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FLORIAN KNODT/BROADCOM - Archivo

Tensión entre China y Japón tras las anuncias restricciones del país nipón a las exportaciones de chips. La medida de Tokio emula otras decisiones tomadas por Estados Unidos y aliados como Países Bajos, un movimiento que no ha gustado a Pekín, que ha pedido a su vecino que no apoye las “tácticas intimidatorias” de Washington.

“Estados Unidos ha utilizado tácticas intimidatorias para suprimir brutalmente la industria japonesa de semiconductores, y ahora vuelve a utilizar las mismas tácticas contra China. Lo que no queráis, no se lo hagáis a los demás”, ha señalado Qin Gang, ministro de Asuntos Exteriores chino, a su homólogo japonés Yoshimasa Hayashi el pasado domingo, según un comunicado del ministerio chino.

Según Qin, el embargo propuesto por Estados Unidos “solo servirá para inspirar aún más la determinación de China de valerse por sí misma”.

Los comentarios parecen indicar que Pekín está adoptando un papel más activo frente a un régimen de sanciones estadounidense que desde finales del año pasado intenta restringir las exportaciones mundiales de semiconductores a China continental, a medida que las relaciones entre ambas potencias se deterioran progresivamente.

Las medidas anunciadas por Japón el pasado viernes se aplicarán a 23 tipos de equipos de fabricación de semiconductores. Las restricciones japonesas se aplicarán a los equipos suministrados por grandes empresas tecnológicas como Tokyo Electron, Sony y Nikon y afectarán a exportaciones que van desde herramientas utilizadas para limpiar obleas de silicio hasta máquinas de litografía por inmersión. Cabe recordar que China es el mayor socio comercial de Japón.

“Estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad como nación tecnológica para contribuir a la paz y la estabilidad internacionales”, declaró el Ministerio de Comercio nipón. Asimismo, el ministro de Comercio, Yasutoshi Nishimura, aseguró que la medida no estaba coordinada con las sanciones impuestas por Washington contra Pekín. “Si nuestras exportaciones no se destinan a usos militares, seguiremos exportando. Creemos que el impacto en las empresas será limitado”, subrayó.

El año pasado, el Departamento de Comercio de Estados Unidos introdujo una amplia normativa para impedir que China obtuviera o fabricara chips avanzados, una medida que, según los analistas, podría frenar la ambición nacional de la segunda economía mundial en el sector de los semiconductores.

La neerlandesa ASML ordenó el pasado octubre a sus empleados en Estados Unidos que dejaran de prestar servicios a clientes chinos. Asimismo, Ámsterdam anunció el mes pasado una serie de limitaciones a la exportación de equipos avanzados de fabricación de chips a China.

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