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El consejero delegado de Repsol, Josu Jon ImazREPSOL - Archivo
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Repsol va a mantener su posición en Venezuela. El consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, lo ha asegurado este jueves tras sostener que su intención es "proteger la posición de sus empleados y garantizar la seguridad de sus operaciones". La petrolera española responde así a Estados Unidos, que le exige cambios en su modelo de actividad en el país latinoamericano.

En la presentación de los resultados de 2019, Imaz ha explicado que ya han reducido la exposición patrimonial en Venezuela a 239 millones de euros durante el pasado ejercicio, un 47% menos que los 456 millones que tenían a finales de 2018. Este es el tope que se han fijado para el próximo año, ya que ha dejado claro que no buscarán incrementarlo. También se ha comprometido a seguir las políticas y las leyes de cada país en el que operan.

Estas declaraciones llegan después de que el encargado del Departamento de Estado de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, advirtiese de que mantendrán "más conversaciones con responsables españoles y con Repsol". Su intención es cambiar "algunas actividades" de la compañía y amplió estas petición a otras petroleras extranjeras que operan en el país latinoamericano.

PRUDENCIA CON LAS INVERSIONES

Durante la conferencia, Imaz se ha mostrado cauto con las inversiones. "Preferimos tener el dinero en el bolsillo a invertir en algo en lo que no estamos seguro que vaya a dar los beneficios que esperamos", ha apuntado después de insistir en que "no hay prisa".

Por el momento, la petrolera está estudiando proyectos "interesantes" en Alaska (Estados Unidos) y valora incrementar su exposición de petróleo en el Golfo de México. Eso sí, serán inversiones "de ciclo corto", que se realizarán "intentando conseguir beneficios a la vez que se mantiene la flexibilidad". Bajo esta premisa, ha sostenido que es "fácil" coger dinero del gas natural y comprar cuatro o cinco campos eólicos en España, que les otorgarían unos beneficios de entre el 6,5% y el 7%.

El consejero delegado sí se ha atrevido a avanzar unas previsiones para 2020. Aunque las cifras exactas se conocerán el próximo 5 de mayo en la presentación del nuevo Plan Estratégico 2020-2025, ha adelantado que Repsol podrá aumentar en un 8% su resultado bruto de explotación (Ebitda), hasta los 7.800 millones de euros. También espera alcanzar un 15% el flujo de caja operativo, hasta 6.700 millones y reducir la deuda financiera en un 16%, hasta 3.500 millones.

En el ejercicio pasado, Repsol obtuvo unas pérdidas netas de 3.816 millones en 2019, como consecuencia de los ajustes realizados para sentar las bases de la nueva orientación estratégica de la compañía, que se ha marcado como objetivo ser cero emisiones netas en el año 2050. El resultado, que se compara con los 2.341 millones alcanzados en 2018, refleja fundamentalmente una corrección de 4.849 millones en el valor contable de algunos activos, realizado tras asumir nuevos escenarios de precios del crudo y el gas consistentes con los objetivos climáticos del Acuerdo de París.

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