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A Beijing streetFlickr/michel_china

Los esfuerzos del Gobierno chino, anunciados este martes en su plan económico anual, para mitigar los riesgos que lastran el crecimiento de la segunda potencia mundial serán en vano. Capital Economics ha avisado que la ralentización del país, cuya economía se expandirá entre un 6% y un 6,5% este año, su peor ritmo en tres décadas, dinamitará su PIB hasta el 2% a lo largo de la próxima década.

En una conferencia en Singapur, recogida por la CNBC, la firma Capital Economics ha avisado de que el tiempo de que "el país asiático supere al resto de potencias emergentes está próximo a su fin". Su jefe económico para la región de Asia, Mark Williams, ha defendido que los riesgos que dejarán una mordida de más del 4% en el PIB del país son numerosos y justifican su predicción, muy por debajo de la del Fondo Monetario Internacional (FMI) que estima un ritmo del 5% - 6% en los próximos años.

Los oradores en la conferencia señalaron una serie de riesgos, así como cambios demográficos en la segunda economía más grande del mundo. Eso incluye su problema de deuda, la disminución de la fuerza laboral y los motores de productividad cada vez más débiles.

El problema de la deuda de China no desaparecerá, ya que la verdadera preocupación es la deuda corporativa y la deuda de los hogares, no la del gobierno, dijo Julian Evans-Pritchard, economista de China de Capital Economics en la conferencia. Culpó los crecientes niveles de deuda de las prácticas de préstamos deficientes.

Aparte de este problema, Williams tam bien aseguró que los motores subyacentes del rápido crecimiento de la economía del país también se están desvaneciendo. Citó una fuerza laboral en declive, afectada por su Política de Un Niño introducida en la década de 1970, y el debilitamiento de los impulsores de la productividad.

En un informe de enero, Capital Economics proyectó que una disminución de la fuerza laboral podría resultar en una disminución de alrededor del 0,5% en el crecimiento del PIB para 2030. Pero "el principal obstáculo para China provendrá de un crecimiento de la productividad mucho más débil", agregó Williams.

Si bien muchos mercados emergentes dependen de las exportaciones para impulsar la productividad, la participación de China en el mercado del comercio exterior ya es muy grande y tendrá que depender más del crecimiento interno para impulsar la productividad, dijo.

"La única forma de aumentar la productividad, si no puede hacerlo invirtiendo y construyendo más, es aumentar la productividad en los trabajadores (...) Significa que quiere que sus empresas se acerquen más a la frontera tecnológica", concluyó Williams.

LAS MEDIDAS DEL GOBIERNO

Para combatir las amenazas a su economía, China ha anunciado un paquete de reducción de los impuestos en 2019 por valor de 2 billones de yuanes, con tal de amortiguar esta desaceleración, al tiempo que el Gobierno del gigante asiático trata de lidiar con la deuda.

En particular, el primer ministro dijo que la tasa del impuesto al valor agregado para el sector manufacturero se reducirá al 13% desde el 16%, mientras que la tasa de transporte y construcción se reducirá hasta el 9%, desde el 10% actual.

Además, Li anunció planes para aumentar la financiación de las infraestructuras del país: este año se emitirán alrededor de 2,15 billones de yuanes en bonos especiales del gobierno local para satisfacer las necesidades de gasto de proyectos clave. Un bono especial es un tipo de activo de deuda, que Pekín creó después de una represión anterior de los préstamos no bancarios, por lo que proyectos como ferrocarriles y carreteras aún pueden obtener financiamiento.

Según el mismo documento, la inflación en China se espera este año en torno al 3%. En cuanto al déficit presupuestario en 2019, el texto lo sitúa en un 2,8% o 2,76 billones de yuanes (unos 411.000 millones de dólares), un 0,2% más que el año pasado.

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