El Congreso quiere poner coto a los altos intereses de demora que algunas entidades imponían en las hipotecas firmadas durante los años previos a la crisis. Los grupos han decidido limitar estos diferenciales al interés del préstamo hipotecario más tres puntos porcentuales, lejos de los intereses cercanos al 20% que llegaban a exigir las entidades.
El borrador de la ley hipotecaria que el anterior Gobierno llevó al Congreso limitaba a tres veces el interés legal del dinero la cantidad que un prestatario debía abonar por retrasarse en los pagos de las cuotas de la hipoteca, es decir, un 9%. Los grupos parlamentarios que debaten la futura norma, sin embargo, han dado un paso más.
En la reunión de la ponencia de esta ley celebrada el martes, los partidos han decidido que estos intereses deben limitarse a tres puntos porcentuales por encima del interés al que se concede el préstamo hipotecario. Así, los límites a los intereses de demora serán diferentes en cada hipoteca.
Esta medida supone otra mala noticia para las entidades financieras, que en los años previos a la crisis (hasta 2013, cuando se cambió la ley para limitarlos) llegaron a imponer intereses de demora superiores al 20%. En consecuencia, protagonizaron una batalla judicial que terminó con la limitación de estos intereses a dos puntos por encima del interés del préstamo por orden del Tribunal Supremo, una decisión que fue avalada por la Justicia europea.
Esta medida se une, además, a otras iniciativas que se incorporarán a la ley, como el incremento del número de cuotas impagadas necesarias para que el banco inicie un proceso de ejecución, el paso previo a un desahucio. Asimismo, los bancos deberán asumir todos los gastos de constitución de la hipoteca salvo el de tasación, que recaerá en el cliente. Esta circunstancia, con toda probabilidad, encarecerá el precio de las hipotecas, aunque dependerá también de la dinámica competitiva.
En todo caso, dado que los intereses de demora ahora estarán ligados al precio de la hipoteca, si los diferenciales suben por la mayor asunción de costes de los bancos, también aumentará el coste que los clientes tendrán que pagar por retrasarse en los pagos.
