• Cristiano puso por delante al equipo de penalti
  • Buen partido de Benzema. Bale, muy impreciso en la definición

El Real Madrid ha dicho adiós a la final de Berlín después de empatar 1-1 ante la Juventus de Turín, resultado que sumado al 2-1 de la ida elimina al equipo blanco de la competición y le deja con muy pocas opciones de títulos en esta temporada.

Se acabó la Champions para el Real Madrid y se acabó la temporada. En caso de que no haya huelga en la Liga, le restan dos partidos en los que sólo dos derrotas del Barça le darían algo de opción. En resumen: un duro mes por delante antes de las vacaciones, en el que verán como el conjunto azulgrana se juega los tres títulos mientras ellos terminan la campaña en blanco.

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Quizá lo peor sea la forma de caer, empatando en casa cuando se habían puesto por delante y tenían todo de cara para acceder a la final y eliminados con un gol de un ex madridista de cuna como Morata. El canterano neutralizó la ínfima ventaja blanca y deja a su ex equipo hundido en una temporada nefasta.

Y eso que el ambiente y la tónica del equipo invitaban al optimismo. El Real Madrid salió enchufado al Bernabéu, llevado en volandas por un público unido para la ocasión que animó, como suele ser costumbre, los primeros 20 minutos del encuentro. Entre medias, Cristiano mandó a la red un penalti cometido sobre James y logró dar esperanza a la parroquia blanca.

MORATA EJERCE DE VERDUGO

Pero la historia no iba a terminar bien. El equipo blanco dispuso de muchas ocasiones para ampliar la ventaja, terminó tirando 22 veces a puerta, pero sin precisión. Benzema bordó los 60 minutos que jugó y Marcelo fue un puñal por la banda izquierda, sirviendo centros y asociándose con Cristiano y James. Bale apoyó un poco más al equipo en defensa y dispuso de múltiples ocasiones para lograr el tanto, pero se le escapó.

Ese fue hoy el talón de Aquiles del equipo: la efectividad. Porque a la Juve le hizo falta muy poco para empatar el partido y tomar una ventaja definitiva. Un desajuste defensivo dejó solo a Morata, que empaló una volea desde el área pequeña para acuchillar a sus antiguos compañeros.

El gol fue todo un jarro de agua fría para el equipo, que acusó el bajón anímico a pesar de que no lo dejó de intentar en todo lo que restaba. Ese es el único consuelo que puede llevarse el conjunto blanco, al que las lesiones en momentos clave del año y la falta de suerte han propiciado que este año termine sin ninguno de los tres títulos en juego.

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