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La economía catalana se desacelera. De la mano de la ralentización del crecimiento en el Estado y por la coyuntura más débil, el PIB de Cataluña podría crecer un 1,8% en 2019, y aumentar en un 1,6% en 2020, tras haber crecido un 2,3% en 2018, avisa BBVA Research. Además, los disturbios y las protestas en la región desde la publicación de la sentencia del 1-O han provocado una erosión de una o dos décimas.

"En 2019 la actividad económica arrancó a un ritmo similar a del año pasado, pero se empiezan a notar síntomas de un menor avance en la segunda parte del año", reza el informe presentado este miércoles. Así, en el primer semestre de 2019, el PIB regional podría haber aumentado en torno al 0,4-0,5% trimestral (alrededor de un 2% en términos anualizados). Sin embargo, "tanto los datos coyunturales como los resultados de la oleada del tercer trimestre de la Encuesta BBVA de Actividad Económica en Cataluña señalan una desaceleración del crecimiento, que se situaría en torno al 0,3% en promedio durante la segunda parte del año".

O lo que es lo mismo, la tensión política y los altercados que se producen dese mediados de octubre podrían haber restado "entre una y dos décimas al PIB", según el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, lo que supone alrededor de 2.500 millones de euros. El cálculo que ha hecho Cardoso se basa en la caída del gasto en tarjetas de los catalanes, un 5%, más el de los turistas, alrededor del 15%, en el último mes.

Eso sí, si la crisis catalana, el impacto debería ser limitado. El economista califica las repercusiones, no obstante, de "leves". El análisis también refleja que "a nivel doméstico, la incertidumbre en el conjunto de España podría estar afectando las decisiones de gasto de empresas y familias". Así, "la ralentización en el avance del consumo privado podría estar reflejando además otras razones, como algunos cambios estructurales en los patrones de consumo por las tendencias demográficas, por la incertidumbre regulatoria en algunos sectores -como el de automoción o la vivienda- o como consecuencia de cambios tecnológicos".

Sin embargo, arrojan datos positivos también. "La economía española y la catalana se encuentran ahora mejor preparadas que en otros episodios para enfrentar un entorno de menor crecimiento", asegura el informe. "Los niveles de endeudamiento de empresas y familias se han reducido, el sistema financiero presenta adecuados niveles de liquidez y capitalización y no se percibe que se hayan generado desequilibrios en algunos sectores o mercados, como el inmobiliario o el laboral". Además, las ganancias de competitividad se mantienen y el cambio hacia una economía más abierta se ha consolidado", redondean.

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