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La subida de la luz ha sido uno de los temas del verano que está a punto de terminar y va camino de convertirse en el tema del otoño, sobre todo por la llegada del frío, que hará que las facturas aumenten aún más. La decisión del Gobierno de suprimir el impuesto del 7% a la generación para rebajar la presión sobre el recibo eléctrico apenas afectará al precio, que muchos expertos creen 'inflado' por la especulación que hay en torno a los derechos de emisión del CO2.

Los derechos de emisión son una especie de tasa medioambiental que las eléctricas deben pagar por contaminar con la generación de energía. Al final de cada año las empresas tienen que entregar suficientes derechos para cubrir todas las emisiones que haya provocado su actividad o, de lo contrario, serán multadas. El problema es que cada vez hay menos derechos disponibles, porque el objetivo de este régimen de comercio de derechos de emisión (RCDE UE) puesto en marcha por la Unión Europea en 2005 es ir reduciendo cada vez más las emisiones de CO2 a la atmósfera, lo que ha hecho que surja una fuerte especulación en torno a ellos.

La UE considera que cuantos menos derechos haya disponibles menos energía se producirá usando combustibles fósiles como el carbón o el gas natural

"La especulación puede ser una de las razones del precio actual de los derechos de emisión de CO2", señala José Pablo Chaves, investigador del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia Comillas. Emitir una tonelada de CO2 costaba el año pasado alrededor de 5 euros y ahora cuesta unos 21, aunque el precio de los derechos de emisión ha llegado a tocar los 25 euros. "Si la cantidad de derechos disponibles es grande, el precio es bajo, pero ahora que hay menos derechos, el precio ha subido mucho", resalta este experto.

La UE considera que cuantos menos derechos haya disponibles menos energía se producirá usando combustibles fósiles como el carbón o el gas natural, que son los que más CO2 lanzan a la atmósfera. Sin embargo, esta teoría no se cumple en España, dado que la generación depende mucho de los fenómenos meteorológicos y de si estos permiten dar entrada a las renovables (si hay suficiente agua, viento y sol para que entren en funcionamiento las estaciones hidráulicas, eólicas o fotovoltaicas), por lo que en la generación aún tienen mucho peso los combustibles fósiles.

Estos derechos de emisión los otorga la UE a cada país, y luego son los gobiernos los que se encargan de 'venderlos' a las compañías que los soliciten. Aunque si una empresa reduce sus emisiones puede conservar sus derechos sobrantes para cubrir necesidades futuras o venderlos a otra empresa que no tenga suficientes. Algunas empresas necesitan más derechos de los que tienen en su poder, sobre todo para evitar posibles sanciones, por lo que intentan obtener los derechos que les faltan y es en esos casos en los que se estaría produciendo la mencionada especulación, ya que aquellos que cuentan con esos derechos de sobra estarían aprovechando para sacar rédito de la situación.

"Ciertas empresas podrían estar comprando los derechos y especular con ello", reconoce Chaves. Y no es el único. Manuel Fernández, director de la comercializadora de electricidad AEQ, no descarta que pueda haber cierto componente de especulación en la fuerte subida de los derechos de emisión de CO2 que se ha producido este año (se ha multiplicado por cuatro), aunque deja claro que no hay ninguna prueba de ello.

No obstante, a su juicio, cree que lo que más está influyendo en el precio de estos derechos es la reforma del RCDE UE, que va a entrar en vigor en enero de 2019, en la que se contempla la retirada de derechos. "El mercado descuenta que habrá escasez, y eso está haciendo que aumente su precio", señala Fernández. Además, asegura que el precio de 5 euros que había hace un año ha demostrado "no funcionar" porque no desincentivaba las emisiones. Por eso cree probable que dentro de poco los derechos de emisión se eleven hasta el entorno de los 35 euros.

¿CÓMO INFLUYE EL CO2 EN EL PRECIO DE LA LUZ?

Los derechos de emisión de CO2 deben ser asumidos por las empresas, pero lo cierto es que están repercutiendo directamente en la factura de los clientes. "Las energéticas reflejan el coste del CO2 en sus ofertas, y al final eso se nota en el recibo", explica Francisco Valverde, consultor energético y analista del mercado eléctrico.

Y aunque la subida del precio de estos derechos está afectando a los consumidores, lo cierto es que a la vez le está viniendo muy bien al Gobierno, que va a ingresar más por las subastas de CO2 de lo inicialmente previsto. Las estimaciones apuntan a que la recaudación se ha multiplicado casi por tres y que este año ascenderá a 1.400 millones de euros. Hasta ahora el Estado ingresaba unos 500 millones de euros en este concepto.

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