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El petróleo y el gas son una pieza clave en el proceso de descarbonización de la economía. BP, Cepsa y Repsol insisten en que el 'oro negro' y sus derivados son vitales en los próximos 30 años y que es necesario que el Gobierno legisle con neutralidad tecnológica para garantizar a los ciudadanos un proceso de transición que ponga en la balanza los costes y la eficiencia.

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"El papel del Gobierno es fundamental, estamos a las puertas de que se presente la Ley de Cambio Climático y debe recoger que la transición se haga de una manera coste-eficiente, es decir, que se primen las medidas que obtengan más reducción de emisiones al menor coste posible", ha defendido Luis Aires, presidente de BP España, en su intervención en el encuentro del Sector Energético organizado por IESE.

"Es lo que la sociedad va a pedir, soluciones que aseguren la competitividad de la economía y que los ciudadanos tengan energía barata", ha agregado Aires, que considera que "la mejor manera para lograrlo es la neutralidad tecnológica".

Aires ha aprovechado el argumento para dar un nuevo tirón de orejas al Gobierno por su intención de prohibir a partir de 2040 aquellos vehículos que no sean 100% eléctricos, una medida contenida en el documento de trabajo de la futura Ley de Cambio Climático que se conoció el pasado mes de noviembre. Según el presidente de BP, una medida así "no va en el cambio de la neutralidad tecnológica y manda una señal muy delicada a la industria del automóvil y del refino, así como a la población, que no sabe qué comprar".

Desde Repsol comparten la postura: la transición energética no puede dejar fuera ninguna tecnología. "El compromiso para lograr los objetivos del Acuerdo de París está ahí, pero sólo puede lograrse en un marco en que se aplique la tecnología y la innovación. Por un lado, es necesario reducir las emisiones, por otro, mejorar la eficiencia energética", ha subrayado María Victoria Zingoni, directora general de Negocios Comerciales y Química de Repsol. La directiva ha defendido la necesidad de contar con un marco regulatorio estable que garantice la "neutralidad tecnológica". "Es necesario analizar cada tecnología, sus ventajas y desventajas y su aporte al proceso de transición energética".

La directiva, que considera que la descarbonización se trata de "un esfuerzo que debe ser realizado por todos", ha defendido que el gas natural es una fuente que debe jugar "un rol importante en toda la transición energética", ya que se puede integrar muy bien con las renovables.

Según las estimaciones de Cepsa, en una década el petróleo seguirá muy presente en el mix de generación energética. Representará un 30%, ha asegurado Héctor Perea, director de Estrategia y Desarrollo de Negocio de la petrolera, incluyendo en esta proporción la presencia de bioquímicos. Su proyección del mix de generación prevé también que el gas vaya "desplazando al carbón en la generación eléctrica", aportando un 25% al total, mientras que las renovables sumarán otro 15% de la generación. Y, pese al acelerón de las energías verdes que se pretende, Cepsa prevé que el carbón aporte todavía un 25% de la generación eléctrica a nivel mundial. Además, la energía nuclear será la que más crezca en la próxima década, afirma Perea, debido a los proyectos que están en marcha y a su desarrollo en Asia.

Para Perea, todas las fuentes de energía "serán necesarias" para garantizar la transición energética "ordenada" y dar respuesta al aumento de la demanda energética al tiempo que se cumple el objetivo de reducir las emisiones de CO2.

LAS PETROLERAS PIENSAN EN VERDE

Pero además de sus negocios tradicionales, las petroleras trabajan ya en líneas de negocio ligadas a las tecnologías bajas en carbono para aportar su grano de arena en el proceso de descarbonización. Desde productos derivados del petróleo más eficientes, que contribuyen a la reducción de emisiones y de partículas que deterioran la calidad del aire, hasta el desarrollo de proyectos renovables para sumar potencia de generación 'verde' a sus porfolios. Es el caso de Cepsa, que prevé poner en operación su primer parque eólico en España próximamente, o de Repsol, que en junio del año pasado adquirió activos de generación a Viesgo para entrar en el segmento eléctrico.

En este sentido, Zingoni, de Repsol, ha recordado que el objetivo de la petrolera es aportar todo tipo de soluciones energéticas a sus clientes. Desde los diferentes tipos de carburante que puedan necesitar para sus vehículos (gasóleo, gasolina o autogas), hasta puntos de recarga eléctrica, pero también soluciones de movilidad compartida (comparten con Kia la firma de vehículos Wible) o la venta de energía eléctrica a hogares y empresas.

PLAN NACIONAL DE ENERGÍA, AL CONGRESO EN UNA SEMANA

El Ministerio para la Transición Ecológica presentará la semana que viene el esperado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima. La ministra Teresa Ribera llevará al Congreso el próximo 22 de febrero el documento en el que se definirá la hoja de ruta que recorrerá España en esta transición energética y que Bruselas tiene todavía que evaluar en los próximos meses.

El documento, que debía haber sido presentado a finales de 2018, aborda el inicio del cierre del carbón a partir de 2020, adelantó Ribera este lunes. Esta tecnología "saldrá" de manera definitiva del mix energético durante la próxima década y a partir de 2025 se iniciará un "cierre ordenado" de las nucleares. Según Ribera, este plan establecerá "la senda que se considera más coste-eficiente para cumplir los objetivos a 2030".

La ministra recordó que los motores de la transición en la próxima década serán las energías renovables y la eficiencia energética, dos sectores que requerirán inversiones de más de 200.000 millones de euros. De este montante en inversiones, alrededor del 40-45% se destinarán al desarrollo de tecnologías renovables, el 30-35% hacia medidas de eficiencia energética, el 15% estará asociado a redes y otro 4% en electrificación para usos finales, señaló la ministra.

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