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Los europeos están llamados a las urnas entre el 23 y el 26 de mayo para elegir a los 751 diputados que formarán el nuevo Parlamento Europeo, y en todos los países hay una preocupación latente: el ascenso del populismo que pronostican todas las encuestas. Aunque no lograrán mayoría, es posible que los partidos populistas y euroescépticos puedan superar los 200 escaños en la próxima legislatura, lo que pondría muchas trabas al proyecto europeo. De hecho, según Goldman Sachs, una de las cosas que corre peligro es la unión bancaria.

En un reciente informe titulado 'Elecciones europeas: ¿qué está en juego?', el banco estadounidense explica que el populismo amenaza la supremacía de las familias políticas moderadas en la Eurocámara, lo que "probablemente limitará el alcance de la reforma de la Unión Económica y Monetaria (UEM) o de una integración europea más amplia a corto y medio plazo". Y eso puede convertirse en un problema, sobre todo teniendo en cuenta que ese es uno de los principales retos de la UE en esta legislatura.

Está pendiente culminar la unión bancaria, asunto que está sobre la mesa desde hace años y que la UE pretendía cerrar cuanto antes. Sin embargo puede que ahora las cosas se compliquen porque los populistas tendrán "mayor capacidad para interrumpir, ralentizar o bloquear todo", dice Goldman, que cree que una de las áreas más afectadas será, precisamente, la de la integración económica.

Un tema sobre el que ya alertaba hace unos días el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), el español Luis de Guindos. En un discurso en Bruselas dejó claro que no se puede perder de vista esta prioridad. "El impulso político detrás de la finalización de la unión bancaria esta desapareciendo. Esto podría llevar a que los bancos vuelvan a centrar sus actividades en sus mercados domésticos al anticipar que la unión bancaria permanecerá incompleta, lo que llevará a más fragmentación", dijo el banquero.

Esta no es la primera vez que Guindos habla de la importancia de fomentar el crecimiento y profundizar en la UEM, ya que ha defendido en más de una ocasión la necesidad de diseñar una nueva estrategia común que permita llevar a cabo esta tarea, aunque el asunto se ha ido postergando por la falta de acuerdo entre los Estados miembro. De ahí sus palabras y las del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que este lunes aprovechaba su intervención en una conferencia en Londres para reclamar más integración fiscal en la Unión Europea y avanzar en la Unión Bancaria y del Mercado de Capitales, ya que el sistema financiero europeo sigue siendo "frágil y fragmentado".

España es uno de los países que han defendido con más ahínco, y sobre todo de cara a la cita electoral, que las prioridades europeas para los próximos cinco años giren sobre la idea de seguir reforzando la Unión Económica y Monetaria. Entre sus propuestas está la del "diseño y gradual implementación de un Sistema Europeo de Garantía de Depósitos (EDIS)", un presupuesto para la Eurozona con una función estabilizadora, o la creación de un Tesoro Europeo que pueda emitir deuda europea.

La última encuesta del Eurobarómetro revela que el 74% de los ciudadanos de los países de la zona del euro favorecen la Unión Económica y Monetaria (UEM) con una moneda única, el euro. Aquellos que piden profundizar en ella señalan que esa es una razón de peso para que los gobiernos adopten las medidas necesarias que permitan hacer más robusta y resistente a los choques a la zona euro. El problema es que ahora el populismo puede complicar esa tarea.

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