• El nivel de endeudamiento todavía presiona la política de retribución a los accionistas
  • Lacalle anticipa que se revalorizará con fuerza en el parqué si prolonga los esfuerzos de desinversión
  • Los expertos valoran positivamente la venta de una participación del 10% en Gas Natural
  • El 'efecto Trump' podría suponer un impacto positivo para las acciones de la compañía
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Los tiempos del petróleo a más de 100 dólares han quedado ya muy lejos. Y las petroleras están condenadas a apretarse el cinturón y adaptarse al entorno. En esta obligada estrategia está inmersa Repsol, con un plan estratégico que incluye desinversiones como la realizada de Gas Natural y recortes como el del dividendo ejecutado en febrero. Sin embargo, podría no ser el último... aunque también está en posición de mejorar la rentabilidad de su negocio y recoger los frutos en bolsa. En 2016 se revaloriza casi un 20% en el parqué. Este martes cotiza con alzas de más del 1% hasta los 12,26 euros.

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La firma navega por un plan estratégico desde hace un año que pasa por aumentar la eficiencia de su negocio hasta generar un flujo de caja libre positivo después de dividendos con la hipótesis de que el precio del petróleo se sitúe en los 50 dólares. Además, este año pactó con los sindicatos un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afecta a 870 empleados. La compañía se aferra a su objetivo de reducir costes y aliviar su nivel de endeudamiento, que disminuye desde los 11.709 millones del segundo trimestre hasta los 9.988 millones de euros en septiembre.

La ratio de deuda sobre el resultado neto (Ebitda) de Repsol cae desde 2,51 veces hasta 2,11 veces. El grupo recoge frutos así de los fuertes ajustes emprendidos a principios de año, con la reducción de empleos y con un tijeretazo al dividendo previsto anteriormente como complemento del pasado ejercicio desde 50 céntimos hasta 30 céntimos por acción.

Para Daniel Lacalle, director de inversiones de Tressis Gestión, esta es la línea a seguir: dar marcha atrás al proceso de crecimiento que realizaron en el pasado en general las petroleras. “Las empresas de la industria petrolera hacían planificación con el barril a 10-15 dólares, pero cambió cuando los ejecutivos se volvieron locos con la política de dividendos y con las fusiones a finales de los 90. Ni mejoran eficiencia, ni crecen en su negocio principal, ni reducen costes. Y la generación de caja se deteriora”, resume el experto.

Paramés resalta "lo negativo que resultan la presión o el interés que sienten algunos gestores que acaban de vender una parte de sustancial de una empresa para comprar otro negocio de tamaño equivalente"

En el último caso, hace referencia a un concepto que el célebre inversor estadounidense Peter Lynch (1944, Estados Unidos) bautizó como 'diworsification', al considerar que muchas fusiones o adquisiciones a gran escala de empresas se realizan por interés de sus directivos, pero sin mejorar las capacidades del negocio principal y el excedente de los accionistas.

Este fenómeno lo desarrolla otro famoso inversor, Francisco García Paramés, en el libro 'Invirtiendo a largo plazo' que publicó el pasado mes de octubre. Y cita precisamente a Repsol para recordar a Lynch: “Diversificar para ir a peor. Con el crecimiento pueden darse, además, dos tipos de problemas: primero, la contabilidad puede más fácilmente ocultar los problemas; y segundo, cada compra debe ser más grande que la anterior, aumentando el precio y, por tanto, el nivel de riesgo”. El apodado como el Buffett español prosigue: “Merece la pena insistir en lo negativo que resultan la presión o el interés que sienten algunos gestores que acaban de vender una parte de sustancial de una empresa para comprar otro negocio de tamaño equivalente en vez de devolver el dinero al accionista. Me vienen a la memoria casos como Portugal Telecom, Unipapel, Repsol o Azkoyen en España y Clariant en Europa”.

