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Juan Carlos Escotet, presidente de AbancaABANCA

Juan Carlos Escotet lanzó ayer su último y más osado intento para salir de la aventura de las cajas gallegas con beneficios. Ante la práctica imposibilidad de sacar Abanca a bolsa, se lanza a por la única entidad mediana en venta, Liberbank, con el objetivo de incrementar su valor por dos vías: por un lado, gana tamaño y sinergias; por otro, logra la justificación para meter la imprescindible tijera en la red de su entidad. Y además, el ajuste lo hará Manuel Menéndez, curtido en estas lides en CCM y que se perfila como hombre fuerte de la fusión.

Hay que recordar que Banesco, el holding del banquero venezolano, se hizo con lo que era Novagalicia (la fusión de Caixagalicia y Caixanova) en diciembre de 2013 al pagar al FROB 1.000 millones, casi el doble de lo que ofrecía el favorito de la subasta, CaixaBank. Entonces se especuló con sus motivos, en especial huir de la crisis venezolana y de posibles embargos por parte del régimen de Maduro. Más allá, todo el mundo dio por sentado que se trataba de una apuesta temporal y que su intención era 'darle el pase' tarde o temprano.

Y lo ha intentado. Pero, tras el fin de la era de los EPA y las subastas a derribo, la única entidad interesada en comprar un banco sin apenas presencia fuera de Galicia es justamente CaixaBank, que tiene su único punto débil en esa comunidad. Y, obviamente, no va a pagar más de lo que no quiso pagar hace cinco años. Ante esa situación, Escotet planteó la salida a bolsa, pero el momento nunca llega: ningún banco tiene el favor de los inversores por la baja rentabilidad del sector ante los aplazamientos de las subidas de tipos, y menos uno regional y muy ineficiente como Abanca.

Porque esa es la madre del cordero. La entidad ha dejado de remitir sus cifras a la CNMV, por lo que se desconoce su ratio de eficiencia, pero los analistas calculan que se puede encontrar en torno al 75% (necesita gastar 75 euros para ingresar 100), muy por encima del 50% aproximadamente de la media del sector. Algo insostenible en tiempos de márgenes bajo mínimos y que solo tiene una solución: recortar costes. Es decir, cerrar oficinas y despedir empleados.

El problema es que hacer eso en las antiguas cajas tiene unas implicaciones sociales muy duras en sus territorios. La propia CaixaBank, que también tenía pendiente el ajuste de su red, ha dejado a Barcelona fuera del ERE. Pues Escotet tampoco se ha atrevido a coger el toro por los cuernos en Galicia.

ESCOTET INICIA SU HUÍDA HACIA DELANTE

Ante la imposibilidad de vender o salir a bolsa, solo le quedaba la opción de la huida hacia delante: realizar una adquisición, que le permita ganar tamaño -lo que, de paso, calma las presiones del BCE en ese sentido-, hacer sinergias aunque solo sean en servicios centrales y justificar por fin el ajuste de plantilla. Y con Liberbank, consigue que se lo haga otro ya curtido en esta batalla como es Menéndez. Con todo ello, será más fácil 'dar el pase' con beneficios a su inversión en España.

El consejero delegado de Liberbank, por su parte, se perfila como el hombre fuerte de la entidad fusionada, algo que habría tenido mucho más difícil con Unicaja por la omnipresencia de su 'maestro' Braulio Medel. Y, además, ha conseguido unas condiciones para sus accionistas -empezando por las antiguas cajas asturiana, cántabra y extremeña- mucho mejores que las ofrecidas por la entidad malagueña.

La operación está envuelta en muchas dudas, que se reflejaron en que ayer la cotización de Liberbank se quedó muy lejos de los 0,56 ofrecidos por Abanca. Y la menor de las cuales no es precisamente de dónde va a sacar el dinero Escotet para pagar en efectivo el 75% de la oferta, como ha prometido.

Es cierto que, como todos los bancos españoles, tiene exceso de capital sobre los requerimientos legales y puede utilizarlo (Bankia va a devolver parte de ese exceso a los accionistas). Pero no es suficiente y uno puede esperar cualquier cosa del hombre que publicó un beneficio (contable) mayor que el de BBVA en su primer ejercicio para poder pagarse dividendos, algo que el FROB impidió hasta que no pagara el grueso de los 1.000 millones que debía al Estado español. ¿Ampliación de capital? ¿Emisión de bonos?

Esta nebulosa se completó ayer a última hora con un ultimátum a Liberbank para darle acceso a sus libros en una semana. Todas estas incógnitas deben despejarse en las próximas jornadas, porque ahora mismo no se puede descartar nada, ni siquiera que al final sí haya fusión con Unicaja o que fallen las dos operaciones. También sería deseable que tanto el Banco de España como la CNMV solicitaran e hicieran pública toda la información que le falta al mercado, empezando por la financiación de la opa.

Pero lo que es innegable es que el venezolano ha lanzado su órdago definitivo. Veremos si a la tercera va la vencida.

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