cataluna-manifestacion-bandera-espana-560x315

El ritmo de constitución de nuevas empresas en Cataluña se ha seguido desplomando en agosto un 16,6% en términos interanuales, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), una situación que, si bien aún no es estructural, no tiene visos de remitir hasta el fin de la década. Eso sí, la tendencia que arrancó justo después del 1-O sólo se revertirá “si se normaliza la situación política en la región”, puntualiza Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas (CGE).

Este organismo destaca que desde el referéndum ilegal de independencia de 2017 se han dejado de crear en la comunidad 1.269 empresas. Una cifra que, sumada a la de las más de 3.000 empresas que cambiaron su sede social, de acuerdo con la Generalitat -4.500 según el colegio de registradores-, ha provocado que el frenazo en el crecimiento de Cataluña supere en un 0,2% al experimentado en España este año.

En el segundo trimestre de 2017, el PIB avanzaba en la comunidad a un ritmo del 1,3%, frente al del conjunto del Estado, que era del 0,9%, según datos de varias fuentes recogidos por el CGE. Este año, en cambio, Cataluña ha crecido de enero a junio entre un 0,9% y un 0,8% y España lo ha hecho al 0,6%, así que mientras el país ha perdido un 0,3%, la región, que representa el 20% del PIB global, se ha ralentizado entre un 0,4% y un 0,5%, según cifras compiladas por el Consejo de Economistas.

Pedraza explica este efecto porque las repercusiones de la debacle económica que sufrió la comunidad autónoma “se notan más en el largo plazo”, especialmente en “la creación de nuevos puestos de trabajo y de nuevas empresas” y avisa que la desaceleración en la economía, tanto catalana como española, persistirá en los próximos años. Matiza, eso sí, que se producirá en un contexto de “agotamiento del ciclo económico alto” a nivel europeo y mundial, tal como se desprende del Observatorio Económico del mes de octubre.

En cualquier caso, la moderación estatal se encuentra en línea con las perspectivas señaladas por el Gobierno de España a principios de 2018 y por el consenso de las previsiones, que estiman que el crecimiento sea del 2,8% en 2018 y del 2,2% en 2019, cuando caerá casi un punto respecto a 2017 (3,1%).

Cataluña tiene una industria “fuerte y consolidada” que no se ha inmutado ante la pugna institucional

SEÑALES DE FORTALEZA

Con todo, el presidente de la Comisión Financiera del CGE quiere enviar un mensaje optimista y reitera que se alcanzará un entente que ponga fin a las tensiones políticas entre el Gobierno central y la Generalitat. Y augura que está cercano el día en que la población se dé cuenta de que se embarcaron en una “quimera”. No obstante, no se puede obviar que “el daño está hecho y la sangría empresarial no se reducirá en el corto plazo”. Aunque considera que las repercusiones entran dentro de lo normal ante el temor de los empresarios de quedarse “fuera de Europa” en el caso de una hipotética secesión.

Aún así, subraya Pedraza que el tejido productivo catalán ha tenido dos sectores que han aguantado el tirón y siguen igual de fuertes que antes de la pugna por la independencia de la región. En primer lugar, expone, Cataluña tiene una industria “fuerte y consolidada” que no se ha inmutado ante la pugna institucional y en la que sólo una hecatombe podría hacer mella. En segundo, destaca el economista la buena salud de las exportaciones, que crecieron casi un 3% en los seis primeros meses del año y aglutinan el 25,3% del total de las exportaciones españolas.

LOS INVERSORES PREFIEREN MADRID

Pero la buena salud de estos dos segmentos contrastan con el duro golpe recibido en las inversiones en la región, en contraste con el crecimiento visto en Madrid, por ejemplo. Desde enero hasta inicios del verano, Cataluña perdió un 40,9% de capitales provenientes del exterior, mientras que Mardid captó un 43% más.

Unas cifras que se ven apoyadas por las del INE: en el caso catalán, en agosto el capital suscrito en las sociedades creadas cayó de 80.280 millones de hace un año a 34.700 millones, menos de la mitad; mientras que en Madrid subió de 33.600 a 48.800. Los inversores y empresarios evitan hacer nuevas operaciones o asumir mayores riesgos en la comunidad debido a la inseguridad jurídica que aún persiste, explican gestores de fondos a Bolsamanía.

Este hecho explica que sea la capital uno de los destinos favoritos de los flujos de capitales y de la creación de nuevas empresas, junto con Valencia. Mientras en Cataluña este dato se desplomaba casi un 17%, en la comunidad de Madrid se incrementó más de un 18%, mientras en la Comunidad Valenciana lo hizo un 11,6%.

Noticias relacionadas

contador