Precisamente para la petrolera española, Lacalle critica que tras la desinversión obligada en YPF la compañía decidiera comprar Talisman Energy. “Fue muy desafortunada, un error pensar que había que gastar la caja generada por la venta de YPF para mantener tamaño. Puede ser una empresa más pequeña, pero más eficiente”, argumenta el experto.

DESINVERSIÓN DE GAS NATURAL

La petrolera está ante “un escenario complejo, aunque parece salir reforzada gracias a su actualizado plan estratégico de desinversión”

En esta línea de recomendación, Lacalle ve positiva la venta de una participación del 10% en Gas Natural por 1.900 millones de euros al fondo de infraestructuras Global Infraestructure Partners (GIP). “Era una unión que no tenía lógica”, agrega. Los analistas comparten en general este sentimiento positivo sobre la operación. “Aunque pasará a recibir menos dividendos de Gas Natural, valoramos como positiva y necesaria la operación. Con los fondos recaudados reducirá deuda, que estaba amenazada de caer hasta 'bono basura' si no se tomaban medidas”, señala Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank. “Para una compañía que destina grandes cantidades de dinero a pagar los intereses de su deuda, un descenso en su rating supondría un aumento adicional de los gastos financieros. Las propias agencias han calificado este paso de positivo”, recuerda.

Así, se alejan por ahora los fantasmas de un empeoramiento de la calificación crediticia. Pero el nivel de apalancamiento sigue presionando el futuro de la compañía, en un escenario en el que la mayoría de expertos descartan que el petróleo repunte para alejarse de los 50 dólares.

La petrolera está ante “un escenario complejo, aunque parece salir reforzada gracias a su actualizado plan estratégico de desinversión”, opina Antonio Sales, analista de XTB. Por su parte, Álvaro Navarro, de Intermoney Valores, explica que el umbral de rentabilidad de Repsol se sitúa a partir de los 50 dólares por barril de Brent. Sin embargo, considera que “ni las petroleras en general ni Repsol están preparadas para este escenario de por vida”.

Por ello, Lacalle anima a los directivos de Repsol a continuar con los ajustes, aunque ello conlleve nuevos recortes del dividendo y más desinversiones. “Tiene oportunidades para reorientar su negocio. Va revisando cosas que eran 'intocables' como Gas Natural y ese es el camino. Y si hay que asumir pérdidas con activos que no funcionan, mejor que tenerlos. Repsol posee negocios fantásticos, y puede reestructurarse hacia la exploración y refino. Si continúa con el camino de desinversiones podría doblar su valor actual en bolsa”, puntualiza el director de inversiones de Tressis Gestión.

CALENDARIO DE DIVIDENDOS

Tras el último recorte de dividendos, la compañía dijo que “su política de dividendos es dinámica, que dependerá de la coyuntura macro y de los resultados de la compañía”, expone Álvaro Navarro. Esto quiere decir que el futuro de la retribución a los accionistas no está ni mucho menos asegurado, ante la falta de certidumbre con la evolución de los precios del crudo y el apalancamiento de la compañía.

El próximo 10 de enero la compañía pagará el dividendo flexible a los accionistas que hayan optado por recibir el pago en efectivo en vez de en nuevas acciones. La empresa informará a través de un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de las cuantías el próximo 30 de noviembre. “Interpretamos que en el futuro mantendrá un nivel de dividendo similar, el 0,75-0,8 euros por acción, a no ser que cambie sustancialmente el escenario actual”, agrega el analista de Intermoney Valores.

Curiosamente, la compañía podría encontrar un respiro con un hecho que era temido por la mayor parte del mercado: la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos. “El presidente electo no parece muy concienciado por las energías limpias y defiende que Estados Unidos sea autosuficiente en términos energéticos vía inversiones en petróleo. Repsol tiene una importante presencia a través de Talisman e intereses en el Golfo de México”, señala desde Self Bank López-Gálvez.

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