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Ángel Ron, presidente de Banco Popular.AGUSTIN IGLESIAS - Archivo

La Audiencia Nacional abrió el martes sus puertas a Reyes Calderón, la exconsejera de Popular que presuntamente urdió la sucesión de Ángel Ron al frente del banco con el apoyo del accionista mexicano Antonio del Valle. En su declaración ante el juez, Calderón, lejos de retractarse sobre haber sustituido al máximo ejecutivo del banco por Emilio Saracho, se reafirmó al señalar que fue el mercado el que pidió un cambio de gestión y ella tuvo que recoger el encargo por su papel como presidenta de la comisión de nombramientos y consejera coordinadora.

El eje principal de la causa penal que investiga los últimos meses de Popular como entidad independiente es la ampliación de capital que el banco lanzó en mayo de 2016 y, por lo que parece, lo fue también para la salida de Ángel Ron del banco.

Lo es tanto que protagoniza una de las dos piezas en las que se divide la causa, por la que Calderón tuvo que rendir cuentas ante el juez el lunes.

En su declaración, explicó al juez instructor de la causa, José Luis Calama, que en la primavera de 2016 el banco realizó un road show con motivo de la ampliación de capital en el que percibió que los analistas e inversores necesitaban un cambio de gestión en la entidad para confiar en ella, de acuerdo con fuentes jurídicas presentes en la declaración. Dicho y hecho. El banco tomó las riendas de la situación y decidió destituir a sus máximos gestores.

Primero fue el turno de Francisco Gómez, su consejero delegado, que había aterrizado en este cargo tres años antes. En ese periodo le dio tiempo a estar al frente de la ampliación de capital que la entidad lanzó en mayo de 2016 por 2.500 millones de euros y su salida se produjo, precisamente, al término de esta operación, en el verano de ese año.

No obstante, el propio Gómez, que ya ha desfilado por la Audiencia Nacional, le dijo al juez que no conocía los motivos de su despido y acusó a Ron de no comunicarle que el consejo de administración tenía previsto destituirle de su cargo en una reunión a la que, además, no fue invitado. En todo caso, apuntó a Calderón como impulsora de su despido.

No en vano, la exconsejera era la presidenta de la comisión de nombramientos y, por tanto, la máxima responsable de la gobernanza de la entidad. Así se lo explicó ella misma al juez durante una declaración en la que rechazó valorar la gestión de Ron y de Saracho, la persona que eligió para sustituir a quien fuera presidente de la entidad durante los trece años anteriores.

Una vez que Gómez salió del banco, empezó a fraguarse la destitución de Ángel Ron. Hace veinte días, cuando se presentó ante el juez, el expresidente de Popular acusó a Calderón de tomar las riendas del proceso sin tener atribuciones para ello, algo que la exconsejera negó rotundamente este martes ante el juez. De hecho, defendió que tenía autoridad para dirigir su sustitución, pues su cargo la avalaba para ello.

En lugar de intentar encontrar a alguien dentro de la casa, como era tradición en Popular, Calderón encargó la búsqueda de un relevo para Ron a una firma de heahunters, Spencer and Stuart, que puso sobre la mesa el nombre de Saracho, entre otros candidatos. La entidad terminó decantándose por él.

JAIME RUIZ PRESIONÓ

En este proceso tuvieron mucho que ver los accionistas mexicanos de Popular. Si bien durante la declaración de Calderón la figura de Antonio del Valle quedó “desdibujada”, la exconsejera reconoció presiones por parte de su sobrino, Jaime Ruiz, que estaba sentado en el consejo de administración de Popular en representación de estos accionistas, siempre según fuentes jurídicas presentes en la declaración.

Ruiz, actual presidente del consejo de administración de la Bolsa Mexicana de Valores, habría sido, según la versión de Calderón, el que más empujó para que Ron saliera del banco siguiendo, muy probablemente, las órdenes de Del Valle.

Tras algunas semanas de informaciones cruzadas y rumores, el banco convocó un consejo de administración en diciembre de 2016 para destituir al entonces presidente. Finalmente, la salida de Ron llegó en febrero de 2017, concretamente en la junta extraordinaria convocada por la entidad para poner a Saracho a los mandos de la entidad.

Con todo, Calderón explicó al juez que, lejos de urdir su sucesión a escondidas, Ron estaba al tanto de todo, una versión muy distinta de la emitida por el propio expresidente del banco, que, además, contó al juez que la intención de Saracho en el banco no era gestionarlo, sino hundir sus acciones para venderlo a precio de derribo. A la escritora Reyes Calderón, sin embargo, esta versión le parece “una novela”.

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