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Naturgy descarta que la situació a Algèria pugui suposar un problema per al submNATURGY - Archivo
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Naturgy no tiene previsto recomprar los 110,3 millones de las preferentes emitidas en 2005. La energética mantiene ese saldo vivo de una emisión de 750 millones que realizó Unión Fenosa -antes de la fusión con Gas Natural- y de la que recompró en efectivo 640 millones en 2015. Cuatro años después, no hay planes de lanzar una nueva oferta para aquellos preferentistas que no aceptaron la oferta por el 85% de su valor. La razón es simple. Sale más barato el pago del interés de estas participaciones perpetuas que su amortización total.

La emisión que Unión Fenosa realizó en 2005 fue por un importe nominal de 750 millones dividido en 15.000 participaciones con un valor de 50.000 euros cada una, según informó en su momento al regulador. La remuneración de estas participaciones perpetuas se fijó en el valor del Euribor a 3 meses más un diferencial de 0,65% en los primeros diez años, hasta 2015, y a partir de esa fecha el diferencial aplicable al Euribor se elevaría a 1,65%.

A diferencia de otra emisión de preferentes realizada en 2003, la antigua Gas Natural Fenosa optó por lanzar una oferta de compra de las participaciones de 2005 que no amortizaba el 100% del nominal. Esta oferta se realizó en 2015 y se ofreció la compra de las preferentes al 85% de su valor nominal, es decir, a 42.500 euros por título.

La compañía abrió una ventana de 20 días para que los preferentistas recuperaran esa inversión al valor que se consideró más adecuado en ese momento, apuntan fuentes de la compañía. Según la valoración que hizo Solventis en el momento, este precio suponía una mejora del 8,15% respecto al precio de compra en el mercado secundario.

Aun así, la oferta no convenció a parte de los preferentistas y, a día de hoy, quedan en el mercado unas 2.200 participaciones que le cuestan a Naturgy alrededor de 1 millón al año en dividendos, según consta en las cuentas de la compañía.

El dividendo de estas preferentes se paga por trimestres naturales vencidos, condicionado a la existencia de beneficio distribuible de Naturgy y al pago de dividendo por parte de Naturgy Energy Group. Además, indica la compañía en su informe anual, Unión Fenosa Preferentes -la filial que hizo la emisión-, tiene opción pero no obligación de abonar a los titulares de las acciones preferentes una remuneración en especie mediante el incremento del nominal de las mismas.

La compañía no registra el valor de estas preferentes como pasivo porque Unión Fenosa "no mantiene el compromiso contractual de entrega de efectivo u otro activo financiero, ni la obligación de intercambio de activos o pasivos financieros, estando las circunstancias que le obligan a ello enteramente a discreción de Unión Fenosa". Es decir, ni tiene obligación -como quedó registrado en el folleto y los preferentistas sabían- ni planes de abrir una nueva ventana para amortizar los 110 millones pendientes de esta emisión.

MOLESTIAS ENTRE LOS PREFERENTISTAS

Los planes de la compañía causan molestias entre los preferentistas que mantienen aún títulos de la compañía. Bajo su punto de vista, no encaja que la nueva Naturgy se lance a premiar a los accionistas con generosos programas de remuneración al accionista mientras deja estos títulos en el olvido.

El plan estratégico de la compañía, presentado en junio de 2018, dirige 2.000 millones a la remuneración de los accionistas vía recompra y amortización de títulos, a razón de 400 millones al año si en el ejercicio no se han detectado oportunidades de crecimiento inorgánicas que interesen. Esto se suma a los 6.900 millones que Naturgy ha prometido repartir como dividendo en el período de ejecución de su hoja de ruta para elevar el dividendo por acción un 59%, hasta 1,59 euros por título en 2022.

Las acciones preferentes son activos financieros que puede emitir cualquier empresa y que no otorga cuota de su capital ni derecho a voto en la junta de accionistas. En momentos de estrechez en los mercados financieros, las empresas recurren a este tipo de instrumentos para obtener capital pero los inversores deben tener claras que sus condiciones son complejas: son perpetuas -no tienen fecha de vencimiento salvo una oportunidad de venta después de un periodo establecido- y su rentabilidad no está garantizada. Es decir, las preferentes no son depósitos y, por tanto, no están protegidas por el Fondo de Garantía de Depósitos: si la compañía que los emite quiebra, los inversores pierden el dinero.

Las participaciones preferentes se han ganado su mala fama debido al fraude masivo cometido por bancos y Cajas de Ahorros entre los años 90 y los primeros años de la crisis económica, de 2009 a 2011. Las entidades protagonistas de esta estafa colocaron este tipo de acciones a alrededor de 700.000 clientes sin explicar las complejas condiciones y riesgo que asumían los inversores. Dos ejemplos son Bankia o Caixa Catalunya, que acumulan condenas de devolución de los importes invertidos tras haber incumplido su deber de información.

La emisión de preferentes no es algo exclusivo del sector financiero. Además de Unión Fenosa, otras grandes compañías como Repsol y Telefónica realizaron emisiones de este tipo de activos. Es más, la antigua Gas Natural tampoco es la única que recompra con quita para sus inversores. En el caso de la petrolera, lanzó una oferta de recompra con una quita del 2,5% en 2013.

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