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El Banco de España continúa vigilando de cerca la evolución del crédito al consumo en el sector financiero español. En su último Informe de Estabilidad Financiera, el supervisor alerta de que sigue creciendo este tipo de crédito a tasas de dos dígitos, a pesar de haber experimentado una desaceleración durante el segundo semestre del año. En todo caso, la institución no aprecia riesgos sistémicos en el sistema financiero español, ni siquiera en este segmento.

“Resulta necesario mantener un seguimiento estrecho de la evolución del crédito al consumo, así como del mercado inmobiliario, prestando atención especial a los criterios de concesión del crédito en estos sectores”, advierte el supervisor en este informe, en el que dedica un apartado a los determinantes del crédito al consumo.

El Banco de España explica que el crédito al consumo ha crecido en 30.000 millones de euros entre 2015 y 2018, llegando a los 90.000 millones de euros en diciembre del pasado año, lo que implica un incremento del 40%. El aumento se ha debido, principalmente, al crédito para adquisición de bienes de consumo duradero, que ha crecido a tasas del 20% desde finales de 2016. A pesar de todo, la concesión de crédito al consumo se ha desacelerado en el segundo semestre de 2018.

Los bancos siguen recurriendo a este segmento de crédito, más rentable que otros, como una de sus principales fuentes de producción, si bien el Banco de España apunta a las financieras como responsables de parte del impulso a este sector y, de hecho, señala que la mayor parte del crédito que conceden está destinado a bienes de consumo (el 67% en diciembre de 2018).

El Banco de España destaca, no obstante, que se ha producido una desaceleración en la concesión de este tipo de crédito en los últimos meses, lo que se debe a diferentes factores, entre ellos la competencia, por “el deseo de entidades con menor cuota de mercado de ganar peso en este segmento”.

Sin embargo, advierte que la morosidad está aumentando también a tasas de dos dígitos y, al contrario que el crédito al consumo, se está acelerando, algo que “pone de manifiesto una cierta fragilidad de la demanda de crédito en un contexto macrofinanciero muy benigno”.

El supervisor no aprecia aún ningún riesgo sistémico en este segmento, por lo que no tiene en mente utilizar sus herramientas macroprudenciales, como la posibilidad de restringir el crédito, de la que dispone el supervisor desde hace unos meses.

No obstante, advierte que va a seguir de cerca la actitud de las entidades, pues la evolución del crédito al consumo requiere “un aumento de la vigilancia en las condiciones de concesión de operaciones crediticias y el seguimiento a las entidades más dinámicas en este segmento”.

CAPITAL Y RENTABILIDAD

Además, el supervisor manda otros recados a los bancos. Como ha hecho en otras ocasiones, les anima a reforzar su capital y mejorar su rentabilidad a través de dos vías: diversificar sus ingresos y reducir “racionalmente sus costes”.

Coincide así con el Banco Central Europeo (BCE), que recientemente pedía a las entidades financieras intensificar sus esfuerzos para superar los retos estructurales a los que se enfrentan mediante ajustes de las redes comerciales y recorte de los costes de personal, pero también a través de mejoras en la digitalización y reducciones en su cartera de créditos dudosos.

Además, alerta de que las vulnerabilidades estructurales de la economía española condicionan fuertemente el impacto de los riesgos sobre el sistema financiero, como la alta deuda pública y la posición exterior deudora neta. Asimismo, anima a las familias a continuar con el desapalancamiento.

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