de presión, Reino Unido y Estados Unidos se preparan para excluir a Rusia del sistema SWIFT (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales) de liquidación de transacciones bancarias, que es esencial para los traspasos de efectivo con los bancos.

Dejar al Gobierno de Moscú fuera de este sistema podría hacer que se paralizara su economía, puesto que no podría realizar transacciones con ningún país. Por tanto, se trataría de un aislamiento internacional como represalia a sus movimientos alrededor de Ucrania.

LOS SIGUIENTES PASOS

Esta última es una de las opciones que se barajan entre las posibles sanciones a Rusia para evitar que el conflicto vaya a más. Sin embargo, algunas naciones europeas creen que este tipo de acciones son poco eficaces y pueden repercutir en su propia economía y en los ciudadanos. Es por ello que están pensando una estrategia conjunta, una vez descartada la vía militar.

De hecho, todavía se sigue abogando por la respuesta diplomática mientras el margen es muy estrecho. Todavía hay opción a acuerdos sobre despliegue de armas, maniobras militares y transparencia, pero Putin reclama que la OTAN, EEUU y la UE no se extiendan hacia el este.

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