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Tenemos obstáculos importantes para el crecimiento mundial que han aumentado significativamente el riesgo de recesión, especialmente en Europa. La guerra en Ucrania ha agregado un 'shock' a una economía global que aún no se había recuperado por completo del anterior 'shock' de la pandemia del Covid-19. El resultado es que la inflación no encuentra techo y no tiene pinta de que vaya a dejar de subir. La economía mundial también corre un riesgo creciente de estanflación y potencialmente de más recesiones.

A corto plazo, la inflación de la zona euro podría subir hasta el 8% o incluso el 9%, estiman en Danske Bank. Hay que recordar que el Índice de Precios al Consumo ya está en casi el 6%, el triple del objetivo oficial del Banco Central Europeo (BCE). "Solo hay una cura a corto plazo. Mientras se reduzca la oferta, la demanda tiene que bajar. De lo contrario, seguirá habiendo demasiada demanda en relación con la oferta. Eso muy bien puede requerir una recesión en la demanda y, por lo tanto, en toda la economía", apunta la entidad alemana.

Como explican, la guerra en Ucrania ha agregado un gran 'shock' de oferta a una economía global donde la oferta aún no se había recuperado por completo del anterior 'shock' relacionado con la pandemia. "Además de la mano de obra reducida que contribuyó a la escasez generalizada de mano de obra, el mundo se enfrenta ahora a una reducción en el suministro de otro importante factor de entrada a la producción: las materias primas. Con gran parte de la oferta rusa y ucraniana eliminada de la ecuación en los mercados de petróleo, muchos mercados de metales y de granos, el mundo se enfrenta a una mayor escasez. Cualquier empresa que produzca o adquiera componentes en Rusia o Ucrania también se enfrentará a nuevas interrupciones en el suministro".

Creen que es probable que parte de la disminución de la demanda ocurra por sí sola. "Las empresas podrían suspender algunas inversiones planificadas debido a la renovada incertidumbre sobre las perspectivas. La demanda de los consumidores también se está viendo afectada por la erosión del poder adquisitivo debido al aumento de la inflación, ya que, en particular, los precios de la energía y los alimentos suben. A corto plazo, la inflación hasta reducir un 6% los salarios reales", aseguran.

Podría darse el caso, además, de que se necesite una recesión en la demanda para estar más en línea con una oferta global que se ha reducido y ha causado nuevas escaseces en insumos clave para la producción, lo que ha dado lugar a renovadas presiones inflacionarias agudas.

"Si efectivamente entramos en recesión, esperaríamos que fuera bastante corta, ya que un auge de gasto de capital impulsado por el público dentro de los sectores energéticos, tanto en petróleo como en inversiones verdes, sustentará la demanda. Esto también aumentaría el suministro mundial de petróleo a medio plazo y los precios de la energía podrían volver a caer drásticamente", señalan los analistas de Danske Bank.

Sin embargo, "el panorama es extremadamente borroso y cualquier proyección debe tomarse con mucha cautela", avisan, ya que mucho depende de cómo se desarrolle la guerra en Ucrania y lo lejos que lleguen EEUU y la Unión Europea (UE) en términos de embargos energéticos, la acción del gobierno para mitigar el impacto del aumento de los precios de las materias primas, cómo responden los precios de las materias primas y cómo reaccionan las empresas y los consumidores a todo esto. Así, consideran que "estamos (otra vez) en un territorio desconocido y la bola de cristal de repente se ha vuelto muy nublada".

'SHOCK' POTENCIALMENTE ESTANFLACIONARIO

"Justo cuando todos esperaban que el impacto negativo de la pandemia estuviera llegando a su fin, la eurozona se ha visto afectada por otro 'shock' potencialmente estanflacionario. Si bien Rusia y Ucrania no son los principales destinos de exportación de la eurozona, una disminución de dos dígitos en las exportaciones a la región aún podría reducir el crecimiento de la eurozona este año", destacan en ING.

Opinan que deben tenerse en cuenta algunos efectos negativos en la confianza y, por supuesto, un viento en contra mayor debido a los precios de la energía aún más altos. Además de eso, parece que la guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia empeorarán los problemas de la cadena de suministro con un impacto negativo adicional en el crecimiento. No obstante, "pensamos que es demasiado pronto para apuntar ya a una recesión", aunque "con el futuro del conflicto muy incierto, los pronósticos son por definición preliminares", advierten.

Mirando los diferentes impactos negativos de la guerra, "la energía es claramente el talón de Aquiles de la eurozona. Sobre la base de los precios a plazo del gas y el petróleo en diciembre de 2021, el BCE estimó un impacto negativo en el crecimiento del PIB de 0,2 puntos porcentuales en 2022. Sin embargo, los precios futuros han subido más desde entonces, lo que significa que el impacto negativo podría ser ligeramente mayor", estiman.

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